CINE › EL DOCUMENTAL “LOS NADIES”
Chicos de la calle piden la palabra
Los cineastas Ramiro García y Sheila Pérez Giménez y el trabajador social Alejo García hablan del film, que tiene una característica especial: los pibes calzan la cámara al hombro y cuentan sus vidas.
› Por Oscar Ranzani
Relatos de vida cotidiana apretados en un vagón de la estación Haedo. Los que hablan son chicos que tienen entre 10 y 20 años de edad y cuentan cómo es eso de vivir en la calle. Dialogan entre ellos, se conocen más a través del ojo de una cámara. Porque viven juntos pero algunos desconocen cómo llegaron sus compañeros a esos vagones abandonados, del otro lado de la vía. Del lado que la sociedad los colocó. Sus historias están atravesadas por malas experiencias con la policía que les dejaron rastros de “sargento” en sus cuerpos o por sus primeros acercamientos a las drogas. Pero también por la necesidad de ser considerados como lo que son: seres humanos. ¿Cómo es la vida de los chicos en situación de calle? Este es el primer interrogante que propone responder Los nadies, un documental de los jóvenes cineastas Ramiro García y Sheila Pérez Giménez, (directores de El tren blanco, sobre la vida de un grupo de cartoneros) que se puede ver todos los jueves de septiembre a las 21 en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543).
El film resultó ganador del Concurso “Películas Documentales” organizado por el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa). Los realizadores, el trabajador social Alejo García y un grupo de jóvenes con iniciativa social se embarcaron en este proyecto que tiene una característica peculiar: los protagonistas de la historia no solo hablan mirando a cámara sino que se la calzan al hombro y filman sus propias vidas. “Hicimos con ellos una capacitación muy básica basada en algunos encuadres y cómo aprender a grabar y a cortar”, explica Ramiro García.
–¿Por qué decidieron que los chicos también filmaran?
Ramiro García: –Esa era la base de nuestro proyecto. Darles la cámara significaba que ellos mismos demostrasen cambiar la imagen que tienen de pibes que afanan o cosas así y que pudiesen contar su historia, filmarla y usar los micrófonos. Además, el rodaje también servía para que se conocieran las historias entre los propios compañeros. Porque, a veces, no saben cómo ese amigo llegó a la calle. La idea con las cámaras era que fueran charlas entre ellos, con preguntas nuestras y de ellos también.
Sheila Pérez Giménez: –Para nosotros darles las cámaras era un poco romper el lenguaje y ver qué pasaba con eso también. Es acercarles el cine no solo como espectadores sino como una forma de participación.
–¿La película apunta a sensibilizar a la gente que los margina?
Alejo García: –Como trabajador social pienso que es muy importante el aporte que se hace a esta construcción de un imaginario colectivo diferente a este lugar del pibe chorro que hoy bajan los medios. Se intenta bajar la edad de imputabilidad de los chicos y establecer que todos los chicos de los barrios son delincuentes.
–¿Cómo llegaron a concretar el proyecto?
S.P.G.: –Nosotros le propusimos a Alejo hacer un taller dentro del Centro de Día que coordinaba. Hicimos un corto de quince minutos que se presentó en el Festival “Hacelo Corto” del gobierno de la Ciudad y obtuvo una mención. A partir de ahí surgió la idea de hacer este documental.
–¿En qué aspectos estos chicos eran representativos de la historia que pretendían contar?
R.G.: –Queríamos mostrar un poco el recorrido que tiene un pibe cuando llega a la calle. En el documental empezamos con los más grandes contando las cosas que les pasan y después con los más chicos porque la idea era mostrar por qué llegan a la calle.