Las posibilidades de llegada del cine alemán a las salas comerciales argentinas se ven notoriamente eclipsadas, al igual que lo que sucede con buena parte de las producciones europeas, debido a la sobreabundancia de tanques hollywoodenses. Por otro lado, cuando se piensa en referentes cinematográficos germanos, muchas veces se mencionan figuras de la talla de Rainer Werner Fassbinder o Werner Herzog, reconocidos históricamente por desarrollar prestigiosas obras de autor, pero el cine alemán experimentó durante los últimos años cambios producidos por camadas de cineastas que vale la pena conocer. Una oportunidad para que los espectadores puedan descubrir la actualidad de estas producciones es la séptima edición del Festival de Cine Alemán que se desarrollará desde hoy y hasta el 19 de este mes en el Village Recoleta (Junín y Vicente López). Según señala el director de la muestra, Gustav Wilhelmi, ésta tiende a lograr un mayor conocimiento del cine alemán, a acercarlo al público argentino y “a que los distribuidores vean que hay un mercado para el cine alemán” en nuestro país, ya que el público argentino “sabe de cine”. Wilhelmi reconoce también que el local “es un público interesado, incluso en muchos casos más interesado por películas de otras latitudes que el público alemán”. Es por eso que, durante una semana, se exhibirán largos y cortos que permitirán trazar un panorama de la diversidad comprendida en la programación de este festival organizado por German Films.

La apertura será hoy a las 20 (solo con invitación) con la proyección de El sabor del Edén, dirigida por Michael Hofmann, cineasta de 46 años, quien previamente había trabajado como diseñador y director para una agencia de publicidad; luego su vocación se inclinó hacia la escritura y el cine. Hofmann vino a la Argentina como invitado para participar de la muestra y para presentar esta película que se estrenará comercialmente el próximo jueves en Buenos Aires. La historia transcurre en un pueblo del sur de Alemania donde vive el matrimonio de Eden (Charlotte Roche) y Xaver (Devid Striesow), con su hija pequeña que padece síndrome de Down. Eden trabaja como camarera en un hotel y conoce a Gregor (Josef Ostendorf), un cocinero de un lujoso restaurante vecino que tiene una habilidad increíble para la cocina erótica. Ante el vacío que sufre Eden en su matrimonio, descubrirá en Gregor a un ¿amigo?, y los encuentros estarán teñidos de un tinte platónico. Pronto, la relación despertará sospechas y no tardarán en llegar los problemas, a pesar de que el matrimonio ha tenido una especie de renacimiento gracias al arte culinario de Gregor. El sabor del Edén pone en juego las emociones y los sentimientos profundos, algo que, en principio, puede parecer un contraste con la imagen gélida de los alemanes. Sin embargo, Hofmann señala una diferencia entre el norte y el sur de su país. “El norte quizás encaja más en esa imagen de gente más lacónica, que habla menos, que es más reservada. No es que sean fríos. Por ahí dan una impresión de frialdad. Pero después está el sur de Alemania. Y el sur tiene otra vitalidad, otra alegría de vivir. Hay una diferencia hasta religiosa, porque en el norte son protestantes y en el sur son católicos. La buena comida, por ejemplo, viene del sur”, comenta Hofmann.

Por lo tanto, el contexto es determinante para esta historia, ya que transcurre en el sur: “Esta historia no podría pasar en el norte de Alemania; sería una película totalmente distinta”, subraya Hofmann, quien agrega que es una historia romántica no convencional. “Generalmente la historia romántica surge a partir de un conflicto que precede a la historia. Un conflicto, por ahí, de clases: la chica pobre que se enamora del hombre rico o puede haber otro tipo de conflictos que tienen que ver con determinado status. Pero, en general, los personajes que se encuentran son semejantes en algún aspecto. En cambio, en esta historia el desafío era justamente que se encontraran dos personajes que no tenían nada que ver y que entre ellos no pasaba nada. No existía esa cosa del amor a primera vista.” Hofmann buscó escribir, entonces, un guión que tuviera “dos mundos absolutamente diferentes entre los que no pasaba nada y que de pronto pasara algo”.

Otras películas que integran la programación son Cuatro minutos, de Chris Kraus, quien eligió una cárcel de mujeres como ambiente donde se desarrolla la trama que tiene como protagonistas a una anciana y una joven que padecen en la actualidad los errores cometidos anteriormemnte; Los falsificadores, dirigida por Stefan Ruzowitzky y elegida como la película alemana para competir por el Oscar a la Mejor Película Extranjera 2008, que trata sobre la falsificación de dinero más grande de la historia, conocida como “Operación Bernhard”, que se implementó desde 1942 a 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, bajo el amparo del régimen nazi. Otro de los films que integran la grilla es Yella, dirigido por Christian Petzold, cuya protagonista, la actriz Nina Hoss, recibió un Oso de Plata en la Berlinale.

Durante el festival se exhibirán dos documentales. El primero tiene, en realidad, nombre argentino: se llama Chamamé y fue dirigido en nuestro país por la directora Cosima Langen, que se encuentra en Buenos Aires para presentarlo. “Ella escuchó un CD de chamamé en Alemania, le encantó y dijo ‘de eso tengo que hacer un documental’”, señala Wilhelmi. El otro es Losers & Winners, de U. M. Franke, que pone el acento en los conflictos entre dos culturas. “Un complejo industrial en Alemania es comprado por China y se manda a todo un equipo de obreros chinos a desarmar este complejo para trasladarlo a ese país. Es el encuentro entre la mentalidad de trabajo china con la alemana: mientras que los chinos van como hormiguitas y se ponen a trabajar dieciocho horas al día, los alemanes –con una tradición más occidental–, a las seis de la tarde guardan sus cosas y se van”, comenta Wilhelmi.

El cierre del Festival de Cine Alemán será con un lujo: se exhibirá una copia restaurada de Fausto, dirigida por Friedrich Wilhelm Murnau en 1925 y protagonizada por Emil Jannings, Gösta Ekman y Camila Horn. Paralelamente a la proyección, el Trío Infausto (ex Trío Tenebroso), integrado por Marcelo Katz, Demian Luaces y Sergio Catalán, acompañará musicalmente las imágenes. Esta actividad se pensó en conjunto entre German Films y el Instituto Goethe, que conmemora su decimocuarto aniversario en la Argentina. “Murnau es uno de los directores más grandes del cine alemán junto con Fritz Lang. Esta fue su última película, que filmó en Alemania, porque después se fue a Estados Unidos, y también es una de las últimas películas del cine mudo. La hizo en 1925 y ya en el ’30 empezaron a aparecer las películas sonoras”, cuenta Wilhelmi.

* La programación puede consultarse en www.cinealeman.com.ar.