Una exposición de Auguste Rodin (1840-1917) que reúne alrededor de 80 piezas de diversos tamaños en bronce, mármol, yeso, terracota y porcelana, que permiten acercarse a la expresión de “euforia y angustia” que, a un mismo tiempo, el escultor francés imprimía a sus creaciones, desembarca hoy en el Museo Nacional de Arte Decorativo (Libertador 1902). La era de Rodin está conformada con piezas que son propiedad del Museo Soumaya de la Ciudad de México –la colección más significativa de Rodin fuera de Francia, propiedad de Carlos Slim– y otras del Museo de Arte de Ponce (MAP) de Puerto Rico, a la vez que el Museo Decorativo también fue invitado a sumarse con las obras que posee del artista. La muestra se podrá visitar hasta el 16 de septiembre, de martes a domingos de 14 a 19. “La mayor parte de las esculturas que se exhibirán fueron creadas en el taller de Rodin, situado en las afueras de París –adelantó el director del Museo, Alberto Bellucci–, pero también habrá de sus compañeros, de algunos de sus maestros y otras de Camille Claudel, la escultora, amante y modelo con la cual vivió uno de los idilios más tormentosos de la historia del arte.” Entre las piezas se destaca La edad de bronce, una escultura emblemática de Rodin, “que probablemente sea la insignia de la muestra”, según Bellucci. A través de infografías, textos y documentos, “la exposición apunta a que el visitante comprenda las relaciones entre las obras y el contexto de París de esa época, bisagra entre el siglo XIX y el XX, y también esa fascinación que sentimos en Argentina y en Latinoamérica por las esculturas de Rodin”, sostuvo Bellucci.

“La fascinación por este creador –continuó–, que con un gran oficio académico prefería dejar sus esculturas a nivel de la superficie, casi sin terminar, y que además llevaba a sus modelos y a sus producciones al borde de la afluencia, a la expresión de angustia y al mismo tiempo de euforia, sentimientos extremos que curiosamente prendieron en Latinoamérica y en Argentina”, agregó. El museo que albergará la muestra aportará esculturas de su propiedad: “La eterna primavera, un mármol de una pareja de amantes, y el proyecto de chimenea que Errázuriz, el dueño de casa, encargó a Rodin y no se llegó a concretar, pero tenemos aquí la maqueta en bronce de la escultura con las figuras típicas de Rodin”, prosiguió el arquitecto.

La exposición reúne también piezas de Louis Ernest Barrias, Emile-Antoine Bourdelle, Jean Baptiste Carpeaux, Albert Ernest Carrier-Belleuse, Camille Claudel, Charles Cordier, Alexandre FalguiSre, Jean León Gerome, Hiram Powers y Pierre Auguste Renoir, todas esculturas francesas del siglo XIX. Argentina tiene una “relación especial” con Rodin y alberga muchas de sus obras; “es un lujo que vengan ahora otras 80 a dialogar con nuestras esculturas que, quizá, convivieron hacia principios del siglo XX en el mismo taller de las afueras de París... es curioso que se vuelvan a encontrar después de cien años”, dijo Bellucci. Ejemplo de ello son las obras públicas del escultor francés, como el monumento a Sarmiento en Palermo, “que aparece como una potencia”, o El pensador, que iba a ser colocado inicialmente en el medio de la escalinata del Congreso y al final quedó a 300 metros, cerca de la Avenida de Mayo. La muestra incluye una serie de actividades didácticas, talleres para chicos y grandes, concursos de cuentos, conferencias y también la correspondencia entre Rodin y Errázuriz –que conserva el Museo Decorativo– con motivo de la construcción de la chimenea que finalmente no fue.

* Agencia Télam.