Miércoles, 10 de junio de 2015 | Hoy
CINE › PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL DE GEOFILOSOFíA DEL CINE
Desde hoy y hasta el sábado, en la Universidad Nacional de las Artes debatirán especialistas de Francia, España, Italia, Rumania, Chile, Brasil y la Argentina. Además se presentará una recopilación de las entrevistas de la revista italiana Fata Morgana.
Por Andrés Valenzuela
“¿Por qué la Argentina? Porque tiene una energía extraordinaria en lo intelectual y creativo, así que era un lugar ideal para comenzar”, explica Danielle Dottorini sobre la elección del país para realizar el Primer Congreso Internacional de Geofilosofía del Cine, en sociedad con el Departamento de Audiovisuales de la Universidad Nacional de las Artes. El congreso se realizará del 10 al 13 de junio con la presencia de especialistas de Francia, España, Italia, Rumania, Chile, Brasil y Argentina. Tendrá lugar en la sede de Jerónimo Salguero 60.
Dottorini es investigador de la Universidad de Calabia y programador del festival DeiPopoli, de Florencia, sobre cine documental. Su colega Roberto de Gaetano es especialista en la obra del francés Gilles Deleuze y autor de varios libros. Los italianos son también los directores científicos del encuentro y durante el congreso presentarán la revista de crítica cinematográfica Fata Morgana (será una recopilación de sus principales entrevistas, editada por el sello Cuenco de Plata), de la que son cofundadores.
–El concepto de “geofilosofía del cine” es relativamente nuevo, ¿cómo explicarlo?
Danielle Dottorini: –No es una respuesta fácil. Podemos entender de geofilosofía del cine en doble sentido. En primer lugar, en un sentido territorial. Es decir, la idea de que el cine tiene que ver con dónde surge. En este caso, la idea es trabajar sobre el cruce de miradas de distintas partes del mundo como una manera de confrontar entre ellos y hacer surgir diferencias y puntos comunes. Sirve para poner en relación a estudiosos, críticos y directores que llegan de distintos lugares para reflexionar sobre el estado contemporáneo de la teoría del cine. En un segundo sentido, más conceptual, toda la geofilosofía del cine tiene que ver con la idea que desarrolló el filósofo francés Gilles Deleuze de que el pensamiento tiene mucho que ver con el territorio y la tierra. Que no es algo que nos llega, sino que tiene que ver con las condiciones prácticas e inmanentes. Esto también tiene que ver con las condiciones prácticas e inmanentes del cine, porque el cine es un arte inmanente.
Roberto de Gaetano: –Existen cruces muy importantes en la filosofía del cine, sobre todo a partir de los ’80, cuando salieron los dos tomos de Deleuze, Imagen en movimiento e Imagentiempo. El movimiento clave de Deleuze era poner en relación el pensamiento y las imágenes. Ahora, en otro libro él pone en relación los conceptos teóricos con los lugares geográficos, las naciones o los territorios. Por ejemplo, pensamos en lo que dice Jean-Luc Godard en su obra Historie(s) du cinéma, donde pone en relación el cine con sus orígenes geográficos, por ejemplo cuando habla de cine italiano. Pero la relación entre el pensamiento de los territorios, desde la filosofía, y el pensamiento de las imágenes desde la filosofía, no son paralelos. Entonces, si la filosofía del cine es un ámbito muy importante dentro de la teoría del cine, pensarlo en términos geográficos es abrir importantes posibilidades de desarrollo. La relación entre ambas no es inmediata. No es que el cine tiene inmediatamente filosofía o que la filosofía es cine. Pensar esa relación como un problema puede ser muy estimulante, aún más si lo pensamos en un sentido geográfico.
–¿Cómo ayuda la geofilosofía a pensar los cines locales? Por ejemplo, el caso del cine argentino.
D. D.: –Ese es el desafío del congreso. Desarrollar un pensamiento que permita abordar algo que surge localmente en relación con otras formas e imágenes que surgen en otros lados. Poder pensar el cine argentino como algo totalmente argentino y a la vez como algo que tiene relación con otras tradiciones cinematográficas.
–¿Qué perspectivas tienen para el congreso?
D. D.: –¡Muchas! Estamos muy contentos. Venimos trabajando en esto hace un año y nos encontramos con socios de trabajo muy sensibles. Trabajamos con una universidad como la UNA, con centros culturales europeos y con la revista, todos juntos desarrollando una idea relativamente nueva. Y todos trabajamos con entusiasmo.
R. de G.: –Además de confirmar lo que dice Danielle, este trabajo con el UNA y los circuitos culturales europeos, me parece importante enfrentar prácticas y tradiciones cinematográficas muy distintas, como las europeas y las latinoamericanas, y el congreso es un espacio propicio para eso.
–En cuanto a Fata Morgana, ¿cómo surgió la revista?
R. de G.: –El proyecto partió de esta idea: hacer una revista totalmente monográfica a partir de relacionar un concepto y la imagen del cine. Y lo importante es que este concepto no debe pertenecer necesariamente a la tradición de los estudios del cine o la estética. Porque, para nosotros, lo valioso del cine de todo el siglo XX es que está siempre por fuera de su propio perímetro, más allá de su propio argumento, género o la historia que narra. Su potencia propia es la de ponerse en relación con el mundo, con la vida misma. Cuanto más fuera de sí está el cine, más posibilidades tiene de volver con fuerza. En la edición argentina hablo de especificidad no específica. Es el modo en que creo debe estudiarse el cine.
–¿Cuál es el lugar de la revista en el circuito italiano?
D. D.: –La revista dialoga mucho con tendencias, autores y directores contemporáneos. Nosotros hacemos entrevistas con directores de cine que aceptan dialogar sobre temas. En lo teórico, es una revista muy importante. En el nivel académico es clase A, la más alta. Ya tiene versión en inglés y ahora tendrá traducción al francés.
R. de G.: –El objetivo central de la revista es que ayude a pensar el presente, porque el cine en última instancia debe ayudarnos a pensar. En este sentido, es importante que no se quede en Italia, sino que alcance también públicos internacionales.
D. D.: –Creemos que no podemos pensar el cine como una memoria musical o algo que pertenece al pasado, sino que es algo que tiene que ver con nuestra vida hoy. El cine es importante para pensar nuestra relación con las cosas y con el mundo.
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