Amparo Ochoa es una de las voces reconocidas de México, protagonista en los ’70 y ’80 del movimiento de la Nueva Canción. Desde el corrido hasta el bolero, su voz atravesó gran parte del extenso abanico musical mexicano, con ese tono inconfundible que sonaba en los festivales latinoamericanos de la canción. El sello Suramusic edita ahora en la Argentina dos discos que muestran facetas distintas de su trabajo. El primero es El cancionero popular, con el acompañamiento del Grupo Zazhil, donde interpreta clásicos que prácticamente se volvieron anónimos en las representaciones folklóricas de México, como la Canción mexicana de Lalo Guerrero, considerada el “himno extraoficial” de ese país. En el repertorio hay lugar, por supuesto, para la celebración alrededor de la muerte, como en Viene la muerte echando rasero. El otro CD, Vamos juntos, grabado en 1982, la muestra interpretando clásicos de la canción latinoamericana comprometida, como el tema de Mario Benedetti y Alberto Favero que da nombre al disco. Hay versiones de Silvio Rodríguez (Por quien merece amor), Pablo Milanés (Amor) y Gabino Palomares (Quién tiene la voz, registrado también por la mexicana en Abril en Managua, aquel concierto en apoyo de los sandinistas). Acompañada esta vez por el Cuarteto Latinoamericano de Cuerdas, los temas de este CD aparecen ceñidos a cierta estética melódica de la época.