La Niña Pastori tiene buenas credenciales de nacimiento: es oriunda de San Fernando de Cádiz, el mismo lugar donde nació el legendario Camarón de la Isla. Allí terminan las coincidencias. Representante tardía del Nuevo Flamenco (que ya no es nada nuevo), en su sexto disco, Joyas prestadas, la cantante interviene con dignidad en un terreno arenoso: el de “aflamencar” toda música que anda dando vueltas por allí. La Niña lleva a su terreno canciones que –a priori– ya no necesitarían otras versiones, porque el inconsciente colectivo las relaciona con las voces de Joan Manuel Serrat (Mediterráneo), Maná (Vivir sin aire) o Juan Luis Guerra (Burbujas de amor), entre otras. De todos modos, cierta impunidad interpretativa juega a favor de esta cantante de 28 años que pasó recientemente por Buenos Aires, y que lleva vendidas nada menos que un millón de copias en todo el mundo.