CINE › “TOCAR EL CIELO”, DE MARCOS CARNEVALE
› Por Horacio Bernades
TOCAR EL CIELO
Argentina/España, 2007.
Dirección: Marcos Carnevale.
Guión: M. Carnevale, Lily Ann Martin, J. Antonio Félez y A. Gelós.
Música: Lito Vitale.
Intérpretes: Facundo Arana, Montse Germán, Chete Lera, Betiana Blum, Verónica Echegui, China Zorrilla y Raúl Arévalo.
Una boda, dos celebraciones de Año Nuevo, una mujer en busca de adoptar un niño, un nacimiento, una enfermedad terminal. A la hora de llegar al corazón de la audiencia, Tocar el cielo aprieta todos los botones, sin importar demasiado si felicidades, ternuras y desgracias se desprenden de la propia historia o caen, a puros golpes de guión, sobre personajes y espectadores. Para el espectador educado por la pantalla chica es posible que nada de esto resulte ajeno. El resto tal vez se sienta como aquellos perros de Pavlov, de quienes se esperaba que reaccionaran a cada estímulo de modo preprogramado.
Tercera coproducción con España del realizador Marcos Carnevale –cuya reputación como guionista de televisión lo llevó a ocupar el cargo de director de contenidos del sello Pol-ka–, Tocar el cielo viene a continuación de Elsa y Fred, que además de ser un enorme batacazo en Argentina tuvo muy buena repercusión de público en el mercado hispano. Allí está como parte del elenco, para recoger esos frutos, China Zorrilla, desplazada esta vez a un secundario. El protagónico queda a cargo de Facundo Arana, que pasa de la televisión al cine para encarnar a un personaje llamativamente parecido a la imagen que la prensa del corazón ha difundido insistentemente de él. Arana es Santiago, donjuán empedernido al que andar en motos de alta cilindrada o pilotear aviones le gusta tanto como, se supone, al propio actor. Si al comienzo de la película contrae matrimonio con Amparo (la catalana Montse Germán, espléndida coprotagonista de Ficción) tal vez sea sólo para facilitar las condiciones legales de adopción.
En un ramillete de historias que en ocasiones se enreda, alrededor de Santiago orbitan su tío Pedro, literato de izquierda, de pocas pulgas y muchos enemigos (el español Chete Lera, que pasa toda la película a voz en cuello), Gloria, madrina de Santiago, que ama secretamente a Pedro (unipersonal de Betiana Blum), Fidel, hijo de Pedro, largamente enemistado con su padre (Raúl Arévalo), una linda discípula que pronto se convertirá en amante (Verónica Echegui) y la abuela de Santiago (China Zorrilla), que ama al nieto y odia al hijo. Que no es otro que Pedro, claro. Rodada con el impecable acabado técnico propio del cine español, musicalizada con ampulosidad por Lito Vitale y escrita por cuatro guionistas (entre ellos el propio Carnevale), para hacer honor al carácter de coproducción, Tocar el cielo transcurre entre Buenos Aires y Madrid. Incluyendo un viaje al interior de la Argentina que –como si de una versión benigna de Nordeste se tratara– lleva a Amparo tras la pista de una posible adopción.
Siguiendo la huella de la previsibilidad, en Tocar el cielo el padre e hijo distanciados inevitablemente deberán reconocerse, a la mujer llena de vitalidad le caerá por la cabeza una enfermedad terminal, China Zorrilla hará de vieja dama simpática y aquellos ligados por interés tal vez se enamoren en serio. Previsible es también la estética de planos y contraplanos, tan férrea que cuando dos personajes se cruzan diálogos demasiado veloces, los cortes de uno a otro pueden llegar a provocar leves mareos.
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