Lun 17.03.2008
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CINE › ENTREVISTA AL CINEASTA FLAVIO NARDINI

“Vivimos un ‘sálvese quien pueda’”

El realizador de 76-89-03 volvió a dirigir junto con Cristian Bernard. Nardini explica por qué eligieron el humor negro para contar las tres historias que se entrelazan en Regresados, la película que será estrenada el próximo jueves.

› Por Oscar Ranzani

La dupla que componen Flavio Nardini y Cristian Bernard está de estreno: después de su ópera prima 76-89-03, los cineastas volvieron a dirigir juntos. El resultado se llama Regresados, un film en el que se entrecruzan tres historias a partir de una reunión de egresados que festejan el reencuentro de viejos compañeros de banco, después de dos décadas durante las cuales cada uno forjó (o no) un porvenir. La característica de Regresados es su condición de comedia de humor negro que, a su vez, combina géneros en el entrecruzamiento de historias: la parte romántica a partir del encuentro entre Guido y Melina que fueron novios en la adolescencia; el thriller psicológico representado por Luis María, el chico malo de la división que le hacía la vida imposible a Germán “Pequeño” y que luego de leer a Paulo Coelho se arrepiente y busca redimirse; por último, está presente el thriller urbano: Lito es un porteño que realizó una carrera exitosa en Europa y se reencuentra con sus viejos amigos Alexis y Franco, que planearán nada menos que... secuestrarlo.

“Así como 76-89-03 se nos ocurrió en ocho días, para esta película tardamos como un año en encontrar la idea. Sí queríamos contar una historia que transcurriera en una sola locación, sobre todo por un tema de producción: sabíamos que no íbamos a tener guita”, relata Nardini en la entrevista con Página/12, de la que no participó Bernard debido a que se encuentra de viaje. Nardini comenta que el disparador surgió después de que a Bernard lo invitaron a una reunión de egresados del colegio donde estudió. Ni bien llegó y se encontró con Nardini, le dijo: “Este es un punto de partida maravilloso, me empezaron a pasar cosas”. Durante mucho tiempo, trataron de que la película transcurriera en el colegio, “pero cuando seguíamos laburando el guión nos dábamos cuenta de que el film se encerraba mucho. Corríamos el riesgo de pecar de aburridos. Tomamos la decisión de que la reunión de egresados fuera un punto de partida”, señala Nardini sobre la construcción de Regresados, que se estrenará este jueves.

–Al estar atravesadas las historias por distintos géneros, ¿resultó más complicado armar el entrecruzamiento?

–Ese era el desafío que teníamos con Cristian: hacer una película con tres géneros distintos y que no se sintiera que fueran tres cortos en una película. Como eran tres géneros diferentes era muy difícil amalgamarlos en un mismo clima cinematográfico. Pero nos jugamos con esa idea. Más allá de algún leve cambio estético, tratamos de que las historias fueran de la misma noche y en el mismo mundo. La edición también fue importante para saber en qué momento pasábamos de una historia a otra. Más que difícil fue arriesgado. Pero sentimos que logramos que no fuera una historia con tres cortos sino que son tres historias en una película.

–Y en líneas generales tiende a la comedia negra, un género muy poco abordado por el cine argentino. ¿Qué los motivó a encararla por ese lado?

–Tampoco fue una decisión. Parte naturalmente del espíritu que tenemos Cristian y yo de reírnos de nuestras propias miserias y de ponerle humor a la tragedia. Solamente eso hace más digerible el día a día. Por otra parte, nos extraña que haya tan pocas películas de humor negro porque los argentinos en el día a día somos especialistas en eso. Y nos parece que el humor es un muy buen vehículo para decir verdades poco digeribles. Entonces, nos gusta para una película generacional, poco complaciente con nuestra clase media y con nosotros mismos.

–Regresados muestra que los personajes no están conformes con lo que han sido. ¿Esto es una muestra de la traición a sí mismo de cada uno?

–Sí. No están contentos con lo que han sido ni con lo que son. Uno nota en muchos casos que la gente no está contenta. Estamos todos sobreviviendo. A veces, uno tiene la “desgracia” de ir a otros países más desarrollados y te das cuenta de la gran diferencia entre sobrevivir y vivir. Y me parece que uno posterga muchos sueños en este “Sálvese quien pueda” que vivimos en los últimos veinte o treinta años.

–¿Se puede leer también Regresados como una crítica a la clase media?

–Sí. Hay muchas películas en las que se habla mal de los ricos pero generalmente los argentinos tendemos a echar las culpas a otros. Y no vamos a crecer hasta que reconozcamos nuestras propias miserias. No hay muchas películas que hablen en serio de la clase media. Igual, uno parte de estereotipos y está mal generalizar porque, por supuesto, también están las excepciones. Lo que pasa que no son entretenidas cinematográficamente.

–En el film se plantean segundas oportunidades. ¿Por qué?

–Al ser el vigésimo aniversario de estos ex alumnos, los personajes están en los 37 años. Casi casi es una de las últimas oportunidades en la vida para tratar de cumplir los sueños. No hay muchas más después de los cuarenta y pico. Y esa reunión le va a hacer tomar una decisión a cada personaje. Hay que ver si están dispuestos al difícil camino de reconstruirse o ampararse en la comodidad. Ese es el desafío.

–¿Las historias están basadas en sus propias experiencias con compañeros del colegio secundario?

–A Cristian y a mí nos gusta mucho construir mundos, desafíos y guiones, así que hay mucho de nuestra imaginación. Pero como siempre, partimos de estereotipos o de hechos que uno ha conocido, a los que les damos libertad cinematográfica, porque generalmente la realidad es un plomo. Está bueno tomar lo mejor de la realidad, hacerlo verosímil pero darle más giros, más drama, más tragedia o más humor.

–¿Cómo se complementan en la codirección?

–Hay dos factores que son como el primer paso: no sólo nos respetamos mutuamente sino que nos admiramos. Nos gusta el mismo cine y somos críticos en la escritura del guión. Pero siempre pensando que el otro es mejor que uno. Es una simbiosis magnífica. Después, en la filmación, Cristian se encarga de todo lo que es la puesta en escena, la fotografía, el arte de la película y yo me ocupo del casting y de la dirección de actores, porque naturalmente es lo que más nos gusta a cada uno. Por supuesto que yo escucho sus opiniones sobre el casting, y él escucha las mías. Pero después en el set está todo muy delimitado y no hay dobles indicaciones. Ya tenemos mucha gimnasia.

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