Lunes, 13 de abril de 2015 | Hoy
CINE › GOOD PITCH ARGENTINA, JORNADA DE EXPOSICIóN DE DOCUMENTALES
El encuentro patrocinado por Sundance Institute y Britdoc se presentará hoy por primera vez en Buenos Aires. Permitirá que los realizadores de cuatro documentales latinoamericanos muestren sus trabajos a fundaciones, marcas comerciales y ONG.
Por Oscar Ranzani
A veces, los documentales tienen un público potencial, pero como no están en condiciones de competir de igual a igual con las ficciones o las producciones mayores por una cuestión de costos de promoción, terminan bajando de cartel rápidamente. Incluso, algunos ni siquiera llegan a estrenarse comercialmente. Pero un documental puede servir no sólo para pasar un buen rato en el cine sino para generar conciencia sobre determinada situación, denunciar una injusticia y abrir un mundo que pudo ser silenciado por diversos sectores del poder. Algo de esto pensaron los fundadores de Good Pitch, un evento patrocinado por Sundance Institute y Britdoc, una asociación de documentales de Gran Bretaña surgida en 2008. Se presentará por primera vez en Buenos Aires hoy a las 14.30 en el Teatro Picadero (Pje. Santos Discépolo 1857).
¿En qué consiste? Se trata de una jornada en la que los realizadores de documentales previamente seleccionados por Good Pitch presentan sus proyectos ante una mesa conformada por interesados en sus films como, por ejemplo, fundaciones, marcas comerciales, políticos, ONG, etcétera. “Los fundadores de Good Pitch vieron que había muchos documentales muy buenos que estaban saliendo y como acá tenían un estreno chico, a los pocos días ya no estaban más en cartelera. Todos esos trabajos de los realizadores no llegaban a ninguna plataforma más grande. Y vieron que eso no podía ser así porque hay películas muy buenas que no están llegando a ningún lado”, comenta la responsable de este evento en la Argentina, la periodista británica Kristie Robinson, en diálogo con Página/12. Robinson –que reside en Buenos Aires desde 2006– tiene claro el panorama: “Obviamente, el documental no puede competir con Disney o algo así. Pero los creadores de Good Pitch pensaron que lo que hacía falta, por ejemplo para una película que tenga que ver con la cuestión ambiental, era que sus responsables pudieran estar en contacto con Greenpeace para decirles: ‘Estamos haciendo este documental. Tal vez ustedes están interesados’”, según relata. “Pensaron que había que ver cuál era el contenido del documental en cada caso y las organizaciones que están trabajando en esa cuestión y, por lo menos, conectarlas con los realizadores”, explica Robinson.
La jornada en Buenos Aires (su moderador será el actor Boy Olmi) permitirá que cada uno de los responsables de cuatro documentales latinoamericanos pueda exponer durante siete minutos sobre su producción ante una audiencia interesada en la temática abordada. Dos de los films elegidos por Good Pitch son colombianos. Uno de ellos, Sumercé, fue dirigido por Victoria Solano, quien investigó sobre los 10 mil títulos de exploración minera que entregó el Estado colombiano y que, en caso de que esos proyectos se concreten, afectarán la vida de doce millones de campesinos. El otro documental colombiano es Nueva Venecia, de Emiliano Mazza: narra la historia de un pueblo flotante en medio de uno de los lagos más grandes de ese país y la resistencia de los residentes que padecen severas inundaciones todos los años (muchos de los cuales fueron víctimas de una masacre perpetrada por paramilitares). La producción peruana Quipu, de María Court y Rosemarie Lerner, investiga un hecho sucedido durante los ’90 bajo el gobierno de Alberto Fujimori: el Estado esterilizó a 272 mil mujeres y 22 mil hombres en el marco de una campaña del Ministerio de Salud. Muchos de los casos no contaron con el consentimiento de los afectados. El cuarto documental, Grown Ups, de la chilena Maite Alberdi, presenta a un grupo de adultos entre 40 y 50 años, que tienen síndrome de Down. Ellos sienten vulnerados sus derechos por una vieja ley que señala que los beneficios que pueden recibir caducan a los 25 años, calculados en base a la expectativa de vida de las personas con este síndrome.
Robinson explica el criterio que tuvieron para elegir los cuatro documentales que van a formar parte de Good Pitch Argentina: “Básicamente, fueron dos criterios”, señala. “Uno, es la calidad de la película en sí; o sea, el ojo del realizador. El otro consiste en pensar cuál es la campaña que podemos armar. Recibimos proyectos muy lindos sobre memoria y justicia. Pero acá en Argentina no vemos que una campaña nueva pueda aportar mucho al debate porque la verdad es que este gobierno ha hecho mucho en la cuestión de justicia y memoria. Entonces, necesitamos ver que lo que vamos a aportar nosotros sea realmente algo nuevo. Dependen de esos dos factores”, sostiene.
–¿Hasta qué punto cree que el documental es una herramienta de cambio social?
–Me parece que un documental bien realizado puede ser una buena herramienta de cambio social. Tenemos muchos ejemplos en los proyectos con los cuales trabajamos en los últimos ocho años. Muchos de los documentales de Good Pitch generaron un gran cambio. Algunos trabajan en una comunidad denunciando una injusticia fuerte puntualmente de ahí. Otros tienen un tema más general y denuncian y echan luz sobre una cuestión más regional o hasta global. Cuando elegimos los proyectos con los cuales vamos a trabajar, la primera pregunta mía es cuál es el cambio que quieren ver en el mundo. Y, a partir de ahí, lo bajamos a tierra y pensamos quiénes trabajan en esa cuestión y quiénes podrían tener interés en ver ese documental realizado. Después, los directores se desvinculan de mi trabajo y yo voy buscando aliados, redes y pensando la campaña en conjunto con ellos, con una idea de que en el evento Good Pitch haya una coalición formada. Pero los realizadores no lo saben. Por eso, es tipo un show, porque ahí hay muchas sorpresas para ellos.
–¿El documental social tiene que ser necesariamente de denuncia o bien puede funcionar como una advertencia?
–Para mí, son las dos cosas. El trabajo que hace Sundance es muy importante y muy fuerte porque ellos intentaron sacar el concepto tradicional del documental que tal vez es: “Denunciamos esta injusticia”. Pensaron que los documentales también son cine. Y hay que buscar la historia dentro de esa denuncia. En uno de los proyectos con el que estamos trabajando ahora, Quipu, que tiene que ver con las esterilizaciones de miles de mujeres peruanas, muchas de ellas forzadas, algo que pasó durante el gobierno de Fujimori, los realizadores se encontraron, en un principio, con gente denunciando. Hasta que encontraron a una protagonista, una víctima que se llama Esperanza. Y su historia es de un empoderamiento muy fuerte porque ella, buscando justicia, también buscó su vocación en el mundo. Y empezó a armar redes y contactos. Su historia es muy positiva. Entonces, hay que pensar distintas formas de contar la historia.
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