PLASTICA › LAS REVISTAS DE Y SOBRE ARTE ESTUVIERON PRESENTES EN LA FERIA ARTEBA
Los artistas plásticos Verónica Romano, Cecilia Szalkowicz y Gastón Pérsico reunieron en la Feria arteBA las principales publicaciones independientes producidas en distintas ciudades del país durante los últimos diez años.
› Por Marisa Baldasarre y Marita García *
En medio de los stands de la Feria arteBA 2010 que acaba de cerrar, una mesa repleta de papeles y lámparas se transformó en un espacio de encuentro y reflexión entre un público diverso. Las damas y caballeros elegantes que suelen frecuentar la feria alternaron por allí con jóvenes poetas, artistas y performers, en una mezcla que, debemos reconocer, se ha vuelto característica de toda la feria. La mesa en cuestión contenía un conjunto de las principales publicaciones independientes producidas en distintas ciudades del país en un período que no va más allá de los últimos diez años. El emprendimiento, dirigido por la artista plástica Verónica Romano, junto con Cecilia Szalkowicz y Gastón Pérsico (responsables de Script, junto a Mariano Mayer), al que se sumó la colaboración del diseñador e imprentero Martín Castagno, se propuso como una oportunidad para difundir un tipo de producciones –autogestionadas, de frecuencia irregular, circulación y tiradas limitadas– que, sin embargo, juegan un rol importante en la tan mentada contracultura contemporánea, aquella que en la Argentina suele ser identificada por ojos ajenos como de una riqueza y creatividad que parecen no ir de la mano de las crisis sociales y económicas.
Por lo menos desde fines del siglo XIX, las revistas son un dispositivo clave del proyecto artístico. Sin duda, las vanguardias –tanto la histórica como sus formulaciones posteriores– entendieron este soporte como un elemento central de su propuesta. Por un lado, la revista permitía la exposición del proyecto en la necesaria interrelación entre palabra e imagen. Por otro, la revista es un soporte que habilita la difusión de la propuesta, atravesando los circuitos locales y las fronteras político-geográficas. La revista es un objeto que viaja. Y durante el viaje no sólo difunde, sino que también conoce y se integra con diferentes voces. Varios elementos son tópicos clásicos de las revistas lanzadas por formaciones artísticas: la frecuencia irregular, los acotados números publicados y la circulación y tiradas limitadas. Las revistas involucran proyectos que mutan y se transforman; y en los avatares de este esforzado emprendimiento, muchas veces los números editados no alcanzan la decena. En el caso argentino, tal vez la revista Arturo sea la más paradigmática, por la proyección alcanzada por su único número. Por supuesto que hay también muchas excepciones: sin ir más lejos, en el campo porteño contemporáneo la revista Ramona acaba de sacar su último 101 número, que es merecidamente un homenaje a sus diez años de trayectoria. El caso de Nosotros, revista clave para la literatura argentina desde 1907 hasta los años ’40, es otro ejemplo de proyectos editoriales de largo alcance.
Así como la periodicidad y continuidad, el formato –el aspecto material de la revista– es un elemento clave de la definición del proyecto. Desde las revistas con grabados originales como Metrópolis y Campana de Palo, hasta el inusual formato alargado de A Partir de 0 –dirigida por Enrique Molina– o a la experimental Diagonal 0, creada por Edgardo Vigo, la apariencia de la revista siempre actúa como una decisión significativa. Otro tópico generalizado y sumamente interesante radica en las interrelaciones entre las publicaciones. De hecho, esto es ante lo que nos enfrenta la propuesta de Romano, Szalkowicz y Pérsico. Por ejemplo, si observamos históricamente este “círculo de revistas”, es interesante recordar los buenos augurios que recibió la aparición de la revista Joaquim de Curitiba en el contexto literario brasileño de los años ’40. En la misma década, en la Argentina, una saga de revistas editadas por los exiliados españoles (De Mar a Mar, Correo Literario, Cabalgata) hacía de esta circulación de ideas una poderosa red de defensa –espiritual– a la coyuntura política mundial. Durante los ’60, Diagonal 0 también activó la trama de circulación de discursos americanistas con las publicaciones de los poetas concretos brasileños, así como con la revista mexicana El Corno Emplumado. Evidentemente, las asociaciones entre revistas plantean tramas significativas para la comprensión no sólo de la coyuntura local, sino también del panorama cultural internacional. Se descuenta que este arbitrario, breve y fragmentario recorte deja afuera más de lo que incorpora.
Cada vez con más interés, el mercado nacional e internacional se ha volcado al coleccionismo de revistas y documentos. Además, la fundamental empresa de realización de ediciones facsímiles de revistas ha habilitado el acceso a estos dificultosos materiales (tarea que, por otra parte, ha merecido en la Argentina escasa repercusión, comparándola con el caso brasileño). También desde el ámbito académico, las revistas son, desde hace varios años, un tópico privilegiado de estudio. ¿Es posible pensar que este fuerte interés por las revistas radica en su capacidad para asir encuentros y disputas, evocando vívidamente los recorridos de un pasado esquivo?
Ahora sí volvamos a arteBA 2010. El interés de la incansable Verónica Romano por las publicaciones viene de su propio hacer como directora de 2obras, hojas mensuales de circulación gratuita publicadas ininterrumpidamente desde 2006 –frecuencia y duración poco comunes para este tipo de emprendimientos– que proponen generar un diálogo entre una producción literaria y una visual, sin orientarlo hacia un lugar específico y sin volver a un arte dependiente de la otra. “Dejando lugar para el salto poético”, en palabras de la propia artista. Esta no sujeción de la imagen a la palabra, ese rechazo a la idea de “ilustrar” para optar por la convivencia (feliz o conflictiva) entre ambas, es un registro que atraviesa muchas de estas publicaciones.
Los cruces entre artes visuales y poesía, pero también entre moda, música, diseño, arquitectura, tipografía, fotografía y literatura, son una de las claves de estos fanzines, revistas u hojas sueltas que resultan sumamente efectivas para captar el resplandor fugaz de un momento. La voluntad del hacer se transmite de forma obstinada y por momentos irreverente en todas ellas. Si bien el conjunto presentado en arteBA 2010 se mueve dentro de una amplia gama que va desde revistas de mayor tirada y presupuesto –que redundan en su cuidada diagramación y diseño–, como arta, Ur, Sede o Dadamini, hasta otras sumamente artesanales y de apariencia preciosa por su precariedad. Nos referimos a los barquitos plegados de Proveedora de Droga, los envoltorios de regalos que encierran poesías de Ediciones Presente y los fanzines dibujados de Lino Divas, en todas ellas parece persistir un espíritu resistente que busca comunicar sin detenerse en la pregunta de para qué o para quién. “Para mí”, “para mis amigos”, “para unos pocos” o “para el mundo entero”, podrían ser las respuestas de quienes se presentan o se esconden bajo las páginas escritas, ilustradas o fotocopiadas de estas publicaciones. El no preocuparse por el financiamiento, ni por la salida comercial, más que un límite se transforma en libertad creativa. Libertad que permite encuentros fortuitos de imágenes y palabras; o directamente rehuir del texto escrito para comunicar sólo a partir de la imagen, como el portfolio de dibujos de artistas Número A o Camalote, cuyo editorial no es otra cosa que una pintura. O el sumergirse sin necesidad de explicaciones en la subjetividad propia y ajena, como proponen la caligrafía personal de la poesía manuscrita de la revista homónima, los pequeños mundos íntimos construidos por yasonlasdoce o los fanzines con relatos de trabajos aburridos o bochornos sexuales donde las voces de los protagonistas se confunden en el continuado de relatos en primera persona.
Y si bien la mayoría de ellas fueron pensadas para circular de mano en mano hasta perderse y reivindican su carácter efímero, es notable cómo este estatuto transitorio las transforma en objetos de deseo; el gusto por su posesión reivindica el valor objetual que busca ser negado desde la materialidad. ¡Pero no caigamos en la trampa! Más allá de que casi todas tienen algún tipo de circulación en páginas o blogs de Internet, el romanticismo de la letra y la imagen impresa parecen tener algo de irrenunciable.
* Doctoras en Artes (UBA), investigadoras del Conicet y docentes universitarias.
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