Woody Allen trastrocó una plácida tarde en la ciudad de Avilés, que vivió el estreno mundial de su film El sueño de Casandra, rodada en Londres con Ewan McGregor y Colin Farrell. La plaza de Alvarez Acebal, donde se encuentra la Casa de Cultura en la que se proyectó la película del neoyorquino, era una mezcla de ciudadanos, fans, policías y sindicalistas que protestaban por la prisión de dos trabajadores acusados de romper unas cámaras de seguridad en Gijón. “Que Woody Allen vea que en Asturias además de juerga, hay represión”, gritaban cincuenta trabajadores con pancartas y altavoces pidiendo la libertad de sus compañeros detenidos.

La cita fue organizada por la Fundación Centro Cultural Internacional Oscar Niemeyer –de la que Allen es asesor–, en agradecimiento a que haya elegido la tierra de Asturias para rodar su próxima película, que protagonizarán Penélope Cruz, Javier Bardem y Scarlett Johansson. “Estoy deseando trabajar con Bardem y Cruz porque son unos actores muy buenos. Me siento muy afortunado de que estén disponibles y no filmando en América o en Africa”, aseguró el cineasta durante su paseo por Avilés. Woody dedicó la jornada a buscar localizaciones por distintos lugares de la zona, antes de asistir con su mujer al estreno. Entre los posibles escenarios de su próximo rodaje se encuentran la playa de Salinas y varias iglesias del casco histórico.

“Asturias se justifica en la película por un viaje que hacen los protagonistas. Es una película muy de actores”, explicó el director de fotografía Javier Aguirresarobe, quien acompañó al realizador durante su paseo previo al estreno. El presidente del gobierno asturiano, Vicente Alvarez Areces, y todo su gabinete, además de la corporación de Avilés, no faltaron a la cita. Las entradas para El sueño de Casandra se habían agotado en apenas 18 minutos. De las 600 butacas de la Casa de la Cultura, cerca de 400 se usaron para compromisos de la fundación y las otras 200 se pusieron a disposición del público. La condición para entrar era el compromiso de no revelar ni el más mínimo detalle.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.