Miércoles, 31 de enero de 2007 | Hoy
CINE › PEDRO ALMODOVAR Y LA FRONTERA QUE DETERMINA “VOLVER”
El director español, que el domingo pasado se consagró en los premios Goya de su país, que hasta ahora le eran esquivos, dice que “con Volver culmina mi cine sobre el universo femenino”.
Por MARIBEL MARIN
Desde Madrid *
Pedro Almodóvar fue el gran ausente de la gala de los Goya. Dice que no influyó en ello su decepción por no ver Volver entre los nominados a los Oscar. También dice que no se arrepiente de no haber ido, que saboreó en diferido el éxito de su película (mejor film, director, actriz, actriz secundaria y música) más de lo que lo hubiese hecho sentado en una butaca del Palacio de Congresos. Entre felicitación y felicitación, ayer Almodóvar (que podría llegar a estar presente en el próximo Festival de Mar del Plata) habló sobre su futuro.
–¿Los cinco Goya han paliado su decepción por no optar al Oscar con Volver?
–Querría la carrera que lleva Volver para todas mis películas. Pero desde luego, no estar nominado a los Oscar ha sido un jarro de agua fría. A base de ver durante tres meses tu nombre como favorito en todas las publicaciones especializadas, te creas expectativas. Pero unos premios no compensan otros; son todos maravillosos en el momento en el que los recibes, pero son también todos distintos.
–Fue el gran ausente de la gala. ¿Influyó en su decisión esa decepción?
–No, lo que influyó es que he viajado más de lo que mi organismo puede soportar y que estoy además saturado psicológicamente de ceremonias y premios. Se lo transmití a la presidenta de la Academia, Angeles González-Sinde, para que no se malinterpretara. La simple idea de verme sentado con una cámara al lado reflejando cada una de mis reacciones me resultaba muy incómoda. Por una vez pensé en mí, porque además la película no estaba huérfana, estaba mi hermano.
–¿Se arrepiente?
–No. Creo además que esto no debe sacarse de quicio.
–¿Qué tiene Volver para estar concitando esa difícil unanimidad de crítica y público?
–Habla de relaciones que todos conocemos –todo el mundo es madre o hija– y además de un modo visceral. Y habla también de la ausencia de los seres queridos. No sabe qué cantidad de gente me ha parado para decirme que nada más ver la película necesitaba hablar con urgencia con su madre. Y otra, que lamentaba no poder volver a ver durante veinte minutos a sus seres queridos. Son experiencias universales.
–¿Volver marca un antes y un después en su trayectoria?
–Culmina las películas que he hecho sobre el universo femenino y sobre un tipo de familia, la que se ha trasladado desde el medio rural a la capital en busca de fortuna. Y sí, marca el fin de un ciclo. Ahora me siento al borde de otros abismos, de otras aventuras que no tienen que ver con el cine que he hecho.
–¿Y con qué tienen que ver?
–Lo descubriré conforme vaya haciendo esas películas.
–Pero empieza a recorrer ese camino con Penélope Cruz.
–Sí, va a ser la protagonista de La piel que habito, un film sobre la venganza. Pero también estoy escribiendo otra película llena de intrigas sobre el mundo del cine, sobre la manipulación de la imagen. Cuando ya tengo claro un proyecto me soy infiel inmediatamente escribiendo otro.
–El domingo decía su hermano Agustín que usted necesita nuevos estímulos para seguir creando. ¿Dónde los encuentra?
–La mayor parte de la inspiración me ha llegado a través de las páginas de sucesos de los periódicos y de las personas que frecuento. Lo que me inspira es impregnarme de la vida de los demás. Ahora, después de tres años de aislamiento, estoy en un ciclo de apertura como persona y como escritor. Por primera vez he hablado con una persona –me reservo el nombre– para compartir mi escritura y mi universo.
–Decía que se abre a nuevos temas. ¿También a otros géneros?
–Me apetece mucho visitar la época gloriosa de la gran novela española del siglo XIX. Y por primera vez en mi vida siento la tentación de hacer algo sobre la Guerra Civil o la posguerra. Me estoy documentando. Como escritor y director quiero participar en la recuperación de esa memoria histórica. Creo que ya ha pasado el tiempo suficiente para hablar de ello con naturalidad.
–¿Va a volver la naturalidad en su relación con la Academia de Cine?
–Si lo que me pregunta es si por haber ganado cinco premios ahora me voy a tirar de cabeza a la Academia, le respondo que no es una cuestión de premios o no premios. No estábamos de acuerdo con un sistema de votación, que ahora se cambió. Las cosas tienen sus tiempos y se van resolviendo. Mi relación con la Academia es excelente. Creo que necesitaba contenidos y renovarse y espero que este equipo lo lleve a cabo.
–¿Se sintió alguna vez marginado por no haberse plegado a Hollywood?
–Hollywood ha sido muy generoso conmigo. No en esta ocasión, pero es insólito que hayan dado dos Oscar a un director de mis características, independiente y para muchas mentalidades ofensivo. He llegado infinitamente más lejos de lo que hubiera soñado, pero también es cierto que no pertenezco al mundo de Hollywood, que lo he dejado muy claro y que los premios de la Academia son para su propia industria. Con esto no quiero decir nada en contra de, por ejemplo, Guillermo del Toro, pero Guillermo está trabajando allí. Por cercanía geográfica, los mexicanos están más cerca de su cultura. Pese a todo, el cine español está allí este año de enhorabuena.
–¿Ve garantizado el relevo?
–Sí. Creo que existe un relevo. Desde que empecé he oído hablar de crisis, pero hay nuevos talentos –a los cuatro nominados al premio revelación hay que seguirles de cerca– y hay talentos de edad mediana que seguirán funcionando. Soy optimista con respecto a nuestro mercado interior y a la calidad del cine que hacemos.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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