La industria discográfica argentina sostiene sus números, y esa ya es razón suficiente para levantar la copa y dejar caer el chiste de Argentina Potencia. Según el informe elaborado por la Cámara Argentina de Productores e Industriales de Fonogramas (Capif), durante el primer semestre de 2008 la venta de soportes físicos en el mundo continuó con su espiral descendente, ya que se vendió un 4,7% menos que en el mismo período de 2007. Las disquerías argentinas, mientras tanto, mantuvieron las cifras, con un repunte del 1,5%: según se advierte en los cuadros adjuntos, en 2008 se llevan vendidas 7.666.719 unidades (por un total de $167.654.736), contra las 7.548.740 de 2007, que reportaron $154.811.830. Y aunque el crecimiento del mercado físico –sobre todo desde el abismo que significó el año 2002– se viene ralentando, el mero hecho de que se sigan vendiendo discos en un medio donde la piratería es moneda corriente es un signo alentador.

En la otra mano, además, hay que considerar el mercado digital, la vedette mejor adornada del mercado mundial. Según un estudio elaborado por la consultora Nielsen SoundScan, a nivel planetario en estos primeros seis meses se vendieron online 542.700.000 tracks, contra los 417.300.000 de 2007. Y aunque Capif no da cifras específicas, en su informe semestral se revela que el mercado digital argentino experimentó un crecimiento del 121%: balanceando los soportes físicos y digitales, la Cámara concluye que el mercado local creció un 10,7% con respecto al mismo período del año anterior.

Esos son los números en lo que hace a los soportes de la música, donde el CD y los DVD siguen reinando a su antojo y el casete, con apenas 29.514 unidades vendidas (contra las 64.975 de 2007), se encamina inexorablemente a la desaparición. El cuadro correspondiente al market share por repertorio permite un análisis si se quiere más fino de las variables que rigen al mercado argentino. En ese sentido, los artistas nacionales retienen una importante porción del 43% (3.327.062 unidades) de todo lo vendido, aunque todavía no logran volver al 50% que ostentaban hace tres años. Con una leve caída de los artistas “inglés y otros” –que vendieron 80 mil unidades menos que el año pasado–, se observa un crecimiento del repertorio en español, pero sobre todo una notoria alza en las ventas de compilados, recurso de la industria habitualmente refractario a los fenómenos de la piratería: en un esquema de precios altos, las recopilaciones bajaron su precio promedio de $17,52 a $12,19. Esa baja, sumada al atractivo que las ensaladas siempre tienen para el público promedio, hicieron que en este semestre se vendiera un 135% más, 53.413 unidades contra las 22.652 del año pasado. El repertorio clásico, finalmente, también tuvo su repunte, con una diferencia a favor de 74 mil unidades.