”Lou me dijo que iba a hacer una película y ni siquiera pregunté de qué se trataba, sólo le dije ‘¿dónde firmo?’...”, recuerda Victoria Alonso. Si el film funcionaba, tendrían otros dos por delante. Sino, ambos tendrían que buscar nuevos proyectos. Era Iron Man, protagonizada por Robert Downey Jr. Y bueno, ya se sabe: desde 2008 en adelante es muy difícil imaginar al personaje con otro actor. Y “Lou” era Louis D’Esposito, hoy copresidente de Marvel Studios y productor ejecutivo de buena parte de sus films. Porque no sólo vinieron esas dos películas más, sino toda una retahíla de films del universo superheroico de Marvel Comics, en lo que constituye uno de los proyectos cinematográficos más ambiciosos de los que se tenga registro. El “Universo Cinemático Marvel” ya lanzó doce películas, dos series regulares de televisión y otras dos miniseries pensadas para plataformas de televisión online. En estos días suma su treceavo largometraje: Captain America: Civil War, inspirado a grandes rasgos en la saga Civil War de la ficción comiquera y que mañana tiene su estreno local en Argentina. En camino hay otros nueve films ya anunciados, otra serie y cuatro nuevas miniseries. Y gran parte de eso pasa por las manos de la argentina Alonso, una de las pocas mujeres en alcanzar el rango de vicepresidenta en un estudio de Hollywood.

“Empecé como asistente de producción en comerciales, luego en efectos especiales y pasé por casi todos los estudios: Fox, Dreamworks, Universal, y en Sony estaba en dos películas que por algún motivo se cancelaron y Louis me dijo de ir con él a hacer esta película”, cuenta al único medio impreso del país al que concedió una entrevista. “Salió bien y yo tomé la parte de posproducción y efectos especiales”, explica. En la división de trabajo, Alonso quedó como vicepresidenta de “Physical Production” de Marvel Studios. “El casting o los escritores, aunque opino, no está bajo mi responsabilidad, por los directores compartimos responsabilidad, pero todo el resto, todos los otros departamentos, están a mi cargo”, explica a Página/12.

“Trabajar en un proyecto como este es hacer magia cuando uno tiene tantos actores, porque es muy bueno que sean tan exitosos, ¡pero lo malo es que justamente son muy exitosos!” Para Civil War, revela, muchas escenas debieron rodarse con los actores por separado porque era “imposible que estén en el mismo lugar del mundo a la misma hora”, fuese Atlanta, Georgia, Berlín, Puerto Rico o el lado brasileño de las Cataratas del Iguazú (consejo: quédese a la escena poscréditos para ver al menos una de estas locaciones). “Es difícil, porque aunque sea una película del Capitán América, en realidad son doce los protagonistas”, señala.

Prácticamente no hay película de superhéroes sin efectos especiales y esa es justamente una de las áreas que caen bajo la órbita de esta ejecutiva de Hollywood. “Esta es la más densa a ese nivel: tenemos 3154 cortes y tocamos todos y cada uno de ellos, y además es difícil porque nuestro proceso de edición no es una cosa que decís ‘bueno, ya está’, constantemente trituramos las escenas buscando sacarle más filo al cuchillo”, compara. En este rubro comparten el trabajo con otras doce compañías especializadas. Un total de 1500 personas colaborando, contabiliza. “Es esa clase de cosas que si las mirás a nivel global decís ‘no lo voy a poder terminar’, pero como siempre decimos en el grupo: nos estamos comiendo un elefante, un bocadito acá, otro allá, y al final se termina”.

–Quizás no es su área, pero la historia original está anclada en las consecuencias políticas del atentado a las Torres Gemelas. ¿Cómo fue el proceso de adaptarla?

–Si bien yo no defino la historia, sí la afecto. No se puede estar trabajando a este nivel y no afectarla al menos un toque. Creo que la parte política está allí si uno quiere verla. Pero también es una historia de dos amigos que se pelean. Sí su pelea tiene que ver con tener opciones políticas, con si querés que una entidad defina lo que podés hacer o si querés tener opciones, o incluso hacer algo ilegal desde el punto de vista de quien quiere controlar a los superhéroes. Es como Carta de un león a otro, de (Juan Carlos) Baglietto, o Mi unicornio azul, de Silvio Rodríguez: el arte es arte y algunos escucharán una canción sobre un unicornio y otros entenderán la cuestión profunda del momento. Aquí en principio tenemos la historia de dos amigos que ante una misma ley tienen convicciones muy diferentes.

–¿Fue complicado adaptar esa lectura a la situación política de hoy?

–A nivel político sí que tiene ramificaciones, pero cuando tratamos de traducir la parte política que está medio dicha, se podía llevar de muchas formas. EE.UU. también tiene un momento político denso en muchas formas. Al final del día, una vez que tenés esta cuestión donde ante un hecho tenés que tomar partido y decidir de qué lado estás.

–Un hecho importante para el fandom del comic era la inclusión de Spiderman en la película, porque en la saga original era crucial. ¿Cómo se logró eso, siendo que pertenecía a otro estudio?

–Largo, complicado y gracias a Dios lo terminamos y lo tenemos. Hace muchos años que decíamos “ojalá pudiéramos hacerlo”. Bueno, pudimos y ojalá los fans vean nuestra encarnación del personaje y este sea lo que estábamos esperando. Para nosotros es un punto de vista diferente de algo que Sony hizo cinco veces con dos actores diferentes y lo importante era que fuera algo diferente, nuevo y al mismo tiempo que pudiera ser parte de nuestro universo cinemático. Lo importante es si este personaje puede ser un Avenger o no, y cuándo lo veremos, si ahora o más adelante. Si Dios quiere tendremos nuestra versión del Hombre Araña. Será una coproducción de Sony y creativamente estaremos a cargo.