El tango recuperó en los últimos tiempos una parte de su mercado interno, gracias a la proliferación de las milongas y al surgimiento de una nueva camada de intérpretes (no así de autores). Pero el filón sigue siendo el target for export. El catálogo –inagotable– ayuda bastante. El sello EMI ha salido al rescate de los greatest hits de Odeón, la compañía que en los años dorados del género competía con la RCA Víctor por la hegemonía tanguera. From Argentina to the world se llama la colección de 20 discos que acaba de editar. El título no es antojadizo y acredita la virtud de la sinceridad. Está pensado para que los turistas se lleven de Buenos Aires todo el tango que puedan, indiscriminadamente. Es cierto que la colección incluye algunas obviedades (por ejemplo, no podía prescindir de un “grandes éxitos” de su principal figura, Carlos Gardel, que empieza, claro, con “Mi Buenos Aires querido”), pero sirve también para enriquecer cualquier batea tanguera que se precie. Francisco Canaro, Alfredo De Angelis, Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese, Miguel Caló, Julio De Caro, Osvaldo Fresedo, Florindo Sassone, Héctor Varela, Roberto Firpo, Sexteto Mayor, Raúl Garello, Rodolfo Biagi, cada uno con su disco de clásicos tangueros, aportan un mapa posible de aquella Buenos Aires, hoy legendaria. La amplitud estilística es tan notoria que hasta un turista no iniciado en el tango reparará en que no es lo mismo Osvaldo Fresedo que Rodolfo Biagi, sin que esta comparación implique discriminaciones jerárquicas. Cada cd contiene un booklet con comentarios especialmente realizados por académicos, escritores y periodistas (entre ellos, el recordado Julio Nudler). Además de los discos individuales hay una recopilación de valses, otra de tangos y una tercera de tangos y milongas. Lo inexplicable: ¿qué hace el gran Atahualpa Yupanqui en una colección de tango?