“Si todo este tiempo la manejó Lito, quiere decir que la fábrica se puede manejar sola”, le dice sin el menor cuidado Nilda al capataz en Ezeiza, antes de partir de viaje con su marido. En ese momento, Lito mira embobado una pantalla, en la sala de espera del aeropuerto, como si estuviera asistiendo a una revelación. Y de lo único que se trata es de una propaganda de envoltorios herméticos, que Nilda le ordenó que le pusiera a sus equipajes. Qué le pasa, cuando su mujer deja de estar a su lado, a un tipo que vivió toda su vida entre sus polleras, es lo que narra A través de tus ojos. Lo hace, por suerte, con la suficiente acidez como para no bordear jamás el peligroso abismo del film pedagógico, de ésos que cuentan aleccionadoras historias de vida.

Filmada casi enteramente en Nueva York, estupendamente fotografiada por el hasta aquí desconocido Julián Ledesma, actuada con precisión y narrada con toda fluidez por Rodrigo Fürth (cuya ópera prima, Tocá para mí, no daba para hacerse muchas esperanzas), A través de tus ojos es una película argentina atípica. Atípica por la solidez de su guión (escrito por Leonel D’Agostino y Lucía Puenzo), por su capacidad para describir personajes con pocos trazos y por una propensión tan escasa a la sensiblería y a la demagogia que en más de un momento roza la misantropía y el patetismo. Viéndolo conducir un documental industrial en el que se jacta de haber fabricado la rolitera (máquina de fabricar rolitos), recordándole al capataz que se acuerde de cuidar “la cámara chica del solenoide” o repitiendo nou pic panich ante cualquiera que le hable en inglés, puede sentirse ante Lito Litoracci (Pepe Soriano) una mezcla de burla y piedad, fogoneados desde la escena inicial por sus comentarios de medio pelo sobre los piqueteros.

Estamos en la Argentina post 2001 y los piquetes en la Ricchieri obligan a Lito a llegar al aeropuerto caminando, arrastrando valijas junto a Nilda (Adriana Aizenberg) y Contreras, el capataz (Toto López). Por muchos aires que se den, si Lito y Nilda viajan a Nueva York no es para pasarla bien, sino porque ella tiene que hacerse un trasplante de riñón, consecuencia de una diabetes a la que trata con abundancia de sales y azúcares. Súbitamente, Lito quedará solo en medio de una Nueva York bajo cero, sin hablar ni entender una maldita palabra de inglés, totalmente superado por las circunstancias. Allí deberá vérselas con conserjes intransigentes, buscavidas mil veces más rápidos que él (argentinos, casi todos), giros bancarios que no llegan y una fábrica que se hunde a 1500 km de distancia. En ese momento es posible que el espectador deje de lado la burla y la piedad y se reconozca en ese Lito Litoracci al que parece venirle de golpe todo el viento en contra.

¿Miserabilismo? Tal vez, y esa es en tal caso la mayor objeción que puede hacérsele a una película en la que Pepe Soriano luce tan escasamente sobreactuado, tan metido en el papel, tan convincente y conmovedor como pocas veces lo estuvo. En el pecado en el que A través de tus ojos seguro no incurre es en el de cargar las tintas. Sentido del humor socarrón y personajes bien redondeados son sus mejores armas para no hacerlo. Allí están para confirmarlo Perú, listo para todo curro con tal de sobrevivir (justísimo Marcos Dubuch), Sara, la puertorriqueña que acaba de descubrir el maquillaje permanente (Sandra Rodríguez), y Chango, carnicero argentino en Nueva York, que pasa de la sordidez a la solidaridad con asombrosa fluidez (Miguel Angel Porro). Ninguno del todo bueno ni del todo malo, es posible que todos sean, como Lito, productos de una suerte de diáspora universal de la que nadie puede sentirse del todo ajeno.

6-A TRAVES DE TUS OJOS

Argentina, 2006.

Dirección: Rodrigo Fürth.

Guión: Leonel D’Agostino y Lucía Puenzo.

Fotografía: Julián Ledesma.

Intérpretes: Pepe Soriano, Adriana Aizenberg, Marcos Dubuch, Toto López, Sandra Rodríguez y Miguel Angel Porro.