CINE › “LA LEYENDA DEL PERRO AMARILLO”, DE BYAMBASUREN DAVAA
La directora de La historia del camello que llora vuelve a su país natal para contar con delicadeza y sensibilidad otro relato simple y austero.
› Por Luciano Monteagudo
Cuatro años atrás llegó, primero a la competencia del Bafici (donde ganó el premio del público) y luego a la cartelera local, un pequeño gran film llamado La historia del camello que llora, que narraba con delicadeza y sensibilidad un relato insólito, enmarcado en las tradiciones de los criadores de camellos del desierto de Gobi, en vías de desaparición. Una de las realizadoras de aquel film, estudiante de la Escuela de Cine de Munich, Byambasuren Davaa, nacida en Ulan Bator (y visitante del Festival de Mar del Plata 2006), aparece ahora como la única directora de La leyenda del perro amarillo, una producción alemana claramente tributaria del éxito de aquella película.
Filmada también en los desolados paisajes de Mongolia y con un cielo infinito como único techo, este Perro tiene muchos de los mismos méritos de aquel Camello –simplicidad, economía de medios, austeridad dramática–, pero no puede escapar a la sensación de déja-vu que impone el mismo escenario y personajes similares. La historia aquí incluso es todavía más exigua que la del primer film, lo que obliga a la directora a aguzar su sentido de la observación y, en algún momento, a alargar quizás innecesariamente una o dos escenas.
La familia Batchuluun vive felizmente su existencia nómade, lejos de la civilización y rodeada apenas de su rebaño de ovejas. El padre, sin embargo, está inquieto por un lobo que por la noche ataca sus corderos, al punto de que de dos de ellos sólo le queda la posibilidad de vender la piel. Por eso, no ve con buenos ojos cuando Nansal, su hija mayor (de apenas 6 años) adopta un simpático cachorro vagabundo. A pesar de su aspecto cariñoso e inofensivo, el padre supone que Zochor (“Manchita”, tal el nombre con el que es bautizada la mascota) pudo haber sido criado por una manada de lobos esteparios y que éstos quizás alcancen a seguir su rastro y vuelvan a atacar a su rebaño. “Me preocupa nuestro futuro”, le dice a su joven mujer, mientras Nansal y sus dos hermanos menores juegan al aire libre e imaginan figuras de animales en las siluetas que dibujan las nubes.
Poco más sucede en La leyenda del perro amarillo, título que alude a la historia sobre una reencarnación que una anciana de la región le cuenta a la niña Nansal y en la que se intuye que no puede haber sino un final feliz para el pequeño Zochor. Mientras tanto, a la manera de un riguroso documental etnográfico, la directora Byambasuren Davaa se concentra en los apuntes de esa vida familiar en el desierto, en los trabajos y los días de ese rincón apartado del mundo, donde la televisión todavía no ha podido instalar su tiranía y los relatos preferidos siguen siendo aquellos que se narran alrededor del caldero y el fuego.
La cámara de Davaa ofrece entonces la posibilidad de curiosear la cotidianidad adentro de una yurta, esas enormes carpas circulares capaces de albergar todo un juego de muebles y hasta una estufa con chimenea. Es sorprendente comprobar con qué facilidad toda esa compleja estructura de maderas y lonas puede ser rápidamente desarmada y transportada para viajar a una nueva región, con pastos frescos para el rebaño de ovejas. El pastoreo de los animales, la rutina del ordeñe, la preparación del fuego y hasta la manufactura del queso son otras de las menudas estaciones de esta película que omite deliberadamente toda referencia a la vida en la civilización.
Apenas se sabe que corre el siglo XXI porque el padre tiene una moto con la que viaja a la ciudad (a la que nunca se ve) y porque Nansal le cuenta a sus hermanos de unas casas que ella conoció allí, construidas unas sobre otras y donde se puede orinar puertas adentro. Al final, un camión que viene a difundir con sus parlantes la noticia de un inminente acto eleccionario sugiere que el mundo ya no es tan ancho y ajeno. A diferencia de La historia del camello que llora, esta Leyenda del perro amarillo no pone el acento en los animales sino en el hombre y su circunstancia.
7-LA LEYENDA DEL PERRO AMARILLO
(Die Hoehle Des Gelben Hundes - Alemania, 2005)
Dirección y guión: Byambasuren Davaa, inspirada en un relato Gantuya Lhagva.
Fotografía: Daniel Schoenauer.
Montaje: Sarah Clara Weber.
Música: Ganpurev Dagvan.
Intérpretes: Urjindorj Batchuluun, Buyandulam Daramdadi Batchuluun, Nansal Batchuluun, Nansalmaa Batchuluun, Batbayar Batchuluun.
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