PLASTICA › EDUARDO STUPíA MUESTRA EN LAS GALERíAS JORGE MARA Y OTTO
En estos días presenta dos exposiciones simultáneas de dibujos y tintas en donde la evocación de las ideas de paisaje y naturaleza funcionen como núcleos de sentido. La técnica del dibujo llevada a sus límites.
› Por Fabián Lebenglik
Eduardo Stupía inauguró la semana pasada dos exposiciones simultáneas en las galerías Jorge Mara y Otto, ubicadas prácticamente una frente a otra.
En la primera presenta la muestra Fósiles y sedimentos. El fósil es “naturaleza muerta”, la huella pétrea, calcárea, que un ser vivo dejó sobre el terreno a lo largo del tiempo. Esa marca, esa especie de estampa natural, es utilizada por Stupía como metáfora y condensación de dos de los componentes clave que constituyen su trabajo: la evocación de la naturaleza y la temporalidad.
La serie “Fósiles” está compuesta por once piezas de mediano formato (60 x 45 cm.), de pintura acrílica sobre papel en donde se ven las huellas de los pliegues, repliegues y despliegues del papel, humedecido en acrílico. Stupía evoca, desde su propia poética visual, el trabajo de acumulación y estratificación que la naturaleza produce sobre sí misma a lo largo del tiempo. Los restos minerales se cruzan con la materia orgánica (así como las tintas con los papeles de algodón). Los negros profundos, en distintas intensidades, así como las zonas grises, no solo revelan productivamente los dobleces a los que fue sometido el papel sino que, por momentos, en ciertas zonas, muestran también ejes de simetrías (parciales, sí), como ofreciendo la gentileza de organizar la mirada.
Escribe Guillermo Saavedra en el bello libro catálogo de la exposición: “Por una parte, fósiles contemporáneos que hacen del pliegue del papel embebido en acrílico un remedo inspirado y espectral del trabajo de la naturaleza sobre sí misma; por la otra, paisajes donde una o varias noches activan la siempre extraña paradoja de la repetición –que nunca repite exactamente igual aquello que reitera- de instantes o puntos en los que el artista supo ofrendar su serenata”.
En cada nueva exposición Stupía incluye y condensa su producción anterior a través de nuevas obras que generan el efecto “sedimentario” que ahora se propone de manera explícita. Así genera al mismo tiempo una continuidad en el recorrido de su obra y también un salto, en aspectos de la imagen o de nuevas series. Siempre convergen reflexión y gestualidad a través de una intensidad notoria que se expresa en la materialidad de sus trabajos: lápiz, grafito, carbonilla, tinta, técnicas mixtas. Cada material establece una lógica propia. Es decir: el artista “naturaliza” los actos de dibujar y pintar.
Stupía expande su propia matriz de dibujante, extendiendo los límites del dibujo hacia la pintura, la escritura, la mancha, el relato visual, la reflexión sobre los materiales y así siguiendo.
En la galería Otto, se exponen tres series de dibujos en formatos pequeño y mediano. En una suerte de visita guiada, el propio artista describe su muestra en los siguientes términos: “A la izquierda, piezas sobre papel liviano, cuadradas, realizadas casi exclusivamente con lápiz, más el ingreso esporádico de opacos contrapuntos en toques de aguada. El procedimiento es deliberadamente acelerado y hasta podría decirse irreflexivo, aunque se trata de que la línea nunca pierda precisión.
“En la pared del fondo, sobre papeles de mayor espesura, el tratamiento quiere ser más escénico, como si el punto de vista hubiera adquirido una amplitud panorámica. Vuelve a predominar el lápiz, aunque aquí con irrupciones del grafito, la carbonilla, el pastel, y planos fluidos de acuarela. El ingreso del color es atemperado, y la paleta reducida a un arco de tierras y cálidos, siempre cerca del canónico blanco y negro.
“A la derecha, se extiende una serie homogénea de aguadas en tinta sobre un papel poroso, en una tonalidad cercana a un sepia atenuado en gris. El criterio constructivo es aquí extremadamente concienzudo y focalizado, aunque la voluble evolución del pincel acuoso sostiene un pulso deliberadamente inestable”.
Cada uno de los trabajos del artista propone una relación inquietante entre óptica y mecánica, que va y viene del ojo a la mano. Una operación tanto técnica como poética, que puede llegar al límite de la sobrecarga, pero que en un juego de tensiones y distensiones, incluye picos y remansos: una especie de equilibrios inestables que se solapan y desbordan entre el ruido y el silencio. Stupía maneja una sintaxis estilística que a su vez confiere creatividad al espectador de sus trabajos. El visitante no solo contempla sino que, gracias a la intensidad de la obra, es llevado a un estado más activo que la contemplación, porque interpreta o sobreinterpreta los trazos, pliegues, huellas, líneas, filigranas, manchas y gestos que componen estos dibujos.
* En las galerías Jorge Mara “La Ruche” –Paraná 1133– y Otto –Paraná 1158–, hasta el 10 de noviembre.
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