Lun 30.03.2009
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TELEVISION › SE ESTRENA PROJEKT HUEMUL: EL CUARTO REICH EN ARGENTINA

La Argentina que no fue

El polémico documental de Rodrigo Vila se interna en el plan nuclear implementado por Perón y ofrece testimonios de cómo su gobierno se valió de científicos y técnicos alemanes para intentar transformar al país en una potencia mundial.

› Por Emanuel Respighi

La imagen no deja de ser chocante. La bandera roja con la cruz esvástica flameando junto a la celeste y blanca argentina, ante el “saludo” de unas 20 mil personas en el Estadio Luna Park, parece tratarse de una escena propia del mundo de la ficción. Sin embargo, en abril de 1938, el mítico escenario del boxeo, en pleno corazón de la Capital Federal, fue testigo del acto nacional socialista más importante realizado fuera de Alemania, con motivo del festejo de la anexión de Austria al Tercer Reich. Esa imagen, probablemente desconocida para el gran público e inédita para la televisión, marca el comienzo del polémico documental Projekt Huemul: El cuarto Reich en Argentina, una investigación que aborda los detalles del plan nuclear durante el gobierno de Juan Domingo Perón y que explica cómo el ex presidente se valió de científicos y técnicos alemanes para transformar al país en una potencia mundial, en busca de hacer realidad el diagnóstico que en 1919 arriesgó el Diccionario de la Real Academia Española: “... todo hace pensar que la República Argentina está llamada a rivalizar en su día con los Estados Unidos de la América de Norte”. El documental, que extiende su foco de análisis en las relaciones entre el gobierno de Perón y los cerebros de la Alemania post-Hitler, se estrenará hoy, a las 22, por The History Channel.

Distinguido como el mejor documental no europeo en la Selección Oficial del Festival de Cine Independiente de Europa de este año, Projekt Huemul parte de la hipótesis de que si el desarrollo atómico impulsado por Perón en 1950 hubiese llegado a buen puerto, la posibilidad de que la Argentina se convirtiera en potencia política mundial, desde su estrecho vínculo con militares y científicos nazis, estaba a un paso. Incluso el documental va más allá al plantear la posibilidad –amparada por documentos oficiales no clasificados de Estados Unidos– de que la Tercera Posición proclamada por Perón, equidistante del capitalismo y el comunismo, encubría un posible Cuarto Reich en América del Sur. Para abordar estas cuestiones, el documental de dos horas se vale de los testimonios del escritor Osvaldo Bayer, los investigadores Robert Potash y Holger Meding, el físico y ex director de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Mario Mariscotti, y de Wolfran Tank y Ruth Spagat, hija del ingeniero alemán que desarrolló el Pulqui 2 y ex traductora personal de Ronald Richter (el ingeniero alemán que dirigió el frustrado plan nuclear argentino), respectivamente.

“Mucho antes de que terminara la guerra, nosotros nos habíamos preparado ya para la posguerra. Les hicimos saber a los alemanes que les íbamos a declarar la guerra para salvar miles de vida. Cuando terminó la guerra, esos alemanes útiles nos ayudaron a levantar fábricas y mejorar las que ya teníamos, y de paso se ayudaron a ellos mismos”, declaró Perón al escritor Tomás Eloy Martínez en 1970, sobre la tardía declaración de guerra al Tercer Reich y el arribo de científicos alemanes al país. “Perón tomó ciertos elementos de los primeros años de Mussolini como del nacional socialismo hitleriano”, reconoce Bayer en uno de los pasajes del documental.

Pero, ¿no es una exageración pensar que por darles asilo a los científicos alemanes y tener una política nacionalista se iba a instalar un Cuarto Reich en la Argentina? “El Cuarto Reich en la Argentina es una metáfora”, aclara a Página/12 Rodrigo Vila, guionista y director del documental. “Obviamente, un Cuarto Reich a imagen y semejanza del alemán iba a ser imposible de instaurar en la idiosincrasia argentina, pero sí en una nueva forma más cercana al fascismo de Mussolini, con varias cosas del nacional socialismo. En el contexto de aquellos años, el Nacional Socialismo y el fascismo eran opciones válidas para muchos. Pero después de la Segunda Guerra las cosas cambiaron”, apunta el director.

Narrado en off por el actor español José Sacristán, Projekt Huemul avanza con material de archivo, recreaciones y un desarrollo gráfico utilizado para clarificar conceptos técnicos. Según Potash, autor de Las armas y las políticas en Argentina, cerca de 200 ingenieros alemanes arribaron al país tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, muchos de los cuales ocuparon puestos políticos durante el gobierno peronista. Uno de ellos fue el físico austríaco Ronald Richter, quien en 1948 llegó a la Argentina con la propuesta de producir energía atómica mediante el proceso de la fusión nuclear en forma controlada. El Proyecto Atómico Huemul se inició en un laboratorio construido en Villa del Lago, Córdoba, para luego instalarse definitivamente en la isla Huemul, en el Lago Nahuel Huapi.

El proyecto Huemul, por el que según la investigación Perón invirtió millones de dólares e incluso llegó a otorgarle poderes presidenciales a Richter dentro de la isla de 60 hectáreas, tuvo su momento mediático político en marzo de 1951, cuando el ex presidente anunció que “el 16 de febrero de 1951, en la planta piloto de energía atómica Isla Huemul, de San Carlos de Bariloche, se llevaron a cabo reacciones termonucleares bajo condiciones de control en escala técnica”. Poco después, la seriedad de las investigaciones del austríaco fue puesta en duda por el establishment y por distintas comisiones de expertos, que concluyeron que no existían pruebas experimentales ni teóricas que “permitieran afirmar que se haya logrado reacción nuclear alguna”. Tiempo después de aquella pomposa conferencia de prensa, nada más se supo del proyecto.

Tras 10 años de investigación, Vila cuenta que las visitas de Perón a la Italia de Mussolini y de Alemania, antes de 1941, calaron hondo en sus ideas políticas y sociales. Pero lejos estaba de aplicar un régimen totalitario. “Creo que Perón admiraba mucho más a Mussolini que a Hitler, por sus propios dichos, pero admiraba la ciencia y tecnología alemana, que fue la que impulsó los grandes descubrimientos del siglo XX. Desde su punto de vista, importar a estos técnicos y científicos alemanes era provechoso para el futuro del país, una buena estrategia en su Tercera Posición no alineada ni al capitalismo norteamericano ni el comunismo soviético”, concluye el guionista del documental producido por Cinema7, The History Channel y Canal de la Historia (España).

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