TELEVISION › FABIáN VENA HABLA DE OBRA EN CONSTRUCCIóN
El actor conducirá, a partir de hoy por Canal (á), un ciclo que analizará el trabajo de los principales dramaturgos del teatro universal. Para ello convocará, en cada capítulo, a un elenco rotativo de actores y directores que intercambiarán ideas sobre grandes obras teatrales.
› Por Emanuel Respighi
El proceso de trabajo que actores y directores hilvanan en el armado de una obra teatral y los misterios que esconden las piezas de los grandes dramaturgos del teatro universal se fusionan en un mismo programa. Esa es la fórmula, inédita, de Obra en construcción, el programa que Canal (á) estrena hoy a las 21. Conducido por el actor Fabián Vena, el ciclo se propone difundir y analizar el trabajo de los principales autores de la dramaturgia universal a través del trabajo creativo conjunto de grandes actores y directores de la escena local. En coproducción con el Teatro Nacional Cervantes, en cada capítulo Obra en construcción examina distintas piezas del gran teatro en una suerte de “ensayo de mesa” en el que un elenco rotativo de actores y directores intercambian conceptos e ideas sobre la obra, para luego pasar a la interpretación de algún fragmento.
Arlequino, de Carlo Goldoni; La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca; Madre coraje, de Bertolt Brecht; La gaviota, de Anton Chejov; El zoo de cristal, de Tennessee Williams; y Babilonia, de Armando Discépolo, son algunas de las 13 obras que se desmenuzarán en Obra en construcción, a partir de las discusiones y opiniones que surjan alrededor de la mesa montada sobre el escenario vacío de la sala principal del Cervantes. Allí, simulando estar en los típicos “ensayos de mesa” que se suelen hacer a modo de inicio del montaje de una obra, actores como Daniel Fanego, Malena Solda, Ingrid Pelicori, Ana Yovino, Graciela Dufau, Pompeyo Audivert y Juan Leyrado, entre otros, intercambian comentarios sobre las diferentes obras con los directores invitados en cada caso, desde Daniel Suárez Marzal hasta José María Muscari, pasando por Mauricio Kartún, Villanueva Cosse, Laura Yusem, Javier Daulte y Manuel Iedvabni.
“El programa tiene la virtud de conformar una propuesta que es atractiva tanto para entendidos como para absolutos desconocedores de las obras de teatro y de los autores que analizamos”, le explica Vena a Página/12. “La dinámica de que para cada capítulo se convoque a un grupo diferente de actores y maestros sirve para enriquecer la visión que el público entendido tiene del objeto de análisis, a la vez que constituye una herramienta ideal para los televidentes que toman contacto con el gran teatro por primera vez. Soy de los que piensan que los dramaturgos fundamentales del teatro no son potestad de un grupo privilegiado de espectadores, sino que tranquilamente pueden llegar a ser populares si el gran público tiene acceso a sus piezas”, agrega el actor que acaba de estrenar en el Teatro San Martín La sombra de Federico.
Obra en construcción marca el debut de Vena como conductor televisivo. Un papel que no piensa desarrollar a futuro: lo suyo, dice, es la actuación. “Nunca –aclara– había conducido ni creo que lo vuelva a hacer. Acepté el rol por la convocatoria al proyecto: si me hubiesen invitado a participar en cualquier otro rol, también me hubiera prendido. La posibilidad de ser el anfitrión del gran teatro universal, de compartir el análisis de enormes obras con los grandes maestros y directores de nuestra escena, y de ser parte de elencos que nunca se van a armar, era una gran tentación para animarme a asumir la conducción. Que las grandes obras de la dramaturgia universal se analicen a través de la pantalla de TV es una propuesta que vuelve único al programa.”
–¿Por qué cree que Canal (á) lo convocó a usted para ser el anfitrión de un ciclo de estas características?
–Pensaron en mí como nexo entre el teatro clásico y la pantalla televisiva. Tuve la suerte de haber hecho algunos de estos autores en escena y de muchos de ellos soy fanático. Poder llevar el teatro universal a una pantalla de TV me hace sentir orgulloso. Me entusiasma tanto la idea del programa que no me preocupa tanto el rol de conductor. Creo que nunca hubiera asumido este papel si no fuera en un proyecto que tuviera que ver con mi ámbito de interés y trabajo, con mi pasión. Sé de quién estoy hablando cuando hablo de Chéjov, sé de qué estoy hablando cuando hablo de un ensayo de mesa. Desde ese lugar me permití ponerme en este lugar del conductor.
–Dice que lo convocaron para ser nexo entre el gran teatro y la TV, dos medios que suelen caminar por caminos separados. Usted pareciera ser de los pocos actores que supieron manejar el discurrir entre el escenario y la pantalla.
–No sufrí la disociación entre la alta cultura y la cultura popular. Creo que tiene que ver con un arraigo generacional: los actores de mi edad nos criamos viendo televisión, a diferencia de los grandes exponentes del teatro, que cuando se criaron o se formaron no existía la TV. Por eso no me fue difícil incorporar a la TV como medio alternativo de expresión. He hecho la carrera que corresponde: no me formé en TV sino que lo hice en teatro. Mi cultura actoral tiene que ver pura y exclusivamente con el teatro. Antes de haber debutado en TV fui actor de teatro. Cuando estudiaba teatro no sólo renegaba y tenía prejuicio con la TV sino que tampoco cabía en mí la posibilidad de hacerme conocido o famoso. En mi época ser conocido no era una meta profesional. Mis sueños pasan por actuar y representar grandes obras de grandiosos autores. El recorrido y la madurez me llevaron, después, a darme cuenta de que los actores argentinos no sólo necesitan de la TV para trabajar y vivir de esta profesión, sino que también es un medio de expresión enorme, en donde se puede crecer muchísimo como artista.
–¿Un medio que, incluso, puede formar a un actor?
–Te puede formar como actor de TV, pero no como actor de teatro. El actor de teatro se forma en el teatro. En la tele uno aprende muchísimo, pero nunca dejás de trabajar en primer plano. Las piernas o las posturas corporales no están presentes en la tele. Y las piernas son parte de tu cuerpo. La TV hace que el actor se vaya encerrando en ese primer plano. En la TV, el actor sólo actúa para el plano corto; en el teatro, actuás para el público, que te ve íntegramente. Son dos técnicas y expresiones muy diferentes. Si uno deja de hacer teatro durante mucho tiempo y sólo se dedica a la televisión, los mecanismos de la escena teatral empiezan a relajarse. Ambas pueden complementarse, pero sólo la teatral incluye a la televisiva, y no viceversa.
–¿Obra en construcción es, en ese sentido, un espacio que se abre en la TV para sumar otro tipo de relato al cotidiano?
–En las últimas tres décadas hubo muy pocos ejemplos de ciclos de actuación en la TV. Sólo Atreverse, Alta comedia, Compromiso y algún otro que se me escapa fueron programas en los que la actuación, los libros y la dirección eran protagonistas. En la TV se suele actuar y programar “convencionalmente”.
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