PLASTICA › SE INAUGURó UNA NUEVA INSTITUCIóN DE ARTE EN BUENOS AIRES
El sábado quedó inaugurado el Macba –Museo de Arte Contemporáneo Buenos Aires–, en pleno barrio de San Telmo, con una colección moderna y de alta calidad, en un edificio especialmente diseñado. Detalles de la muestra inicial.
› Por Fabián Lebenglik
El sábado pasado quedó inaugurado un nuevo museo porteño, el Macba (Museo de Arte Contemporáneo Buenos Aires), una institución de gestión privada, en la Avenida San Juan al 300, adyacente al Museo de Arte Moderno (MAMba). Se trata de un edificio especialmente construido como museo por el Estudio Vila, que consiste en una estructura de hormigón a la vista, con un frente vidriado. Tiene nueve plantas, unidas por una rampa que hace muy fácil el recorrido de todos los niveles: dos subsuelos, planta baja y seis pisos, cuatro de los cuales –1500 metros cuadrados– se dedican a exhibiciones: tanto del patrimonio del museo, a través de diferentes lecturas, organización y disposición (es el caso de la muestra inicial, inaugurada el fin de semana), como de exposiciones de otros artistas y colecciones. Su propietario y director es Aldo Rubino, quien viene del mundo de las finanzas y comenzó a coleccionar arte a fines de los años ochenta. La colección se orienta específicamente hacia la abstracción geométrica, una tendencia internacionalista –con una marcada tradición en la Argentina– que, con sus matices, surgió como parte de las vanguardias históricas y atravesó el siglo XX y lo que va del XXI.
Según explica María José Herrera, directora artística del Macba –y durante muchos años investigadora y curadora del Museo Nacional de Bellas Artes– “a partir de ahora el Macba, en su moderno edificio de San Telmo, barrio del casco histórico, se constituye como un nuevo eslabón del Distrito de las Artes recientemente declarado por el Gobierno de la Ciudad. Pasa a ser parte de la oferta cultural junto a su vecino, el prestigioso Museo de Arte Moderno (MAMbA), la popular feria de antigüedades y las iglesias y casonas que se preservan de la Buenos Aires de fines del siglo XVIII. El Macba, como todo museo actual, espera poder estimular el desarrollo de la creatividad en los artistas y los habitantes y visitantes de esta gran urbe, a la vez que profundizar el conocimiento del arte argentino en el exterior. Se propone como un foro de reflexión y acceso a las diversas tendencias del arte contemporáneo y, en particular, a la abstracción geométrica. La importancia del movimiento moderno encarnado en la abstracción geométrica en la Argentina justifica la existencia de una colección que se propone historiarla, realzarla y contextualizarla. En este sentido, el acervo del Macba da cuenta de la apreciación que históricamente el coleccionismo argentino tuvo y tiene por el arte internacional. La exhibición pública de esta colección realza el carácter cosmopolita que Buenos Aires desplegó desde sus raíces coloniales”.
El staff directivo se completa con la curadora Constanza Cerullo.
La muestra inaugural Intercambio global. Abstracción geométrica desde 1950, con curaduría del especialista norteamericano Joe Houston, establece cuatro capítulos, que se dividen según los conceptos de estructura, color, formato y cultura.
Algunas de las obras incluidas en esta primera exposición son de Vasarely (el cuadro Avall de 1975 es una pieza fundamental de la colección porque, según Rubino, orientó la tendencia futura del conjunto), Luis Tomasello, Juan Melé, Frederick Hammersley, Carlos Cruz-Diez, Julio Le Parc, Guido Molinari, Carmelo Arden Quin, Kenneth Noland, César Paternosto, Sarah Morris, Manuel Espinosa, Guillermo Kuitca, Marcos Coelho Benjamin, Rosa Brun, Marta Minujín, Karina Peisajovich, Fabián Burgos y Graciela Hasper, entre muchos otros.
La abstracción geométrica a la que está dedicada la colección propone una mirada democrática, que podría catalogarse como de “grado cero”, porque apunta no sólo a la sensibilidad, sino a la fisiología de la percepción y la óptica. En principio se trata de obras que en su mayoría provocan algún impacto visual y remiten a experiencias básicas de observación, de formas y colores, que luego cada visitante podrá enriquecer con sus propios conocimientos. Podría pensarse que inicialmente no habría requisitos ni saberes previos del espectador, como sí los hay en muchas otras prácticas artísticas contemporáneas, más cerradas, crípticas o endogámicas. Podría decirse también que aquí, en términos generales, se apela a lo más lúdico y gozoso del observador.
La abstracción geométrica hace foco en el propio estatuto de la obra, en sus condiciones de visibilidad, en la potencialidad de todo espectador para “completar” la obra sólo por situarse ante ella, moverse y recorrerla con la mirada, más allá de cualquier sistema de ideas que no sea la fisiología del ojo. En los planteos programáticos del arte cinético (tendencia de la cual hay varios ejemplos en la colección), como decía Le Parc, se buscaba, “la relación entre la obra y el ojo humano” a través de “situaciones visuales nuevas”. La muestra cuenta con un muy buen catálogo.
El proyecto, la colección, el edificio, la exposición inicial y los expertos convocados permiten imaginar un camino muy auspicioso para esta nueva institución artística porteña y ayudan a especificar la orientación del museo, dentro del amplio campo del “arte contemporáneo” que postula el nombre de la institución.
Dos de las próximas muestras programadas estarán dedicadas a dos grandes artistas argentinos, Manuel Espinosa y María Martorell.
El museo queda en Avenida San Juan 328 y funciona de miércoles a lunes, de 11 a 19 (los martes está cerrado).
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