Miércoles, 6 de diciembre de 2006 | Hoy
DISCOS › “MONSIEUR GAINSBOURG REVISITED”
Más que un “tributo”, el disco propone nuevas lecturas sonoras de un puñado de canciones indestructibles.
Por Roque Casciero
Aunque haya notables excepciones, la mayoría de los discos tributo patinan entre la solemnidad y el exceso de descaro. Por eso fue una buena idea que Monsieur Gainsbourg Revisited se despojara desde el mismo título del peso del “homenaje”, cosa que, al margen de inflar un poco su ego, a Serge Gainsbourg le habría molestado tanto como si le hubieran prohibido fumar sus Gitanes o acostarse con las damas más hermosas. La revisitación de su obra traducida al inglés y a cargo de algunos nombres importantes quizá provoquen algo más de interés entre los angloparlantes por la obra del franchute loco, que fue prohibido por la BBC cuando sacó su mayor hit mundial, “Je t’aime moi non plus”. Eso sería un bonus bienvenido, pero Monsieur... es en sí una deliciosa compilación de versiones, que empata el trabajo que, con perfil más bajo, hizo con la obra de Gainsbourg el guitarrista Mick Harvey, de los Bad Seeds de Nick Cave. Está claro, sin embargo, que si se busca la atmósfera humeante de sexo al borde del peligro hay que recurrir a los discos originales del autor de estas canciones.
Aunque en el camino del francés al inglés se haya perdido parte de la elaborada lascivia de la pluma de Gainsbourg, hay un par de momentos del disco que son bien acordes con el humor retorcido que él tenía para mirar las relaciones amorosas. El más interesante es, precisamente, la versión de “Je t’aime moi non plus”, en el que Chan Mar-shall (alias Cat Power) toma el papel que el francés se reservaba para sí en la canción. Si en la original él era el centro de los gemidos orgásmicos de su musa Jane Birkin, en esta versión la cantante los recibe de otra dama, la modelo Karen Elson (esposa de Jack White, de los White Stripes). La vuelta de tuerca inesperada funciona, más allá de que la traducción parezca chocar contra la melodía.
El disco abre a todo trapo con los escoceses Franz Ferdinand, que comparten cartel con los susurros de la Birkin, en uno de los mejores tracks del álbum, “Sorry angel”. Otro gran momento está a cargo de Marc Almond y Trash Palace, que pintan de pegadiza new (¿old?) wave a “Boy toy”, mientras que Portishead sale de su letargo y entrega una oscurísima “Requiem for Anna”. También se lucen Jarvis Co-cker (ex líder de Pulp) junto al francés Kid Loco, pura sobriedad para “I just came to tell you that I’m going”; y Brian Molko (Placebo) con Faultine y Francoise Hardy, en una “Requiem for a jerk” despojada y con cierta atmósfera electrónica. Mientras que a Tricky no le sale bien el tono sobrecargadamente sexy de Gainsbourg en “Au revoir Emmanuelle” y Michael Stipe (voz de REM) pasa sin pena ni gloria con “L’Hotel”, el reggae de “Lola R. for ever” suena perfecto en la garganta rasposa de Marianne Faithfull, quien se juntó con Sly and Robbie. Y el moñito lo pone Carla Bruni, cuya “Those little things” crece desde el susurro con la sola compañía de una guitarra acústica.
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