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Martes, 30 de agosto de 2016

PLASTICA › FUTURO PRESENTE, RETROSPECTIVA DE LáSZLó MOHOLY NAGY (1895-1946) EN EL GUGGENHEIM

Nuestro presente ya ha tenido lugar

El gran artista imaginó hace ochenta años muchos de los aspectos de la vida cotidiana, el arte y el diseño actuales. Contribuyó a cambiar el rol del artista y fue un pionero del arte experimental y multimedia.

 Por Fabián Lebenglik

Desde Nueva York

El Museo Guggengheim exhibe en estos días una gran retrospectiva del artista experimental y diseñador de origen húngaro László Moholy-Nagy (1895-1946) una figura central de la Bauhaus en los años veinte.

Se trata de la mayor exposición dedicada a este artista en los Estados Unidos.

La muestra ocupa la totalidad de la estructura espiralada del edificio diseñado por Frank Lloyd Wright, mientras que en parte del sector cuadrangular del Museo se presenta una muestra de arte contemporáneo de Medio Oriente y Africa del Norte, con el título “Una tormenta sopla desde el Paraíso”.

Moholy-Nagy sostenía que el poder del arte debía funcionar en relación directa con la tecnología, como vehículo para la transformación social y el bienestar de la humanidad.

Fue un innovador permanente que experimentó con una gran variedad de medios y se movía cómodamente entre las “bellas artes” y las “artes aplicadas”, con la finalidad de buscar respuestas para iluminar las interrelaciones entre vida, arte y tecnología.

Como artista, docente y teórico rechazaba las clasificaciones y documentó sus ideas en numerosos escritos que influenciaron a varias generaciones de artistas y diseñadores hasta el presente.

Se exhibe por primera vez en Estados Unidos la “Habitación del presente”, que el artista concibió en 1930, pero nunca llegó a realizar en vida. Esta habitación futurista resultó visionaria, porque imaginó casi con un siglo de anticipación, el poder de la tecnología en general y de la tecnología de las imágenes y las pantallas en los interiores del presente.

La escuela alemana Bauhaus se trasladó en 1925 de Weimar a Dessau y ocho años después fue disuelta por los nazis. En sus catorce años de funcionamiento se convirtió en un centro fundamental del diseño del siglo XX. Su importancia como núcleo de irradiación de la modernidad en la práctica y teoría de las artes empezó en Alemania y se extendió a toda Europa y todo Occidente. Algunos de los colegas de Moholy-Nagy que se destacaron el la docencia en aquella Escuela fueron Kandinsky, Klee, Josef Albers, Johannes Itten y Oskar Schlemmer.

Moholy-Nagy fue invitado por Walter Gropius para dar clases allí entre 1923 y 1928: cinco años que marcaron a la Escuela, porque el artista húngaro fue, entre otras cosas, un pionero de lo que hoy se entiende como arte multimedia: su obra abarcaba pintura, dibujo, escultura, cine, fotografía, diseño, tipografía e incluso escenografía. No sólo fue un artista de avanzada en cada una de estas áreas, sino que las interrelacionaba.

La retrospectiva incluye todos los aspectos de su obra y resulta completamente coherente que esta enorme muestra se exhiba en el Museo Guggenheim, porque su fundador, Solomon Guggenheim, comenzó a incorporar obra del artista en 1929 –especialmente pinturas, trabajos en papel y esculturas–, hasta convertirlo en una figura central de la colección del Museo, que creció enfocándose en el abstraccionismo. Este Museo organizó una muestra homenaje a Moholy-Nagy, muy poco después de su muerte, en 1946.

El artista se formó en Derecho, en Budapest y se incorporó al ejército en la Primera Guerra Mundial. En aquella ciudad fundó un colectivo de pintura vanguardista apenas terminada la guerra; y en 1919 se mudó a Viena, donde conoció a Malevich, Lissitzky y a Gabo. Al año siguiente se mudó a Berlín, donde se relacionó con Kurt Schwitters, Raul Hausmann y Theo van Doesburg. Se acercó al grupo De Stijl y al constructivismo, cosa que resulta ostensible en sus pinturas.

Uno de los ejes de la ideología artística de Moholy-Nagy es que para él no hay artes mayores ni menores, sino que todas tienen la misma importancia. Combinaba las técnicas, materiales y procedimientos como parte de una misma concepción basada en la experimentación y la mentalidad abierta. Desde su perspectiva la expresión creativa, la tecnología, el diseño aplicado, la técnica y la educación debían integrarse en una misma esfera, interactuando en la vida cotidiana. A diferencia de los futuristas, Moholy-Nagy no era un seguidor acrítico de la tecnología y las máquinas porque su postura era fundamentalmente humanista. Como puede leerse en sus escritos, proponía un equilibrio entre lo racional, lo emocional y las formas artísticas.

En sus films en París o Berlín en los años veinte, hace foco en el dinamismo de las ciudades, los medios de transporte, los obreros; los niños jugando y los marginados. En este sentido, se exhibe un impactante documental sobre los gitanos. Sus películas muestran puntos de vista, planos y montajes novedosos para la época.

La luz y el movimiento conforman dos núcleos centrales para el artista, lo cual puede verse no solo en sus películas sino también en sus móviles, objetos giratorios, fotografías sin cámara o fotos de sombras y luces. Buscaba politizar el arte (en el sentido de llevarlo a la vida cotidiana).

También generó innovaciones de largo aliento en industria gráfica y la tipografía, con propuestas que se siguen utilizando noventa años después.

El gran artista y diseñador dictó el curso de tipografía en la Bauhaus y junto con Gropius coeditó las publicaciones de la Escuela. En aquellas ediciones cuidaba de todos los aspectos de un libro: formato, diseño, interiores, tapas, a lo que sumaba sus conocimientos tipográficos, fotográficos y pictóricos. También estaba a cargo del proceso de impresión y producción.

Adicionalmente, cuando se dedicó al diseño publicitario, lo articuló con sus conocimientos sobre la función y uso de la imagen. Sus diseños (tanto de publicaciones como en afiches) incluían pocos colores, formas circulares y barras, elementos que en conjunto se convirtieron en una marca de la Bauhaus y luego pasaron a formar parte de gran parte de la industria editorial.

Como la exposición debe recorrerse desde el sexto piso para ir descendiendo por la rampa helicoidal que va llevando al visitante hasta la planta baja, la última gran obra de la muestra es Habitación del presente, una ambientación en la que se recrea un espacio que alberga todas las expresiones artísticas de manera simultánea: textos, dibujos, objetos, cine, fotografías, pinturas, esculturas, móviles y así siguiendo. Es una sala que desde su misma materialidad, diseño, iluminación y elementos que la componen, propone tal dinámica, que anticipa los salones de una sala moderna de clase media alta y que imagina los museos y formas de concebir las exposiciones que se utilizan en nuestro presente.

Cuando dejó la Escuela montó un estudio propio en Berlín en 1928, donde se dedicó a la publicidad, al cine experimental y a la escenografía teatral y de óperas.

Cuando los nazis ocupan el poder, Moholy-Nagy emigra de Alemania hacia Holanda, luego va a Inglaterra y finalmente a los Estados Unidos, en 1937. Se estableció en Chicago para unirse a la Nueva Bauhaus y más tarde abrió su propia escuela de diseño. A los 51 años murió de leucemia.

La escuela que fundó, actualmente forma parte del Instituto de Tecnología de Illinois.

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Dos pinturas de László Moholy-Nagy. Abajo: Pieza en plexiglas, pintada con óleo, de 1940.
 
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