Dom 17.05.2009
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TELEVISION › COMIENZA LA OCTAVA TEMPORADA DE PADRE DE FAMILIA

Esos dibujos inimputables

El programa fue cancelado dos veces, pero volvió cada vez con más fuerza. “Con la animación se puede hacer un tipo de comedia que puede ser más relevante socialmente”, dice Mark Hentemann, productor de una familia a menudo comparada con Los Simpson.

› Por Roque Casciero

Padre de familia ostenta un curioso record: es el único programa de la televisión estadounidense que fue cancelado dos veces y que, pese a todos los pronósticos, volvió a la pantalla y con más fuerza que antes. “Fue como un viaje en montaña rusa –le dice a Página/12 el productor ejecutivo Mark Hentemann–. Durante los primeros años de la serie siempre esperábamos la noticia de que nos cancelaban, porque sabíamos que los ratings no eran tan buenos y nos movían en la grilla muy seguido. No fue muy divertido. Ya había estado en otro programa que fue cancelado y en esa situación nunca sabés si vas a tener trabajo al mes siguiente. Cuando nos cancelaron por segunda vez, todos pensamos que el programa estaba completamente terminado y que nunca volveríamos a trabajar en Padre de familia, así que seguimos adelante.” El milagro fueron las ventas de los DVD de la serie animada: cuando pasaron el millón de copias, la cadena Fox empezó a pensar que tal vez no sería mala idea retomar la creación de Seth McFarland. “Cuando volvimos, los números eran mucho mejores que en el pasado. Fue muy extraño e interesante ver cómo de algún modo crecimos mientras estuvimos fuera del aire”, asegura el productor y guionista. Ahora la serie políticamente incorrecta sobre la familia Griffin, a menudo comparada con Los Simpson, va por su séptima temporada en Estados Unidos, mientras que en el resto del mundo los capítulos se dividieron de otro modo. Es por eso que hoy a las 22, el canal FX estrenará la octava, por más que en el Norte vayan quince capítulos más atrás.

Los Griffin son una familia bastante particular. Peter, el padre, es un obeso de clase media–baja sin muchas luces, por eso se lo asocia mucho con Homero Simpson. “Ambos son arquetipos que se han usado durante largo tiempo en la televisión: el padre tonto que actúa impulsivamente, básicamente un hombre niño –explica Hentemann durante una teleconferencia–. No sé si eso es representativo del hombre norteamericano, pero probablemente haya una porción dentro de cada uno que nunca deja salir a la luz, pero que disfruta viendo el comportamiento de Peter Griffin y Homero Simpson. Hay algunas leves diferencias entre ellos: Peter es más de una región, habla con acento de Rhode Island y muchas de sus características son del área de Nueva Inglaterra, mientras que la locación de Homero es mucho más ambigua por las características del programa.”

Lois, la madre, es la voz de la razón en la casa, aunque también tiene varios costados oscuros. Ellos son los padres de Meg, una adolescente a la que todo le sale mal; Chris, que fue producto de un preservativo roto, es la fiel imagen de su padre; y el bebé Stewie, que tiene mentalidad de adulto y habla como si fuera un personaje de novela negra, siempre listo para imaginar complots contra sus padres. El niño es el personaje favorito de Hentemann: “Es el más original y el que tiene más contradicciones. Me gusta que sea un bebé muy brillante y que tenga confusión sexual. Parece tener muchas dimensiones y tiene puntos de vista interesantes en cualquier situación”. En la casa también vive Brian, un perro que camina en dos patas, habla, fuma, toma martinis y está enamorado de Lois, pero igual es tratado como una mascota. En esta temporada habrá varios capítulos para erizarle los pelos de la nuca a más de uno: Brian y Stewie caerán por accidente en la Alemania nazi (“uno de nuestros episodios más controvertidos”, adelanta el productor), y Peter se hará homosexual porque le inyectarán un gen gay, entre otras “delicias”.

–¿Alguna vez tuvo objeciones sobre un capítulo?

–Cuando empezamos a trabajar en un episodio, es habitual que la mitad de los guionistas no quiera hacerlo. En lo personal, pensé que algunos episodios iban a terminar siendo de muy mal gusto, pero cuando finalmente los veo en el aire no es para tanto... ¡aunque sigan siendo de mal gusto! En buena medida se debe a que el programa es de animación: si los personajes son dibujos pueden salir mejor parados que los de carne y hueso.

–Con la televisión llena de realities, ¿habrá que buscar nuevos modos de presentar el humor y la comedia?

–Esa es la tarea de los guionistas. Hace diez años, cuando empezó el fenómeno de los realities, no pensé que fuera a durar tanto tiempo, pero parece que se convertirá en un formato permanente de la televisión. Todavía creo que existe oportunidad para la comedia guionada y creo que siempre lo habrá si se hace bien. Alguna gente, incluida mi mujer, mira realities por el humor que tienen. Pero el humor guionado... Me pone muy feliz que en los últimos quince años hayan aparecido más comedias hechas con animación y que hayan pasado al prime time. Ese es un fenómeno reciente que empezó con Los Simpson, que fue el primer programa de animación para adultos. Yo era muy fan de Los Simpson porque hacían cosas que otros programas no podían hacer. Por eso me gusta que ahora haya más programas de animación y espero que haya más, porque se puede hacer un tipo de comedia diferente que, en cierto sentido, puede ser más relevante socialmente que los programas con actores.

–Usted fue guionista del late night show de David Letterman. ¿Cuál es la diferencia al escribir para programas de animación?

–La comedia es igual, tenés que escribir chistes, pero el proceso es diferente porque la animación es mucho más lenta. El proceso en programas como el de Letterman es más rápido: escribía material a la tarde y lo veía en televisión a la noche. En cambio, con la animación, recién los veo al año siguiente. Entonces, a veces Padre de familia me agarra por sorpresa porque me olvidé de los chistes que yo mismo escribí.

–¿Disfruta las ocasiones en que graba voces para el programa?

–Sí, es muy divertido, aunque nunca pensé en ser actor. A veces, cuando estamos en el salón de guionistas y estamos tirando ideas, aparecen de un modo muy específico y da la sensación de que es más difícil lograr que lo duplique un actor profesional. Así es como empezó mi carrera actoral (risas). Es algo para lo que no siento que esté especialmente calificado, pero me pone más que feliz meterme en esa cabina a hacer el tonto para escuchar mi voz por televisión.

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