El cine polaco goza de buena salud y está siendo reconocido internacionalmente. Basta recordar que la Academia de Hollywood le entregó el Oscar a la Mejor Película Extranjera, en febrero de 2015, a Pawel Pawlikowski, director de Ida, el film que retomaba la estética del cine polaco durante el comunismo para narrar la historia de una “monja judía” en busca de su identidad, a la vez que reflexionaba sobre la dolorosa historia reciente del país. Pero tras la caída del comunismo, ese cine redefinió su identidad y actualmente hay mucha producción en el país de Europa del Este. Para poder conocerlo con mayor frecuencia, el público de Buenos Aires podrá disfrutar, por tercera vez, del Festival Bap Cine, producido por la Fundación Pro América, que ofrecerá desde hoy y hasta el miércoles 7 lo más reciente de la producción de Polonia: siete largometrajes de ficción y cuatro documentales. El 3º Bap Cine se desarrollará en el Espacio Incaa Gaumont, donde los espectadores se encontrarán con historias biográficas, bélicas y vanguardistas, entre otras.

“Tenemos la esperanza de que el cine polaco actual sea más conocido en la Argentina y lo máximo sería que, a través de nuestro festival, entre alguna de las películas en la distribución, que alguna de las que trajimos guste lo suficiente a algún distribuidor”, comenta a Página/12 la directora general del festival, Agnieszka Herbich. “Y tenemos mucha esperanza de que aumente el interés en el documental polaco ya que nuestro invitado principal es el director Marcin Sauter, que es profesor de Wajda School, egresado de la Escuela de Lodz, y fotógrafo, quien trae el documental-ficción Al norte de Calabria, aunque también podremos ver su fotografía en un cortometraje de ficción: El hermano de leche, coproducción polaco-argentina”, agrega la directora de la muestra. Al norte de Calabria muestra un lugar soñado para vivir, donde el tiempo fluye lento, las personas se conocen bien, aceptan sus imperfecciones, se encuentran para conversar y simplemente para estar juntas. Sauter y su equipo lograron que todo un pueblo se involucrara en la película.

En cuanto a los criterios para seleccionar los films que integran el 3º Bap Cine, Herbich explica: “Tuvimos en cuenta el reconocimiento mundial, si las películas fueron bien recibidas en los festivales internacionales porque eso implica que son suficientemente universales como para poder mostrarlas en la Argentina; pero también nos interesó la temática porque sabemos que aquí hay una gran comunidad polaca y pensamos que siempre es interesante mostrar algunos enfoques de los hechos de la historia moderna que hasta hace treinta años no podían ser encarados sin censura ni libremente. Y hoy día hay muy buenas películas sobre aquellos tiempos entre la Segunda Guerra Mundial y la caída del comunismo”. Para ejemplificarlo, Herbich habla de Ciudad 44, de Jan Komasa: “Este año estamos trayendo esta película que muestra el Levantamiento de Varsovia y que fue un tema tabú durante la época comunista”. Durante el Levantamiento de Varsovia de 1944, la población de esa ciudad se enfrentó al ocupante alemán y lo pagó con un precio enorme. Como represalia se planificó una hecatombe de toda la ciudad, que fue casi borrada del mundo. Sin embargo, siempre hay algo que sobrevive a la peor tormenta de los hechos: el amor a la ciudad hizo posible que Varsovia resucitara de las cenizas.

Uno de los platos fuertes es Body, de Malgorzata Szumowska, ganadora del Oso de Plata a la Mejor Dirección en el 65º Festival de Berlín. El actor Janusz Gajos se pone en la piel de un fiscal inescrupuloso que muestra falta de sensibilidad hacia los dramas humanos y su relación con su hija es tan enferma como el cuerpo de la protagonista, que sufre de trastornos alimentarios y la pérdida de peso. El periodista de Página/12 Luciano Monteagudo analizó Body cuando se presentó en la Berlinale: “Lo singular del film polaco es la permanente ambigüedad de su tono, nunca del todo serio ni del todo gracioso, pero con el que sin embargo parece poner siempre al mundo en cuestión. Nadie es particularmente querible en Body, pero tampoco sus personajes son monstruos, ni mucho menos. Hay incertidumbre, hay pesimismo, hay incluso algo de dolor en ellos, pero Szumowska nunca los juzga ni mucho menos los condena. En Body hay también un humor seco, absurdo, muy propio de cierta tradición del surrealismo polaco (como en la primera escena, en la que un aparente suicidado resulta que está vivo y se vuelve a su casa caminando) y un trabajo de puesta en escena muy meticuloso, donde sin dejar de referirse a una Polonia contemporánea se recupera un espacio que recuerda a los monoblocs del Decálogo de Kieslowski, una suerte de cárcel donde justamente los cuerpos de los personajes terminan siendo prisioneros de su entorno”.

Con respecto a las biografías, el festival contará con Los Dioses, de Lukasz Palkowski, sobre la vida del cardiocirujano Zbigniew Religa, el primero en realizar un trasplante cardíaco exitoso en el final de la Polonia comunista. La acción del film transcurre en los años 80 y con la forma y el ritmo de una película de acción cuenta cómo incluso en circunstancias desfavorables se pueden realizar cosas grandiosas. La historia está contada con humor y liviandad y esto permite que se pueda conocer a un verdadero héroe, que logró tanto a pesar de sus limitaciones humanas y del escepticismo de sus superiores. Pequeños golpes, de Aleksandra Gowin e Ireneusz Grzyb, es una narración sobre tres personas unidas por una relación especial, tan extraña como el trabajo que realizan a diario: liquidan las casas de personas que han muerto en la ciudad de Lodz, pero también transportan envíos de sospechosa proveniencia y venden cosas en el Mercado de Pulgas. Se trata de un film que no está exento de humor: por el contrario, con esta herramienta cuenta la historia de tres outsiders a través de sutiles insinuaciones.

El fin del mundo, de Monika Pawluczuk, es un documental íntimo que transcurre durante una noche. En ese tiempo se entrecruzan varias historias, algunas relatadas en un programa de radio, otras se asoman de las conversaciones con el operador de teléfono de emergencias médicas. En esa sola noche, parecida a tantas otras, las personas de una gran ciudad, torturadas por la soledad, quieren hablar con alguien. Algunas llaman, con frecuencia sin necesidad, a emergencias médicas, otros telefonean a una radio donde el conductor pregunta sobre el fin del mundo y qué significa para cada uno. Cuentan sucesos trágicos, dolorosos, a veces directamente jocosos. La radio se oye en la ambulancia, en la sala de cámaras de seguridad del ayuntamiento, donde en decenas de monitores se ve la vida nocturna de la ciudad. La radio es el eslabón que unifica la película y al mismo tiempo es la fuente de las preguntas más importantes.

Tras mencionar este panorama de películas, Herbich señala que Polonia tiene “buenísimos realizadores” en la actualidad. Y menciona la cantera de donde surgen: “La Escuela de Cine Polaca es muy buena. Lo único que se puede señalar es que después del 89 tras la caída del comunismo, que implicó una transformación muy importante, costó un poco redefinir lo que es el cine polaco y encontrar nuevos caminos en esta nueva realidad político-social tan distinta a la del régimen. Pero ya pasaron tantos años y gracias a la actividad del Instituto Polaco de Cine se fomentó muchísimo la producción y el talento de los realizadores jóvenes encontró la salida al mundo”. Ahora es el turno de ingresar a la Argentina a través de la gran pantalla.

* Programación completa y horarios de proyección en www.bapcine.com