TELEVISION › OPINION
› Por Hugo Midón *
Hasta ahora, no hay muestras de voluntad política ni empresaria para hacer una televisión de calidad para chicos que esté acorde con ciertos valores y con determinada calidad. No existe en la TV argentina programas que hablen sobre sus vivencias y realidades. Los chicos argentinos consumen telenovelas de dudosos valores, pensadas más en el negocio que en sus mensajes, o consumen programas realizados en el exterior. Como se ve, hay poco para rescatar. Y demasiado dibujito animado.
Ojalá la TV argentina retome la tradición de hacer ciclos infantiles de calidad. Sería importante, al menos, que se pensaran ciclos para chicos en los canales privados. Pero no basta con cubrir el espacio vacío; no alcanza con imponerles a los canales “cuotas de pantalla” para el género infantil. Se debe garantizar, desde el Estado o desde los mismos canales, la puesta en marcha de proyectos que estén tan cuidados como los programas para adultos. No por pequeños a los niños se les debe ofrecer cualquier cosa. Más bien todo lo contrario, si se considera que están en plena etapa formativa de su personalidad y desarrollo.
De la misma manera, tampoco es cierto que los chicos consumen “cualquier cosa”. Ellos también poseen un parámetro alto de calidad mínima exigible. En las pocas veces que me tocó estar en la TV, exigí siempre las mismas condiciones para trabajar que tenían programas para adultos. Hay que pelear por esa base. De lo contrario, ningún proyecto sirve. Ni al canal ni a los niños. Sin apoyo, todo se reduce al milagro. Pero está claro que para los empresarios, los ciclos infantiles no son prioridad.
Es llamativo que en este contexto los programas o canales para niños menores a los tres años avancen sin freno. Poner a un menor de 3 años al frente de la TV durante horas es una irresponsabilidad. No es sano. Pero no sólo por la TV en sí: lo mismo cabe para la computadora o los videojuegos. Las actividades sociales y los juegos al aire libre, compartir y relacionarse con otros chicos, son mucho más enriquecedores para un niño en edad temprana que cualquier otra actividad. Los padres, que trabajan todo el día, deben tomar conciencia de que a esa edad los chicos tienen otras cosas más estimulantes para hacer.
No es cierto que no haya ideas: hay mucho para hacer desde el punto de vista creativo en relación con programas para chicos, que no necesariamente deben ser educativos y complementarse con la escuela. La ficción, entretenida y no pensada en función del “negocio”, es un género que brinda infinitas posibilidades. La TV infantil o para jóvenes necesita más propuestas que piensen en los chicos y menos en el aspecto comercial que mueven hoy a estos ciclos, que no toman recaudos de la edad de quienes los miran. Una pena.
* Autor y director.
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