Jueves, 20 de septiembre de 2007 | Hoy
CINE › UN FILM PARA FONTANARROSA
Mariana Wenger estrena esta noche el documental Cine Negro, que se centra en las criaturas del humorista.
Por Oscar Ranzani
La cineasta Mariana Wenger conocía a Roberto Fontanarrosa desde que era niña. Hace doce años presentó un proyecto para filmar el documental Fontanarrosa se la cuenta y confiesa que ha reído, una película centrada antes en la historia de vida del Negro que en su obra; luego le quedó la inquietud de completar ese otro aspecto esencial del gran dibujante y humorista rosarino. Hace un año y medio, Wenger tuvo una idea que fue puliendo a medida que avanzaba la puesta en práctica. En principio, el objetivo era realizar “una reestructuración” de aquella película. Pero posteriormente decidió armar un nuevo documental titulado Cine Negro, que se estrena hoy a las 21 en el Complejo Tita Merello (Suipacha 442). “Cine Negro está más volcada a los personajes, al trabajo del Negro, no tanto a la vida, como fue la primera, sino a algunos de sus personajes, a Boogie, a Inodoro”, dice la directora en diálogo con Página/12.
Esta película mantiene de su antecesora la pequeña ficción que recreaba la época de la escuela primaria de Fontanarrosa (con actuaciones de Antonio Gasalla, Norma Pons y la artista rosarina Liliana Gioia) y algunos testimonios de colegas que se mezclan con otros nuevos: Fito Páez, Marcos Mundstock, Daniel Rabinovich, Juan Sasturain, José Pablo Feinmann, Enrique Pinti, Joan Manuel Serrat y Luis Puenzo, entre otros. Cine Negro se gestó cuando Fontanarrosa vivía, pero las opiniones del Negro datan de la época de la primera película. “Yo tengo todo el respeto por la dignidad con que el Negro llevó su enfermedad. Una elección estética mía fue mostrar su vitalidad”, afirma Wenger al respecto. El documental incluye ficcionalizaciones y tiene un tratamiento estético visual interesante, donde la imagen simula ser, por momentos, una gran historieta que se proyecta en la pantalla de un cine y donde los personajes animados de Fontanarrosa interactúan con su propia caricatura.
–Si bien está más centrada en los personajes, Cine Negro narra también aspectos de su vida, como cuando se cuenta la infancia y cuando distintas personas que lo conocieron opinan sobre su forma de ser. La vida y la profesión parecen mezclarse.
–Sí, incluye la infancia, testimonios de compañeros de la escuela primaria y demás. Lo que pasa es que en la primera película habían quedado relegados los personajes en sí. Y me parecía una barbaridad. Entonces, la idea en ésta fue hacerles un poquito de honor a los personajes. Hubo cinco estudios de animación que trabajaron para poder lograr las animaciones.
–¿Desde cuándo conocía a Fontanarrosa?
–Cuando yo era niña, en la etapa en que se dedicaba a la publicidad, él había hecho unos trabajos para la empresa de mi papá. Luego, doce años atrás, me presenté a un concurso del Instituto de Cine con la idea de armar un documental sobre el Negro Fontanarrosa. Y allí lo conocí mucho más. Yo ya había tenido contacto con él, inclusive habíamos compartido algunos días la Mesa de los Galanes, donde permitían sentar, a veces, a mujeres, y había tenido muy buenas charlas con él. Había sido compañera de truco en algunos torneos de clubes de verano. Es decir, ya existía un contacto. Después, con la primera película, se agudiza.
–De los personajes, ¿qué aspectos de Fontanarrosa le interesaba destacar particularmente en este documental?
–En este documental juntamos a los amigos de la revista Boom, que relatan un poco cómo era en sus comienzos; dicen que terminaba el día de trabajo y jugaban al fútbol, que iban al bar El Cairo. Quería rescatar esa cosa cotidiana de los comienzos del trabajo, esa cosa más profunda de las relaciones humanas que había tenido en relación al trabajo. Y además, el amor que tenía por sus personajes, que me parece que en esta película queda como más destacado. ¡La ternura que tenía con sus personajes! Y la maravilla que transmitía.
–No es un documental clásico de entrevistas a cámara y voz en off, sino que las imágenes juegan un rol muy importante....
–Sí, yo estoy hace unos años buscando la estética del documental no tradicional. Lo hice anteriormente con Juanito, el sueño de la esperanza, que es un documental animado de homenaje a Berni, y también con un homenaje a Van Gogh y otro al Quijote. O sea, estoy en la búsqueda del documental poco tradicional. En este caso, traté de buscar una estética que fue la del homenaje a la historieta.
–Precisamente, desde el aspecto estético hay un juego con el formato de la historieta en pantalla, como si todo fuera una gran historieta que se proyecta en un cine.
–Exactamente, ésa fue la idea, donde Inodoro y el Mendieta se meten en un agujero dentro de la viñeta y dentro de otra viñeta... Como que entran y salen de las viñetas. Traté de hacer ese juego estético y de relato.
–Además, ¿el desafío era poner en escena la biografía antes que contarla?
–Es como un docudrama porque las distintas etapas de la vida están recreadas. Hay ficciones documentando. A mí no me gusta la partición en géneros. He trabajado en casi todos los géneros, pero no me gustan los encasillamientos. Me encantan los documentales donde se ficcionaliza y también las ficciones donde se pueden documentar cosas. Entonces, también traté de jugar con eso en este documental sobre el Negro. Y la palabra juego sale mucho en esta entrevista porque nos la enseñó el Negro a nuestro grupo de trabajo, ya que sabía jugar con todo. Realmente tenía mucho humor hasta último momento, con muchísima dignidad. Nosotros le íbamos enviando por mail algunas entrevistas y algunos CD a medida que iba avanzando la película. Se lo tomaba con mucho humor.
–En el comienzo, los dibujos de Fontanarrosa interactúan con imágenes de películas famosas. ¿Cuál fue la idea?
–Al Negro le encantaban algunos personajes del cine internacional y del humor en general. Era fanático de todas las personas que lo hicieron reír, como Woody Allen, Chaplin, Mel Brooks, Les Luthiers.... Entonces, fui tomando eso de su testimonio y pensé: ¿cómo abrir esta película? Entonces, la idea fue que el Boogie persiguiera a una caricatura de Fontanarrosa y que la persiguiera dentro de algunas de estas películas que tanto le gustaban al Negro. Y ahí está también Clint Eastwood porque también se divertía con las de suspenso y el western.
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