Domingo, 8 de abril de 2007 | Hoy
CINE › “STATE LEGISLATURE”, DOCUMENTAL DE WISEMAN
La película da cuenta de la complejidad del sistema político estadounidense.
Por Luciano Monteagudo
Este año, el Bafici tiene una sección llamada “Democracias”, que incluye media docena de documentales con orígenes y estilos de lo más variados, desde el japonés Campaign, de Kazuhiro Soda, hasta Cocalero, de Alejandro Landes, que siguen respectivamente las campañas de un histriónico candidato a una intendencia de los suburbios de Tokio y la de Evo Morales a la presidencia de Bolivia. Pero si hay un film en el Bafici que no sólo defiende sino también define como ninguno la esencia y el espíritu de la democracia, que es capaz de dar cuenta de su complejidad, su riqueza y también de sus limitaciones, ése es State Legislature, el flamante documental de ese maestro del género que es el estadounidense Frederick Wiseman.
En casi 40 años de trabajo, Wiseman ha construido un cuerpo de obra ejemplar, dedicado casi en su totalidad a revisar a fondo, con una mirada siempre crítica, el funcionamiento de las instituciones de su país, desde la salud pública hasta la política de viviendas. Entre sus films se encuentran clásicos absolutos del mejor documental, como Titicut Follies (1967), High School (1968) Juvenile Court (1973) Welfare (1975) Public Housing (1997) y Domestic Violence (2001). Y State Legislature, que viene de estrenarse en la última Berlinale, debe sumarse a esa lista como uno de sus picos más altos.
Con su habitual método puramente observacional, que prescinde por completo de narrador, entrevistas o explicaciones, Wiseman –quizás el más perfecto exponente del Direct Cinema– se interna aquí en la Legislatura de Idaho (una réplica más pequeña del Capitolio de Washington) y pone su micrófono y su vieja cámara 16 mm –no necesita más– a registrar todo lo que allí sucede, desde las visitas escolares hasta las sesiones ordinarias, pasando por la reuniones de comisión. Y, milagro, lo que a priori podría suponerse una empresa destinada al tedio se convierte en sus manos en un proyecto fascinante, que va creciendo a medida que avanzan las tres horas y media de duración del film.
Con interludios dedicados a exponer curiosidades o minucias cotidianas del edificio (del cual Wiseman, como el hombre sabio que es, sabe reconocer su fuerte valor simbólico), la película está estructurada por una serie de grandes secuencias, cada una dedicada al debate de un tema en particular, de esos que hoy agitan la agenda política de los Estados Unidos. Así, pasan por State Legislature la desregulación de los servicios públicos, el matrimonio homosexual, la violencia escolar, la separación de la Iglesia y del Estado y la prohibición de fumar en los lugares públicos.
“Una legislatura es la institución representativa más importante de una sociedad democrática –dice Wiseman–. Sus actos u omisiones afectan todos los aspectos de nuestras vidas y establecen las reglas, valores y normas que luego rigen instituciones como la policía, las escuelas, las fuerzas armadas, la salud y el sistema legal.” Plenamente consciente de esta verdad que tantas veces se olvida, Wiseman aguza su ojo crítico como una lupa pero no deja de reconocer la calidad y la altura cívica de los debates. Así, State Legislature se convierte en una invitación al ciudadano común a participar activamente de la vida política (una premisa casi subversiva en los tiempos que corren en los Estados Unidos) y en una auténtica oda a la democracia representativa.
* State Legislature se verá hoy a las 14.30 en la Sala Lugones, el martes 10 a las 15 en el Centro Rojas y el sábado 14 a las 12 en el Malba.
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