CINE › MURIó AYER EL REALIZADOR BRITáNICO ANTHONY MINGHELLA
Director de El paciente inglés –film que obtuvo nueve premios Oscar– y El Talentoso Sr. Ripley, entre otros, fue despedido con elogios por la comunidad cultural inglesa. Militaba en el laborismo.
“Un gran director de actores”, así definió el actor británico Ralph Fiennes a su compatriota Anthony Minghella, director de films como El paciente inglés (que le valió nueve premios Oscar, incluyendo el de Mejor Película y el de Mejor Director) o El Talentoso Sr. Ripley, que falleció a los 54 años en la madrugada londinense de ayer por una hemorragia cerebral en el hospital londinense de Charing Cross. Allí mismo había sido operado la semana pasada por un tumor en el cuello, que se esperaba no le trajera mayores complicaciones.
La noticia de su muerte causó pesar en el ámbito de la cultura británica, ya que Minghella era considerado uno de los creadores más influyentes de su país. Fiennes aseguró que el director era alguien “que siempre quiere llegar al corazón del asunto” del que está filmando.
Minghella iba a estrenar anoche su última obra, The Nº 1 Ladies Detective Agency, rodada en Botswana para la BBC. Se proyectaría en el British Film Institute (BFI), de Londres, que también dirigía. Jude Law, que lo tuvo como director en tres películas incluyendo la de Ripley, dijo estar “profundamente conmocionado y entristecido” por la noticia. Law le elogió el “brillante talento” como director y guionista y lo describió como “un hombre dulce, cálido, inteligente y divertido”.
El primer ministro británico, Gordon Brown, aseguró que Minghella era “un gran amigo” y “uno de los mayores talentos creativos del país”. Su antecesor en el cargo, Tony Blair, que junto a Brown rodó un anuncio para la campaña electoral laborista de 2005 bajo las órdenes del cineasta, lo describió como un ser humano “maravilloso, creativo y brillante, pero aun así humilde, gentil y una buena compañía”.
Otro laborista, el legislador David Puttman, que también fue productor y amigo personal de Min-ghella, lamentó la pérdida del cineasta y aseguró que la industria cultural británica lamentará la pérdida de un colega “muy querido”. “No era un estilista, él se veía a sí mismo como un narrador de historias”, comentó Puttman. “Sus películas estaban muy bien contadas, muy bien hechas e interpretadas”, elogió. Fue un militante por el cine británico. En 2003, cuando asumió la presidencia del Instituto del Cine, se comprometió a aumentar la producción de su país, donde, opinaba, no se hacían “suficientes películas” ni había “suficientes estudios”.
Minghella había nacido en la isla de Wight, al sur de Inglaterra, en 1954 y se crió con sus cuatro hermanos ayudando en la heladería de sus padres mientras soñaba con dedicarse a escribir. Empezaría a cumplir ese sueño tras licenciarse en la Universidad de Hull y comenzar a redactar para la radio y la televisión, antes de llegar al cine. Estrenó su primer film (Truly, Madly, Deeply) en 1991 y cinco años y algunas películas más tarde llegó su gran éxito: El paciente inglés, una adaptación de la novela de Michael Ondaatje que fue galardonada con nueve premios Oscar.
Siguieron otras películas, como El talentoso Sr. Ripley (1999), candidata a cinco premios, o Cold Mountain (2003), que fue nominada en siete categorías, y terminó dándole a Renée Zellweger el premio a Mejor Actriz Secundaria. Minghella no se limitó a la pantalla grande: hasta el montaje de la obra Madame Butterfly, de Puccini, para la ópera Metropolitana de Nueva York, hace apenas dos años fue reconocido por su calidad. El premio Olivier a la Mejor Producción Escénica da cuenta de ello. Por todo ello, las voces de la cultura británica coinciden en que la muerte de Minghella deja un agujero en la escena de las artes de su país.
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