Martes, 12 de febrero de 2008 | Hoy
CINE › MURIO EL ACTOR ROY SCHEIDER
Se hizo mundialmente célebre en el film de Steven Spielberg y brilló en All that jazz, por la que fue nominado al Oscar.
Su rostro, caracterizado por esa extraña nariz deformada por una pelea de box en sus épocas de estudiante, se hizo mundialmente célebre por el primer blockbuster de la historia, el Tiburón de Steven Spielberg que en 1975 superó la barrera de los 100 millones de dólares, hizo que todos miraran con desconfianza las playas y le dio un considerable empujón al cine catástrofe. Pero Roy Scheider fue mucho más que el jefe de policía Martin Brody, y no sólo por las más de 40 películas que filmó en su carrera: fue también el alter ego de Bob Fosse en All that jazz y tuvo papeles en otros hitos del cine como Contacto en Francia y Maratón de la muerte. El actor estadounidense murió ayer en Little Rock: David Robinson, portavoz del Hospital de la Universidad de Arkansas, no dio detalles, aunque el actor había recibido tratamiento por un mieloma múltiple durante los últimos dos años.
Nacido como Roy Richard Scheider el 10 de noviembre de 1932 en New Jersey, el hombre de la nariz chata combinó su pasión por los deportes con el estudio de actuación, hasta que una participación en el Festival Shakespeare de Nueva York le dejó un premio Obie. Su primer trabajo para la pantalla grande fue en The curse fo the living corpse, una de terror clase B de 1964 que no pasó precisamente a la historia. Es que la historia grande lo esperaba en la adaptación que Spielberg hizo del best seller de Peter Benchley: aunque ya había demostrado sus dotes actorales en Klute (1971) junto a Jane Fonda y componiendo al detective Russo de Contacto en Francia (William Friedkin, 1971, que le valió una nominación al Oscar como Mejor actor de reparto), Scheider se hizo enormemente popular como el policía que se enfrentaba al poder político de un pueblito costero de Nueva Inglaterra y terminaba dándole caza al tiburón blanco. Poco después de ese film, en 1978, Scheider cometió dos errores encadenados: rechazó un papel en El francotirador porque el personaje no le parecía consistente y, cuando los ejecutivos de los estudios Universal, enfurecidos por esa decisión, le ofrecieron la opción de liberarlo de su contrato sólo si filmaba Tiburón 2, aceptó. El éxito de la película de Brian de Palma y la endeblez de la secuela de Jaws le pesaron en la conciencia durante mucho tiempo.
Sin embargo, 1979 terminaría siendo un buen año: All that jazz, el notable film semiautobiográfico de Bob Fosse, significó una nueva nominación al premio de la Academia. Pero esta vez como actor principal, por la brillante interpretación de un coreógrafo mujeriego, alcohólico y drogota cuya muerte era escenificada en una inolvidable coreografía final. Sería, al cabo, la cima de una carrera que comenzó a languidecer de manera inexplicable. Scheider siguió trabajando, en películas de acción como Relámpago azul (1983), otra secuela poco afortunada como 2010 (1984), como asesino a sueldo en Cohen y Tate, agente de la CIA en La casa Rusia (1990) y como protagonista de la serie de TV SeaQuest, al mando de un submarino futurista. “Lo importante es hacer un buen trabajo, no importa en qué medio lo hagas”, dijo alguna vez, y en rigor su desempeño siempre fue decente, tanto como para encarnar tres veces al presidente de Estados Unidos y salir airoso incluso en las películas de segunda línea, de esas que van directo a video, que ocuparon su tiempo en los últimos años. Su última película fue The punisher, basada en un comic. Acosado por un cáncer, Scheider se retiró de la actuación. Una de sus últimas apariciones públicas fue en marzo de 2007, cuando el festival SunDeis le otorgó un premio a su carrera seguido por la exhibición de, claro, All that jazz.
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