Jue 12.03.2015
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CINE › VOLEY, ESCRITA, DIRIGIDA Y PROTAGONIZADA POR MARTíN PIROYANSKY

Comedia sexual de una noche en el Tigre

En el segundo largo de Piroyansky hay vino, porro, unos honguitos alucinógenos y pronto los chicos van a empezar a entrar y salir de las habitaciones, con más o menos lógica. Pero cuando la comedia se pone seria no termina de despegar.

› Por Horacio Bernades

Aunque cuando le tocan papeles dramáticos no deja de lucirse, como demostró en La araña vampiro, Martín Piroyansky es a esta altura –dejando a un lado a Diego Capusotto, que juega en otra liga– el mejor actor cómico argentino. El tema es que hasta ahora el cine, o él mismo, o ambos, parecerían no terminar de convencerse. Hasta el momento, su lucimiento en largometrajes se vio acotado a papeles secundarios (Mi primera boda, Vino para robar), episódicos (Excursiones) o como parte de elencos grupales (Cara de queso, Sofacama). Para comprobar que Piroyansky es un capocómico a punto caramelo hay que buscarlo en cortos propios (la gran No me ama, 2010) o de terceros (la igualmente perfecta Un juego absurdo, 2009), o en la webserie Tiempo libre, coescrita, dirigida, protagonizada y coproducida por él junto a la Untref. En todos ellos este graduado de la mejor escuela de comedia de las últimas décadas en Argentina (la serie de cable Magazine for fai, 1995/1998) compone una suerte de Woody Allen veinteañero, lleno de dudas e incertezas, frecuentemente forreado por quienes lo rodean (pero sin llegar jamás al abuso) y particularmente inseguro en lo que hace a las relaciones sexuales y de pareja. Todos esos cortos, y los episodios de la webserie (que duran entre 5 y 10 minutos) pueden verse en YouTube.

Voley no es el debut de Piroyansky (Flores, 1986) como realizador cinematográfico. En 2012 presentó, en el Festival de Mar del Plata, su ópera prima, Abril en Nueva York, comedia romántica indie en la que no actuaba y que no carecía de elementos de interés. El más alto, sin duda, la presentación de Carla Quevedo, actriz pura y simplemente fabulosa. El buen ojo y la muy buena dirección de actores de Piroyansky vuelven a apreciarse en Voley, que, apoyada por una productora de las grandes (Patagonik), sale con aspiraciones de seducir al público joven. Algo así como Comedia sexual de una noche de verano en el Tigre, en Voley un grupo de amigos se junta para pasar Año Nuevo en una casa del Delta. Son chicos y chicas, tienen veintipico, van a pasar varios días solos: habrá cuernos. Típico del personaje-Piroyansky, Nicolás no luce exactamente como el tipo más canchero a la hora de levantarse una chica y, sin embargo (o justamente por eso), no puede parar de ir al frente con todas. Mecanismo cómico asegurado.

Lo más cerca que este hincha de Independiente estuvo hasta ahora de un protagónico, Voley no deja de ser, como el título indica, un deporte colectivo, en el que un grupo de muy buenos comediantes giran alrededor de un cómico solar. Nico curte amistosamente con Pilar (Inés Efron, encantadora y/o amanerada, como quiera verse), pero sin querer saber nada con nada que suene vagamente a compromiso. Nacho, su mejor amigo (Chino Darín, de gran presencia cinematográfica) está muy en pareja con Manuela, su peor enemiga (Violeta Urtizberea nunca estuvo mejor). Se les une el personaje más desdichado: Cata (Vera Spinetta) carga no con uno sino con dos estereotipos bastante descalificadores: es la lesbiana endurecida y venenosa, y la intelectual que “habla en intelectual”. Por lejos, el punto más bajo de la película. El más alto, al menos en algunos sentidos, es Belén (la hasta aquí desconocida Justina Bustos), una rubia que... que... ¡además actúa bárbaro!

Hay vino, porro, unos honguitos alucinógenos de la zona (¿en el Tigre?, ¿dónde?) y pronto los chicos, además de ver duendecitos (buenísimo el gag donde Piroyansky aparece digitalmente empequeñecido, con bonetito rojo) van a empezar a entrar y salir de las habitaciones, con más o menos lógica. Cuando la cosa empieza a derivar de comedia sexual liviana a melodrama de confesiones, caras largas y lágrimas, uno piensa que la profundidad de las relaciones no da para eso. Hasta que se comprende que de lo que la película trata es justamente de eso: del paso de la despreocupación sexual adolescente al momento en que los sentimientos empiezan a aflorar de más adentro. Si esa línea está bien trazada, que se trate de situaciones muchas veces vistas hace que la película –súper bien actuada, muy bien fotografiada– no termine de despegar. Lo que sí hay, claro, son unos cuantos gags imperdibles, para sumar a la Piroyansky Collection: Nicolás bailando sexy, para conquistar a Belén; un polvo con pelos arrancados; un encendedor que se niega a encender en un momento clave; la celebración de Año Nuevo encerrados en un baño, entre explosiones diarreicas; Nico lustrando vajilla a mil en medio de la noche, ligeramente afectado por la inhalación de aceleradores químicos.

6-VOLEY

Argentina,

2014

Dirección y guión: Martín Piroyansky.

Duración: 90 minutos.

Intérpretes: Martín Piroyansky, Violeta Urtizberea, Inés Efron, Chino Darín, Vera Spinetta, Justina Bustos.

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