CINE › “APOCALYPTO”, NUEVO BAÑO DE SANGRE DE MEL GIBSON
› Por Luciano Monteagudo
Un director de cine que glorifica la violencia más brutal, que se solaza con la sangre, que se regodea con las armas y con el repetido martirio de la carne, que se fascina con los gritos de guerra y con las escenas de masas, que hace un culto de la virilidad, de la fuerza física y de los testículos, ese director no puede ser otra cosa que un fascista.
Aunque pocos lo señalaron, esto ya era evidente diez años atrás en Corazón valiente, lo fue aún más en su versión gore de La Pasión de Cristo y ahora, como si fuera necesario, lo viene a confirmar Apocalypto, la nueva incursión de Gibson por mundos arcaicos para dar rienda suelta a sus patologías más oscuras. Después de los clanes escoceses del siglo XIII y de la detallada crucifixión de Jesús, le llega el turno a la civilización maya, en el momento de su decadencia, cuando las plagas y las luchas intestinas van minando el imperio para abrirle el camino a la conquista española.
Este es apenas el marco, la excusa para que Gibson se concentre en la historia del buen salvaje, Garras de Jaguar (Rudy Youngblood), un joven maya que es feliz en su tribu, en la jungla verde y virgen, en la que vive plenamente con su mujer y su pequeño hijo, hasta que una horda de cazadores de esclavos, proveniente de la gran ciudad, saquea su aldea, viola a las mujeres, mata a los niños y se lleva a los hombres más fuertes (él entre ellos) para ofrendar sus corazones en sacrificio a los dioses. Eso de ofrendar los corazones es en sentido literal: no una sino dos veces seguidas Gibson expone con lujo de detalles cómo un sumo sacerdote arranca el órgano con las víctimas aún vivas, que presencian con los ojos abiertos su propio horror. Eso sin contar las sucesivas decapitaciones que permiten calcular la inmensa altura de los templos mayas, cuando las cabezas ruedan una y otra vez escaleras abajo, allí por donde hoy circulan tantos turistas.
En una película tan enferma, tan viciosa parece casi un toque de humor que el héroe se salve de esa suerte aciaga con un recurso que Gibson y su guionista Farhad Safinia parecen haber aprovechado directamente de El templo del sol, uno de los mejores comics de Hergé, en el que Tintín se salva de ser sacrificado gracias a un oportuno eclipse de sol. Si ése es el rigor histórico de Apocalypto, de poco sirve que Gibson se haya empeñado en hacer hablar a todos sus actores en el dialecto maya.
4-APOCALYPTO
Estados Unidos, 2006.
Dirección: Mel Gibson.
Guión: Mel Gibson y Farhad Safinia.
Fotografía: Deam Semler.
Música: James Horner.
Intérpretes: Rudy Youngblood, Dalia Hernández, Jonathan Brewer, Carlos Emilio Báez.
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