Viendo su pinta y escuchándolo hablar, Jaime Roos no podría ser más uruguayo: si lo fuera, pasaría a ser un estereotipo. Del mismo modo, para toda una generación sus canciones fueron emblema de lo uruguayo de este lado de la orilla. Eso que hoy suena tan naturalmente uruguayo, con himnos como “Colombina” o “Las luces del estadio” fue, en su momento, renovación para la tradición musical de los vecinos. La arriesgada incorporación de la cultura beatle y el rock a la murga y el candombe, encarada no como gesto de ruptura sino desde sus posibles puntos de encuentro. Si gente como Rubén Rada y los hermanos Fattoruso ya habían abierto el juego con su candombe beat, Roos tuvo el mérito de dar forma a una nueva canción uruguaya que lleva su firma. Fuera de ambiente, su nuevo disco, es ciento por ciento Roos, y no sólo porque las diez canciones que lo integran están totalmente capitaneadas por él (letras, músicas, arreglos, producción y dirección musical están a su cargo, y también las guitarras y el bajo). Lo que se escucha trae un sello de origen musical y lírico que mantiene su frescura.

La presentación de este Fuera de ambiente llegó con cantidades de años para tener en cuenta: pasaron treinta desde el debut discográfico de Jaime Roos con Candombe del 31, hecho entre Montevideo y su exilio en París. Pasaron cinco desde la grabación de Contraseña, su trabajo anterior. Y diez desde su último disco de canciones nuevas, Si me voy antes que vos. El cantautor se tomó su tiempo para hacer este disco de factura cuidada, detallista. Se rodeó de la guardia de siempre, con el coro de Contraseña incluido, pero esta vez sumó el aporte del legendario Hugo Fattoruso en piano y acordeón, y de solistas de la Sinfónica de Montevideo y maestros de las percusiones típicas del Uruguay como invitados.

Roos siempre tuvo juego para captar personajes, momentos, lugares, imágenes urbanas con las cuales pintar con belleza su aldea. En este disco pone en juego esa capacidad, sólo que esta vez las letras aparecen cruzadas por referencias más personales, como si el paisaje se hubiese vuelto más interior. Así aparece el estado de enamoramiento que lo llevó a casarse por primera vez “con papeles y todo”, la reciente muerte de su madre, a quien dedica una canción que lleva su nombre, Catalina, el paso y el peso de los años, esos que lo hacen concluir que “frescura no rima con sabiduría” (Postales para Mario, dedicado a su amigo el fotógrafo Mario Marotta. El tema ya había sido grabado con otra letra por Roos, la murga Falta y Resto y Natalia Oreiro, madrina de la selección uruguaya de fútbol, antes del Mundial 2002, con el nombre de “Pasión celeste”).

También hay un homenaje renovado a la murga y el carnaval (Por amor al arte), y un tango murgueado en el que se luce la estrecha y poco explorada conexión entre ambos ritmos, De la canilla. El tema es el único que lleva letra de Raúl Castro, ya fue grabado por Adriana Varela en un disco producido por Roos y logra retratar el amor de pareja con la metáfora de la bombacha colgada de la canilla. Ahora que el disco está listo, se podrá volver a escuchar a Roos en breve por estas tierras: ya fueron confirmadas las fechas del 27 y 28 de abril en el Luna Park.