Mar 05.06.2012
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PLASTICA › EL SáBADO SE INAUGURA LA DOCUMENTA 13 EN KASSEL, ALEMANIA

Arte argentino en la documenta

En la documenta de Kassel la presencia argentina comienza con una curiosidad: la ilustración de Norah Borges para la novela La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares.

› Por Sergio Baur *

Los visitantes del sitio web de la muestra de artes visuales documenta 13, que se inaugurará el sábado en la ciudad de Kassel, Alemania, pudieron observar en esa página, durante varios días, que la primera imagen que aparecía en su pantalla correspondía a la primera edición de la novela de Adolfo Bioy Casares La invención de Morel. La obra se alternó con la de otro libro, A Rebours –A contrapelo– del decadentista J. K. Huysmans, en su versión inglesa, Against the grain.

La estricta convocatoria que cada cinco años tiene lugar en esa ciudad presenta las últimas tendencias del arte contemporáneo, a través de una exhibición generalmente concebida con rígidos criterios teóricos. El equipo de curadores convocados para la muestra realiza una selección de obras, cuyo relato no elude aquellas propuestas estéticas de fuerte contenido social, político y económico.

En esta 13ª edición, la responsabilidad cayó en Carolyn ChristovBakargiev, quien se desempeñó como curadora jefa del Museo de Arte Contemporáneo Castello di Rivoli, en Turín, y directora artística de la Bienal de Sydney en 2008. Es autora de numerosos trabajos en historia del arte del siglo XX y estudió con particular interés el movimiento italiano Arte Povera de los años ’60. Su trayectoria profesional la llevó también a ser curadora del espacio PS1 de Queens, perteneciente al Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Kassel, la pequeña ciudad a orillas del río Fulda en la región de Hesse, fue prácticamente destruida durante la Segunda Guerra Mundial. En el año 1955, la ciudad, sin especiales atractivos turísticos ni culturales, fundó esta muestra de arte quinquenal para seducir a nuevos visitantes. La primera documenta tuvo un carácter decididamente reparador. Alemania, que bajo la dictadura de Hitler había calificado al arte contemporáneo de degenerado, expulsando y asesinando a sus artistas, le rendía homenaje al arte de los años ’20 y ’30, con una exposición que, según palabras de su curador, “acercaba finalmente el arte a los trabajadores”.

A partir de esa primera experiencia y como resultado de una aproximación contestataria y reivindicadora, documenta se transformó en una plataforma crítica a las políticas neocoloniales y optó por la incorporación de artistas procedentes de los circuitos no tradicionales del arte contemporáneo. La megaexposición ha intentado permanecer lo más alejada posible de las corrientes consagratorias del actual mercado del arte y de sus fragilidades inherentes. A diferencia de su única rival, la Bienal de Venecia, documenta carece de envíos nacionales, la selección de obras recae exclusivamente en la dirección artística y su equipo de colaboradores.

La presencia de artistas argentinos en la historia de documenta se remonta al año 1972, en cuya V edición participó David Lamelas. En 1992, Guillermo Kuitca fue invitado a la IX edición, oportunidad en la que presentó su serie de camas, los ya históricos colchones sobre los que Kuitca pintó sus mapas. Con la designación del cocurador argentino Carlos Basualdo, el turno del arte latinoamericano se hizo más visible en Kassel. Fue durante la XI documenta del año 2002 que tres artistas de nuestro país estuvieron presentes en el evento: Víctor Grippo, quien había fallecido poco tiempo antes; Fabián Marcaccio, que participó con una pintura de casi setenta metros de largo, y la artista Alejandra Riera, residente en Francia, quien también fue invitada a la edición de documenta del año 2007.

La nueva curadora, Carolyn Christov Bakargiev, ideó esta muestra con diferentes acciones artísticas y publicaciones, que dieron lugar a que documenta tuviera una proyección muy activa durante los años previos a este próximo lanzamiento. Entre esas innumerables manifestaciones, en septiembre de 2010, se publicó el libro de los artistas Faivovich & Goldberg sobre el Proyecto del Taco, la unión de dos fragmentos de meteoritos, que habían sido separados hacía casi medio siglo y cuyas partes se encuentran en el Planetario de Buenos Aires y en el Instituto Smithsonian de Washington. La unión de ambas rocas fue exhibida entre septiembre y noviembre de 2010 en la Galería Portikus de Frankfurt. El libro editado por documenta incluyó en esa oportunidad un prólogo de Daniel Birnbaum, director de la galería, y de Carolyn ChristovBakargiev.

Este proyecto fue pensado inicialmente como complemento de la exhibición de otro meteorito de 37 toneladas, que debía ser trasladado desde el Campo del Cielo chaqueño, donde cayó hace más de cuatro mil años, al espacio de la actual documenta de Kassel. En las consideraciones y argumentaciones de poder llevar a cabo la propuesta, primó el respeto a la tradición de los pueblos originarios de la región, en especial de la comunidad moqoit, por tratarse de un bien cultural arraigado a las ancestrales tradiciones de sus habitantes, por lo cual se decidió no transportar la roca cósmica.

En esta edición, el lema de documenta será “derrumbe y recuperación”, posiblemente para expresar el especial énfasis que tendrá la muestra en la inclusión de artistas procedentes del Magreb, región que desde principios de 2010 ha vivido un proceso de transformación política sin precedentes en el mundo árabe. Ciento cincuenta artistas de 55 países presentarán sus obras durante los 100 días en los que transcurre el evento, que en esta oportunidad promete ser interdisciplinario, en el campo de la política, la filosofía, la ciencia y la literatura.

Sin referencias explícitas, la portada de La Invención de Morel, en su primera edición de 1940, con ilustración original en la sobrecubierta de Norah Borges, fue durante las últimas semanas, como dijimos al comienzo, la imagen de inicio del sitio web de documenta 13, visitado infinitamente por los seguidores del arte actual. La hermana del escritor, artista que podría constituir el modelo de la creación silenciosa, dibujó para este libro su visión de la supuesta isla de Villings, siguiendo los itinerarios del protagonista fugitivo de la novela. En el mapa imaginario aparecen los arrecifes costeros, la ubicación del Museo, la Pileta y la Capilla, meridianos y paralelos irreales, guiados por una clásica rosa de los vientos, figura recurrente en las ilustraciones de Norah. Esta obra suma a sus cartografías el atlas que tendió entre el arte y la literatura.

Norah Borges firmó este dibujo para la edición de Losada, simplemente como Norah, como si se tratara de una anónima dibujante, olvidada de su reconocimiento y protagonismo como ilustradora en los años de la vanguardia histórica. Posiblemente la artista pensó, al colaborar con Bioy, que acompañaba una vez más con su dibujo al amigo, en la aventura literaria del otro, tal como lo había hecho con su hermano Jorge Luis en Fervor de Buenos Aires, en Cuadernos de la Infancia, de Norah Lange, y con Juan Ramón Jiménez en Platero y Yo, entre otras colaboraciones.

La curadora Carolyn ChristovBakargiev explicó que la elección de la novela de Bioy Casares para el inicio de la página de documenta fue realizada por el artista francés Pierre Huyghe, cuya obra –según la crítica– “vive en perfecta armonía alrededor de los límites de la política, la ficción y la alucinación”. La curadora agrega que “La invención de Morel habla no sólo de la política, de la vida y la ficción, sino de lo que realmente se puede lograr cuando pensamos en el ‘como si’, como si fuera cierto, como si fuera posible”, y que esos postulados animan, en gran medida, su concepción de la actual documenta.

Quizá la presencia de Norah Borges en esta historia trascienda ese discurso conceptual; su fugaz y casi inadvertida presencia nos recuerda la necesidad de eludir al olvido.

Con esta referencia a la novela de Bioy, no es la primera vez que Pierre Huyghe se acerca a la literatura argentina a través de sus obras. Jorge Luis Borges constituye uno de sus referentes más notorios. Huyghe expresó en varias oportunidades que, en los últimos años, su trabajo está estrechamente vinculado al universo del escritor.

Apostando en el mismo sentido que Borges, Huyghe preparó para el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (Musac) en 2007, año en que se celebró el cuarto centenario de la publicación del Quijote, un pequeño libro que hizo “real y visible” al Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Pierre Menard. Sus apenas treinta páginas contienen el texto de Pierre Menard, es decir el texto del Quijote de Pierre Menard, de su extracto de los capítulos IX, XXXVIII de la primera parte y un fragmento del Capítulo XXII, siguiendo el relato del autor de Ficciones, para convertirlo en una obra definitivamente suya.

El crítico Rafael Doctor, quien dirigía en ese entonces el Musac, definió al Quijote de Huyghe como “la edición exacta del extracto del Quijote que Pierre Menard reescribió, considerando que es un sortilegio decir extracto tratándose de ese relato de Borges”.

En una entrevista reciente, Pierre Huyghe citó una frase de Raymond Roussel, dudando de su autoría: “El mejor lugar para viajar es el cuarto propio”. Probablemente sin proponérselo, la elección de la novela de Bioy responda a los laberínticos caminos de una exposición que recorre con mapas imaginarios –como el de Norah Borges– los mundos apócrifos y reales de la creación contemporánea.

* Historiador y diplomático.

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