TELEVISION › LA REALIDAD DE LAS PRODUCTORAS PROVINCIALES
Los responsables de Garabato Animaciones, de Córdoba, y Creavisión, de Bahía Blanca, revelan las dificultades de insertar sus documentales en los canales porteños. “La distancia sigue siendo un obstáculo para la producción”, aseguran.
› Por Emanuel Respighi
La TV argentina es una de las industrias más desarrolladas de América latina, tanto en lo que refiere a la cantidad como a la calidad de producción. No es menos cierto que la usina productiva que cosecha numerosos elogios en el mundo entero se circunscribe a la ciudad de Buenos Aires, que monopoliza más del 70 por ciento del material que se emite en los canales abiertos argentinos, según el último Informe de Contenidos de la TV abierta argentina elaborado por el Comité Federal de Radiodifusión (Comfer). En el interior del país, no sólo la producción es escasa sino que se limita a contenidos informativo-periodísticos. ¿Cuál es, entonces, la realidad de las productoras del interior del país? ¿Cómo subsisten? ¿Por qué les es difícil su ingreso al circuito televisivo comercial de la ciudad de Buenos Aires? Aprovechando el lanzamiento de la programación 2009 de The History Channel, que incrementará su producción original de 45 a 70 horas, Página/12 reunió a dos productoras provinciales para analizar la realidad de un mercado que, lejos de terminar en la General Paz, se extiende tierra adentro.
Garabato Animaciones es una productora afincada en Córdoba; Creavisión es una empresa de Bahía Blanca. Además de compartir centros de producción a cientos de kilómetros de la Capital Federal, ambas parecen cosechar en esta temporada el esfuerzo sembrado a lo largo de su corta pero prolífica actividad audiovisual, al abastecer de documentales producidos en sus lugares de origen a The History Channel, el canal de cable dedicado a la historia. Garabato estrenará para Argentina y América latina El Cordobazo (29 de mayo, a las 22.30), un especial dedicado a la revuelta de 1969, mientras que Creavisión presentará 1982 Malvinas: la guerra desde el aire (15 de junio, a las 22), un programa realizado con animación digital que presentará la visión táctica de la guerra de las Malvinas.
“Casi todo lo que se genera en el interior es hecho a pulmón”, confiesa César Turturro, dueño de Creavisión. “En el interior –agrega– hay mucha gente dispuesta a trabajar, y realmente le ponen el hombro a la situación. Cuando uno dice que quiere hacer algo pero no hay presupuesto, nadie se sorprende. Es difícil encontrar apoyo. No es común hacer ficción o documentales desde acá. No hay nada armado. De todos modos, estamos convencidos de que se pueden hacer cosas muy buenas. Por ejemplo, en Bahía Blanca hay muy buenas locaciones para filmar. Montañas, playas, zonas urbanas con una arquitectura muy variada, aeropuerto, hoteles, teatros, buena logística.”
Ambos productores creen que lo más complejo de trabajar a cientos de kilómetros de la ciudad de Buenos Aires no sólo es el presupuesto y la falta de apoyo estatal, sino fundamentalmente la posibilidad de poder quebrar la disociación existente entre la TV del interior y la que se produce y emite desde los cinco canales abiertos nacionales. No es fácil concertar, dicen, una reunión con los canales de TV abierta nacional para presentarles proyectos o ideas. Y cuando se da la posibilidad de tener el contacto, su posición para negociar es más débil que cualquier productora de las grandes o medianas que se asientan en el centro.
“A pesar de las nuevas tecnologías, la distancia sigue siendo un obstáculo para la producción de cierto tipo de contenidos. Pero hay una enorme cantidad de géneros y formatos que tranquilamente se pueden producir desde el interior y con la misma calidad que en Buenos Aires. La capacidad y los medios existen, sólo falta que los canales comiencen a mirar hacia acá y se arriesguen”, plantea Santiago Sein, de Garabato Producciones. En este contexto de producción centralista, monopolizada por Buenos Aires, la supervivencia de las productoras del interior se vuelve casi insostenible. “Córdoba –reconoce el productor– es una plaza chica y es muy difícil mantener una estructura de producción estable con el flujo de trabajo que existe. En Córdoba hay unas pocas productoras grandes que manejan casi todo el mercado de la TV y, especialmente, de la publicidad, por lo que es muy difícil insertarse.”
En este panorama, a las productoras del interior no les queda más que sostenerse económicamente haciendo trabajos de posproducción o comerciales publicitarios, que financian proyectos más ambiciosos. “Nuestro fuerte es el trabajo en posproducción. Sobre todo en animación 3D. Desde el 2001 hasta ahora, hemos hecho mucha cantidad y variedad de trabajos ya que, sobre todo en el interior, uno debe abrirse a todo tipo de trabajos, dentro del campo audiovisual, para sobrevivir”, se lamenta Turturro. ¿Es posible plasmar productos de calidad sin contar con los recursos mínimos, tanto técnicos como económicos, para poder trabajar? ¿Cómo escaparle a ese círculo vicioso? “Es difícil desde el interior generar productos de calidad porque los presupuestos son acotados, lo que lleva a tener que realizarlos en un corto lapso, haciendo muy complicado darles un nivel alto a las producciones como uno quisiera. El secreto es trabajar bien y rápido. Aprovechando al máximo el tiempo, para que sea rentable el trabajo. Cosa que no siempre se logra. Nuestras producciones más elaboradas casualmente no tenían un rédito económico directo”, admite el dueño de Creavisión.
Crisis económica mediante, y luego del establecimiento de las oficinas regionales en Buenos Aires de muchas cadenas (Fox, Turner, MTV, History, Disney), desde hace un par de años la TV por cable terminó por incrementar la demanda de material producido localmente, buscando además estilos y conceptos televisivos diferentes de los que replica una y otra vez la TV abierta. Y fue en la TV paga donde las productoras del interior encontraron pantallas más sensibles a las de los canales abiertos. “La TV por cable maneja en general tiempos y costos diferentes de producción que el aire, muchos de los canales apuntan a un público latinoamericano, no están tan centrados en Buenos Aires, por lo que trabajan con códigos más universales, no exigen ni la mirada, ni el costumbrismo ni los personajes porteños”, concluye Sein.
Queda claro que la TV no es propiedad de Buenos Aires. Sólo es cuestión de que quienes manejan los canales abran los ojos hacia las productoras del interior con la misma intensidad con la que durante horas miran la pantalla chica.
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