Miércoles, 30 de enero de 2008 | Hoy
CINE › ENTREVISTA AL DIRECTOR CARLOS PRONZATO
El documentalista explica la lógica de Carabina M2. Un arma americana. El Che en Bolivia, una película en la que se cruzan testimonios: de guerrilleros que lucharon junto a Guevara y de militares que participaron de su captura.
Por Oscar Ranzani
Por aquí salió un hombre hacia la eternidad... La frase escrita con un marcador indeleble negro en el último sitio donde estuvo Ernesto “Che” Guevara es cortita pero muy potente: a pesar de la desaparición física del guerrillero sus ideas perduraron y se hicieron carne en multitudes que lo transformaron en símbolo y bandera de la rebeldía y de la lucha contra la injusticia, a pesar de que el sistema capitalista intentó apropiarse y resignificar el mito vendiéndolo como publicidad en objetos para jóvenes. Sobre esa frase escrita en La Higuera se detiene en un momento silencioso el ojo de la cámara de Carlos Pronzato, cineasta argentino (Bolivia: la guerra del gas) radicado en Brasil, que recorrió todo el itinerario del Che en su última etapa de acción revolucionaria. Carabina M2. Un arma americana. El Che en Bolivia explica el recorrido del Che en las selvas bolivianas y podrá verse hoy a las 19 en la Sala Raúl González Tuñón del Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543), con entrada gratuita y con el auspicio de la Embajada de Bolivia.
Como particularidad, el film es rico en testimonios difíciles de encontrar. Tal es el caso de los guerrilleros bolivianos José Castillo (Paco) y Salustio Choque Choque, que lucharon junto a Guevara. No menos importante es el de Loyola Guzmán, quien durante 1967 realizó el apoyo urbano a la guerrilla. Carabina M2... (el nombre del arma con que se mató a Guevara) muestra también la otra cara: la de los militares. Habla, por ejemplo, el general Gary Prado, responsable de la captura del Che. Sus posturas son rebatidas en algunos casos por el realizador. Aparece también el relato del piloto que transportó el cuerpo de Guevara en helicóptero desde La Higuera a Vallegrande e, incluso, la enfermera que lavó el cadáver del Che. El documental se completa, entre otros testimonios, con opiniones de periodistas e investigadores que analizan aquella acción revolucionaria, los directores de la Fundación Che Guevara y pobladores campesinos de la zona de influencia de la guerrilla.
Pronzato reconoce que viene trabajando temas de Bolivia en algunas de sus producciones como, por ejemplo, La guerra del agua, La guerra del gas, y la asunción de Evo Morales. Le parecía que faltaba el puntapié inicial “de todo esto”. Respecto de la circunscripción de la etapa del Che en Bolivia, el director señala que “ese período es poco conocido porque digamos que es el período del fracaso, de la derrota y de la tragedia final. Yo quería meterme y explicarme primero a mí mismo por qué, buscar a los protagonistas e ir buscando los puntos donde él estuvo para encontrar una tentativa de explicación o darle luces con nuevos testimonios a esta etapa”.
–Buena parte del documental cuenta con testimonios de militares bolivianos y de sus familiares, que recuerdan el suceso. ¿Por qué decidió incorporarlos?
–Todo comenzó porque yo tuve una información de dónde estaba el arma con la que se mató al Che. Entré en contacto con la señora que tiene el arma: es la esposa del teniente que fue el que recibe la orden y después pasa su arma a Mario Terán, el sargento que lo mata. Ahí me puse a pensar que sería interesante incorporar testimonios de los militares que tuvieron una participación fundamental, apoyando una decisión norteamericana, porque “había que contener a la guerrilla”. Yo creía que con el tema del Che había que trabajar con elementos históricos más objetivos y me parecía que esas fuentes eran importantes, porque estuvieron y quería saber cuáles eran sus posiciones. Algunas las rebato en el propio documental.
–Hay también hallazgos importantes como, por ejemplo, los testimonios de algunos guerrilleros bolivianos que lucharon junto al Che, quienes exponen públicamente sus recuerdos. ¿Esta elección fue para contrarrestar la presencia de los militares en la película?
–No, yo creo que de inicio hubiera sido sólo gente que estuvo en la guerrilla. Fue muy difícil encontrarlos. No fue fácil llegar a ellos porque sufrieron durante tanto tiempo una presión muy grande de todos los gobiernos que se sucedieron en Bolivia. La idea era que me hablaran de su experiencia con el Che. Salustio Choque Choque y Paco Castillo (el único sobreviviente de la emboscada en Vado del Yeso donde muere Tania) no son de los que combatieron hasta el final. Son del grupo minero que venía con Moisés Guevara, que era el líder de los mineros. No hubo gran experiencia de combate pero hubo experiencia de haber participado en los primeros momentos en Ñancahuazú. Entonces, eran de una importancia fundamental y esto estaba poco visto en documentales. También habla Loyola Guzmán, que estuvo con el Che y también fue importante porque de ella dependía la organización urbana.
–¿Cómo es vista la figura del Che en Bolivia?
–A nivel de gobierno (lo defiendo en el documental) hay una línea muy fuerte entre el mensaje guevarista y las banderas del MAS. Esto se dio mucho al inicio en toda la campaña del MAS. A mí me sorprendió mucho porque ni en gobiernos de izquierda como el de Lula o el de Tabaré es tan fuerte ese mensaje. En Bolivia, el Che estaba siempre presente. Yo no sé cómo ha sido hasta el gobierno de Sánchez Lozada, ya que llegué casi al final de su gobierno, cuando cae en la guerra del gas y viene Meza. Se lo explica en el documental a través de Antonio Peredo, hermano de los guerrilleros Inti y Coco Peredo. Justamente en palabras de él busco lo histórico del Che, cómo fue trágico haber hablado del Che durante mucho tiempo en Bolivia; especialmente en la región donde operó la guerrilla pero también en zonas urbanas. Ahora el Che tiene mucho peso en todo lo que es el estudiantado boliviano. He escrito un ensayo que se llama Del Che al Evo, donde establezco de una manera metafórica ciertas ligazones. Evo Morales lo nombra al Che. Nunca vi un presidente que nombre al Che en el momento de la asunción, como un icono o un referente.
–¿Coincide en que los militares bolivianos fracasaron? Creyeron que con su eliminación física desaparecería el pensamiento del guerrillero, algo que no sólo no sucedió sino que desde su muerte crecieron exponencialmente las ideas del Che a nivel colectivo.
–Claro, justamente. Pero bueno, si hoy uno le pregunta a cualquier militar, como yo lo he hecho en Brasil, los movimientos sociales fueron destrozados, el ejército siempre se encuentra en posición de triunfador. Pero los que triunfan son los movimientos que hasta hoy están en la memoria de la gente y a los militares no los conoce ni la madre. Entonces, lo importante es la memoria. Y si esa memoria sirve para mantener antorchas encendidas, yo creo que quien triunfa es el Che por más que haya sido destrozado todo ese movimiento. El ejército no puede asumirse triunfador. Inclusive el ejército es la línea de frente de un programa social de las elites. El ejército es apenas la mano de obra.
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