Le gustaba pintar, pero se hizo célebre por la música. Abarcó un amplio abanico de estilos musicales, pero se lo identificó por siempre con la chanson francesa. Grabó con varias mujeres, pero el escándalo público inmortalizó su dueto con Jane Birkin y los sonidos orgásmicos de “Je t’aime... moi non plus”. Hoy se cumplen 25 años de su muerte, a causa de un infarto que –debido a sus costumbres poco saludables– se veía venir, pero es uno de esos monumentos musicales que nada saben de partidas ni aniversarios. Lucien Ginsburg, mucho más conocido como Serge Gainsbourg, es uno de esos artistas inevitables del siglo XX, que además de dejar una veintena de discos (entre registros de estudio y en vivo) hizo bandas de sonido, actuó y dirigió cuatro películas propias. Su casa en Saint-Germain-des-Prés es centro de peregrinaciones y habitual objeto de graffiti; su imagen licenciosa inspiró a unos cuantos, con mayor o menoR suerte. El aniversario de su partida, de todos modos, trajo un homenaje ideal: el sello Universal acaba de lanzar en la Argentina London-Paris: 1963-1971, un disco que sirve como perfecta guía para recorrer el universo del francés descendiente de judíos ucranianos. Allí está, por supuesto, el famoso track erótico; pero también otro encuentro con Birkin (“69 année érotique”, que abre el disco), y el igualmente célebre cruce con Brigitte Bardot para “Bonnie & Clyde”. Y más allá de las combinaciones de voces, allí están las guitarritas rockeras de “Qui est ‘In’ qui est ‘Out’”, el aire lounge de “La javanaise”, el protagonismo de piano, cuerdas y vientos de “Initials BB”, el clima algo oscuro de “Ford Mustang” y el espíritu juguetón de “Comic strip”. 24 canciones para dejarse una barba de cuatro días, servirse una bebida espirituosa pero también para entregarse a la voz de un tipo que supo cultivar la imagen de artista maldito y disoluto, pero que fue, ante todo, un gran músico.