DISCOS › DIAMOND HOO HA, LO NUEVO DE SUPERGRASS
El CD que aparece la semana próxima es un reencuentro con lo mejor del cuarteto, que combina energía pura y profundidad melódica.
› Por Eduardo Fabregat
¿Será posible que Supergrass no tenga un solo disco flojo? ¿Cuál es la química que distingue al cuarteto de Oxford, que hace que suenen al rock inglés de más pura cepa, sean siempre fieles a sí mismos y, sin embargo, nunca suenen repetidos? La próxima semana verá la luz en todo el mundo Diamond Hoo Ha, su sexto disco, y la conclusión vuelve a ser la misma. Supergrass sigue sin tener discos flojos.
Hace ya trece años, la aparición de I should coco, el incendiario debut del entonces trío conformado por el guitarrista y cantante Gaz Coombes, el baterista Danny Goffey (quienes hicieron un pacto para “trabajar juntos toda la vida”) y el guitarrista Mick Quinn tuvo el efecto de un huracán en una escena británica dominada por las melodías del brit pop. Supergrass no caminaba la vereda de The Beatles, sino que pateaba tachos de basura junto a los Who y los Kinks. Y lo mejor fue que, en su derrotero posterior, el grupo supo conservar la energía de “Caught by the fuzz” o la inocencia de “Alright” mientras profundizaba el tono de sus canciones en discos soberbios como In it for the money (1997), Supergrass o el reflexivo Road to Rouen (2005), donde se incorporó Rob Coombes –hermano mayor de Gaz– en teclados.
Para este siguiente paso, Supergrass decidió meterse en el legendario estudio Hansa de Berlín. Pero no salió de allí con el tono oscuro que suele teñir los discos realizados en la sala alemana, sino con un álbum vibrante, supergrassiano hasta la médula: basta que suene el infeccioso riff de “Diamond Hoo Ha Man” y todo estalle, con ese estilo aparentemente despelotado pero terriblemente efectivo que los caracteriza. Lo mejor de Supergrass es que entendieron desde el comienzo que es más efectiva la corriente alterna que pisar el acelerador de manera permanente: Diamond... tiene generosas explosiones de energía en “345”, “Bad blood” o la delirante “Whisky & Green Tea”, pero las cosas adquieren otro grosor, otro matiz más allá del electroshock, cuando suenan esas canciones que enamoran de inmediato. Títulos como “Rebel in you”, segundo single que parece prometer uno de esos top of the charts que termina cansando; la melancólica y breve “When I needed you”, la luminosa “Return of inspiration” o la marchosa “Rough knuckles”. Ni hablar del impecable combo de “Outside” y “Butterfly”, cuya épica tan The Who la convierte en uno de esos finales de disco clavados, que ponen un moño perfecto al cabo de apenas once temas y 41 minutos.
Por eso, por la brevedad, la concisión y la rotundez del mensaje, es que Diamond Hoo Ha es de esos discos que piden a gritos un replay. Y el oyente acepta gustoso, y pasa de hacer pogo con los sillones a emocionarse con ciertos giros melódicos, a dejarse atravesar por tanta energía bien dirigida. Y a sorprenderse otra vez: van seis discos, ninguno flojo. Larga vida a Supergrass.
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