DISCOS › EN EL DíA DEL RELANZAMIENTO MUNDIAL DE SUS DISCOS, DIEZ MúSICOS ARGENTINOS SE EXPLAYAN SOBRE THE BEATLES
Andrés Calamaro, Litto Nebbia, Jorge Serrano, Miguel Cantilo, Manuel Moretti, Juanchi Baleirón, Emmanuel Horvilleur, Marcelo Moura, Javier Malosetti y Palo Pandolfo aprovechan la reedición de la discografía para confesar un amor eterno.
Hoy aparecen los catorce discos de The Beatles, remasterizados por cinco ingenieros de sonido (que incluyen a Giles Martin, hijo de George) coordinados por Allan Rouse. La tarea les dio una contundencia inédita a esas canciones de por sí inoxidables, en una actualización sonora sorprendente. El lanzamiento va de los CD (cuyo digipack reproduce el arte original y agrega fotos poco vistas: costarán 60 pesos) a dos cajas de lujo, una con mezclas en stereo (1700 pesos, con un DVD) y otra con las mezclas mono (2400 pesos). Podrían decirse muchas cosas sobre el tema, sobre la vigencia de un grupo que detiene los relojes aún hoy. Página/12 les prestó el micrófono a una serie de músicos.
- Andrés Calamaro: Empecé a escucharlos porque mi padre compraba los discos. A veces eran las ediciones uruguayas, unas de tapas blandas envueltas en plástico, los “originales” británicos, no las ediciones estadounidenses (que tenían ligeras variaciones en el repertorio y en las mezclas, además de tapas y títulos diferentes). Muchos años más tarde grabé algunos tracks de Alta suciedad con el piano que usaba John Lennon, incluso con el guitarrista de las sesiones de Double Fantasy... No tengo un disco preferido, pero podría destacar a cualquiera después de Rubber Soul, ése incluido: Revolver, White Album o Abbey Road. Con respecto a las reediciones, no sé si tienen tanta relevancia. Quizá porque Los Beatles se editaron una única vez en CD y nunca fueron CD “baratos”, pero ya hay demasiado público que ve ese formato como algo obsoleto, y mañana todo el repertorio “masterizadísimo” va a estar disponible en download, con una calidad de sonido menor y un precio muchísimo más accesible.
- Litto Nebbia: Siempre hay una nueva vuelta para The Beatles. Si no es una reedición, otras mezclas de audio o cualquier rareza, permanecen intactos. Más allá de cualquier especulación comercial, el cuarteto pertenece a esa raza de grandes artistas, como los hermanos Marx o Charles Chaplin.
Cuando mi hija era muy pequeña, la llevé a un festival de películas de los hermanos Marx. Al instante se hizo admiradora incondicional de Groucho, Harpo y cada uno de ellos. Muchísimos años más tarde se enteró de que habían fallecido. Mucho más aún: ya no existían cuando yo mismo me hice fan de ellos, gracias al contagio que me transmitieron mis padres. Sin tiempo ni bandera, entraron directos al corazón de toda una generación, para luego ser heredados por los hijos de los hijos y así. ¿Cuál será el secreto o la explicación técnica (si la hay) de esta permanencia? Ningún productor musical se atrevería a contestar esto. Ni siquiera los de la primera época, ya que recordemos que fueron rechazados en su primera prueba. Creo que hoy día aguardarían horas a que alguno de los productores de moda los atendiera (muchas risas). Así las cosas.
Sólo pienso en la magia de sus canciones, especialmente ese manojo de pequeñas canciones en los tres primeros álbumes. Pienso en su voces, y el original empaste al realizar dúos o tríos. También en algunos detalles, que modificaron la cultura joven de la época: por primera vez aprendimos a escuchar y diferenciar el trabajo individual en una agrupación. Qué hace el bombo de la batería, qué notas usa el bajista para contrapuntear o la figura de la guitarra rítmica sobre los otros, son cosas que nacieron con ellos como apreciación para el gran público. Pero quizá lo más importante sea el sentido de libertad que impregnó a nuestra generación y luego se fue desparramando a través de los años.
Larga Vida a The Beatles. Viva el Arte sano, noble y creativo.
- Jorge Serrano (Los Auténticos Decadentes): La que tenía los discos era mi hermana mayor. La primera canción que recuerdo haber escuchado, y que me pegó con todo, fue “I Should Have Known Better”. Me encantaba cantarla a los gritos, con el volumen al mango. Una curiosidad es que esta canción tiene una armónica muy presente, y la armónica es el instrumento que más detesto... ¡Aunque obviamente no en ese momento! En esa primera escucha, “I Should...” me dio la sensación de que la conocía desde siempre: muy probablemente ya la habría escuchado alguna vez, pero la sensación fue de una familiaridad arcaica, y eso me siguió pasando con la mayoría de las demás. Era como si hubieran existido desde siempre.
Son un clásico eterno y una enciclopedia del género canción, por eso siempre será relevante el relanzamiento de sus discos. Mi favorito es el White Album, porque tiene de todo: “Helter Skelter”, “While My Guitar Gently Weeps”, “Dear Prudence”, “Revolution #9”, “Julia”..., canciones increíbles y muy distintas entre sí. Cuando era fan de ellos –bah, todavía lo soy– buscaba un libro que se llamaba Canciones ilustradas, que estaba agotado y era muy difícil de conseguir. Por error me compré otro que tenía en la tapa un dibujo del mismo ilustrador, del que no recuerdo el nombre. Como era importado venía sellado y no te dejaban hojearlo en la librería. Me di cuenta del error cuando lo abrí y me di cuenta de que era un libro de partituras y acordes para guitarra. Gracias a ese libro soy músico.
- Juanchi Baleirón (Pericos): Empecé a escucharlos –como todos los de mi generación– con un disco que tenían mis hermanos. Era A Hard Day’s Night, y cada vez que vuelvo a escucharlo me pasa lo mismo que al crítico culinario de la película Ratatouille cuando prueba ese plato: vuelvo a la infancia, a la casa de mis viejos, a una época hermosa. Ese álbum es más que música. En casa también estaba For Sale y un compilado de simples y lados B, entre los que estaba “Thank You, Girl”. Después empecé a comprar los discos por mi cuenta: primero With The Beatles y después Revolver, que aún hoy me parece insuperable. Con “Tomorrow Never Knows” es como si dijeran “ya está, no lo intenten más, ya llegamos a la Luna antes que ustedes”. Como músico es hasta desesperanzador, porque ya lo hicieron todo ellos ¡y en solamente ocho años! Hijos de puta, los demás llegamos tarde siempre. De todos modos, está claro que dejaron el mapa hecho para los que vinimos detrás, porque su carrera es una clase maestra de pop, rock, música experimental, para bailar... cubren todo.
Todavía tienen relevancia no sólo por sus canciones, sino porque son símbolos culturales, todo lo que hicieron se potencia. Aunque lo más importante es su música, no son únicamente eso. Crearon cosas, cambiaron las reglas. Pero pierdo toda objetividad cuando hablo de ellos, se me cae la baba mal. A mi hijo se los hago escuchar desde que estaba en la panza y le canto las canciones para que se relacione con algo lindo. Y cuando vuelvo a escucharlos con él, como siempre me pasa, descubro algo nuevo. Tengo curiosidad por escuchar estas nuevas ediciones, pero no voy a salir corriendo a comprarlas porque no creo que cambien mi apreciación. A lo sumo, serán un ratatouille con un poquito más de sal.
- Javier Malosetti: Los conocí, creo, cuando mi hermana trajo un disco. Me fascinaron entonces y me siguen fascinando hoy. Se puede hacer la prueba: basta poner a cualquier banda de moda y luego a ellos, y los muchachos le ganan a cualquiera en cualquier cancha. Hay algo relacionado con la química que se transmite a través de ellos. De ahí que un hombre como McCartney, tan versátil y escuchador de jazz y blues, se haya asociado con un Lennon más rolinga, un Harrison tan observador y un Ringo que para mí es el mejor baterista de todos los tiempos. Tenían cada ingrediente, y para colmo eran hermosos. El resultado era y sigue siendo casi hipnótico, como sucede con algunos bebés frente a los dibujitos. Verlos me causaba un efecto raro, un frenesí. Quedaba medio hecho bosta, hasta me daban ganas de llorar. Volvía de la escuela, ponía los discos y no era sólo agarrar la escoba y hacer como que tocaba la guitarra. No, era demoler mi habitación, saltar en la cama hasta el techo.
Si tuviera que elegir una etapa, me quedaría con lo que yo llamo “el segundo flequillo”, ese momento que va desde For Sale hasta Revolver, en el que aún se querían pero ya habían iniciado una experimentación sumamente intensa. Con la reedición será el quinto formato en que los escuchamos. Ya pasó el vinilo, el casette, el CD, el MP3 y ahora el CD remasterizado. Si no estarán vigentes...
- Manuel Moretti (Estelares): Es posible que hayan sido los primeros cantantes populares que consiguieron comunicar con mayúsculas. Y transmitieron cosas que aún hoy la gente sigue necesitando. Yo tenía diez años y escuchaba en un Winco un compilado. Y no olvidé el orden en que estaban los tracks. Los Beatles salen en una época en que se luchaba por “la imaginación al poder”. Este proceso tan único por el que pasaron se explica por el modo en que cada uno movilizaba fibras que, en conjunto, generaban un resultado armónico. Fueron artistas íntegros, cada uno en su rubro: además de músico, Lennon era pensador y artista plástico. McCartney toca todos los instrumentos y estilos y tiene capacidad para pensar la realidad en varios niveles. Y qué decir de Harrison, siempre al servicio de investigaciones muy características del hippismo, y con el amor como herramienta y bandera de liberación. Ringo cierra el círculo: un genio de frescura, con apariencia de gil pero siempre conectadísimo.
Yendo a un plano más llano, siguen siendo hacedores de melodías únicas, y no hay quien se resista a una buena melodía. En ocasiones creo que sus buenas melodías sortean incluso sus letras. Se me hace complicado elegir un disco. La primera etapa, a mi juicio, es el ejercicio de una forma de música con todo lo que ellos habían adquirido tocando juntos en noches innumerables. Tras el reconocimiento, se permitieron la investigación a nivel musical, letrístico y también con drogas y experiencias místicas. Yo tuve períodos de obsesión con cada una de sus facetas. Ahora estoy más concentrado en Rubber Soul y Revolver. Igual, me gustan con locura. Al ver todo lo que dejaron, se me ocurre que representan el momento en que Dios estuvo más cerca de nosotros.
- Palo Pandolfo: Son uno de mis recuerdos más tempranos. Cuando tenía tres años, mis hermanas mayores se juntaban con su amiga Nilda y se divertían con lo que me pasaba si ponían “Twist and Shout”. Me transformaba, deliraba, me volvía loco y ellas eran mi público. Mucho de lo que hago hoy tiene que ver con lo que sentía en esas tardes furiosas. Hoy escucho Revolver o Rubber Soul y no escapo a la pregunta acerca de esa vigencia. Y la respuesta es, llanamente, canciones. Tienen melodías geniales, simples pero profundas, contundentes y a la vez trabajadas. Componían muy intuitivamente, sin dejar de lado la cabeza. Y eso, probablemente, tuvo una de sus raíces en esa base tan sólida que construyeron al tocar en vivo durante años. Los amalgamó, y los hizo conocer límites y fortalezas de cada uno. Paul, que toca el bajo fraseando como un guitarrista. George, que enamora con su buen gusto y simpleza, que llegado el caso puede convertirse en virtuosismo. Ellos sumados a la rítmica de John, y ese estilo que tenía Ringo cuando se metía con una composición para lograr brillo sin brillar, a partir de bases que siguen sonando ultramodernas. Sobre esos cimientos flota su gran virtud, las voces. Los timbres eran variados, y los discos ganaban en diversidad. No sólo eso: inventaban creaciones corales, colchones psicoacústicos que deben anotarse entre sus grandes legados. Es difícil elegir un disco, aunque una puerta para entender por qué siguen en primer plano está en Revolver. Modulaciones armónicas, acordes complejos que llegan con forma sencilla y esos temas que se mueven casi físicamente... hubo un rayo de luz que los atravesó. En un siglo como el XX, con bebop, free jazz, funky y tantos puntos altos, brillan con luz propia.
- Miguel Cantilo: Hay una palabra que los define: clásico. Los escuchás como a Beethoven o a Bach. Los seguirán admirando nuestros hijos, nuestros nietos, bisnietos, tataranietos. Siempre.
Al llegar la edad en que uno empieza a parar la oreja –doce, trece años– justo mis hermanas habían traído un LP. De repente esas melodías, esos juegos vocales, esa sensación inigualable. Rubber Soul es el que más me gusta, aunque todos son emocionantes. Te inspiran: cuando estoy por grabar vuelvo a explorarlos. Se dice que en esas grabaciones está lo que vino después, y creo que no sólo está eso, sino también lo que vendrá. Más allá de las reediciones –donde el marketing siempre tiene mucho que ver– lograron ser atemporales y convertirse en referencia fundamental de lo popular. Porque hasta los Stones pueden gustarte o no; pero cuando se trata de los muchachos de Liverpool hay menos discrepancias. Hay que rescatar también a George Martin, que trabajó muy duro para que sonaran como sonaron. Si uno va a los archivos sonoros, descubre que insistió para que repitieran las tomas hasta alcanzar la perfección. No creo que la digitalización necesite agregar mucho, lo que hay ya es muy bueno. Es como si tuvieras un cuadro maravilloso y lograras hacer una copia un poco más fiel que las anteriores.
- Marcelo Moura: Lo que perdura en la vida son las buenas cosas, y en el caso de los músicos las buenas canciones. Es efímero lo que se hace sin sinceridad, la puesta en escena forzada. En contraste, ellos hicieron siempre lo que querían. Y eso se nota. A raíz del lanzamiento, Pergolini nos pidió que grabáramos tres temas, y no sabía cuál elegir. Pasé cuatro días reflexionando. Es imposible elegir, porque hicieron apuestas tan distintas que tenés opciones según tu estado de ánimo.
Jamás me voy a olvidar del momento en que los escuché por primera vez. Soy el menor de la familia, y Federico cayó con Abbey Road, que desde la tapa era revolucionario. Estábamos desesperados. Los cuatro tan evolucionados ahí, tan sinceros. Fue un ritual en el que los hermanos nos amontonamos alrededor del vinilo. Yo tenía ocho o nueve años, y me estaba iniciando con el final de Los Beatles, lo que produjo un efecto más potente. Tanto riesgo, tanta capacidad de trabajo, tantas cosas reales... fueron los mejores en la historia del rock.
- Emmanuel Horvilleur: Cuando mataron a Lennon tenía cinco años. Mi mamá se pasó una semana entera llorando. Nunca la vi así. Yo era un nene, y abrir Sgt. Pepper, con todos esos trajes e imágenes, era una experiencia. Que se los reedite da la pauta de que nunca dejaron de dar dividendos. Cada un par de temporadas vuelve la Beatlemanía. Yo, que los escucho desde chico y pasé del vinilo al CD, sospecho que siempre voy a volver a ellos más allá de los lanzamientos. Por eso no sé si me interesa escuchar los CD en estéreo y con sonido diferente. La gracia de esas canciones es que fueron concebidas de esa manera. Con las herramientas de su época lograron swing y magia y eso vale por sí mismo.
Producción: Facundo García, Cristian Vitale, Roque Casciero.
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