Martes, 2 de junio de 2009 | Hoy
TELEVISION › JAY LENO PASó EL CETRO DE THE TONIGHT SHOW A CONAN O’BRIEN
Leno tomó la conducción de manos de Johnny Carson hace diecisiete años, y consiguió batir en el rating nada menos que a David Letterman: ese único dato da una idea de la responsabilidad que afronta O’Brien, hasta ahora un personaje de la trasnoche.
Por Guy Adams *
No fue tanto un cambio de guardia como la versión televisiva estadounidense de una abdicación real. El viernes, tras diecisiete años y casi 3800 episodios (exactamente 3775), James Douglas Muir Leno, el comediante stand up mejor conocido como Jay, entregó su corona como rey indiscutido de los shows de entrevistas nocturnas. Poco después de las 23.30, desde detrás de su escritorio de falso nogal que le sirvió de trono, Leno presentó a los televidentes a Conan O’Brien, performer de 46 años a quien se le dio la considerable tarea de salvaguardar esa vieja institución nacional llamada The Tonight Show. “Saben, este es nuestro último show tras diecisiete años. Y quiero agradecer a la gente que lo hizo posible, Michael Jackson, Monica Lewinksy, Bill Clinton”, dijo. “Diecisiete años... ¿se dan cuenta de que cuando empecé este show mi pelo era negro y el presidente era blanco?”, señaló, para regocijo de una audiencia de siete millones de personas que ayudaron a mantener el status de vaca lechera del programa, generando la mayoría de los 300 millones de dólares ingresados por NBC en su programación nocturna.
Es que The Tonight Show es una poderosa usina cultural y financiera, que por generaciones mostró una increíble capacidad para modelar la agenda de noticias. Su conductor es una marca de fábrica:
O’Brien será apenas el quinto hombre en tomar ese asiento en los 55 años de historia del programa. Leno deja atrás una franquicia que ha sorprendido, entretenido e informado a partes casi iguales; compartió anécdotas con estrellas del pop y habló con algunos de los más grandes nombres de Hollywood. Recientemente, el actual presidente de los Estados Unidos se sentó en su famoso sofá de cuero negro. El conductor también deja un legado de extraordinario éxito comercial, que justifica su salario anual de 27 millones. Cuando tomó el cetro de Johnny Carson, que presidió The Tonight Show por tres décadas hasta 1992 (y consiguió en su despedida nada menos que 41 millones de espectadores), Leno figuraba en los ratings detrás de David Letterman. Hoy acumula siete millones de espectadores, contra los cinco de su rival.
El éxito que hace que Tonight... sea emitido en otros quince países tiene que ver con el timing cómico. Leno es un entrevistador gentil, pero es amado por públicos de todo el mundo por sus monólogos cómicos: cada emisión arrancaba con una serie de chistes bien disparados. Además, a través de los ’90 supo tener varias primicias. Su famosa entrevista con un cariacontecido Hugh Grant, que acababa de ser atrapado con una prostituta, fue uno de los momentos más famosos de la tevé de esa década y marcó el punto en que su público empezó a superar al de Letterman. La semana pasada, Leno probó que todavía tenía instinto para develar historias, cuando Mel Gibson apareció en el show y se lo persuadió de revelar el embarazo de su nueva novia, una joven rusa llamada Oksana, a la que se señala en el centro de una batalla de divorcio de 800 millones. Durante el último programa, Leno dio una adecuada idea de esa esencia al decir que “cuando corren tiempos serios, hacés bromas bobas; cuando corren tiempos bobos, hacés bromas serias. Pero siempre querés hacer bromas, y es lo que intentamos hacer en todos estos años: hacerlos reír. Y fue un honor, un privilegio”.
La desaparición de Leno de esa franja horaria pone un mercado muy valioso nuevamente en juego. O’Brien supo ganar Emmys en el “cementerio” de las 12.30 en la cadena ABC, pero sus cifras de audiencia no son espectaculares. Con el nuevo Tonight Show, Letterman y la “tercera bestia” del lucrativo mercado de los late night Jimmy Kimmel (de la cadena ABC) estarán a la caza de espectadores descontentos que buscan una alternativa. La primera semana de invitados de O’Brien suena promisoria: incluye a Tom Hanks, Will Ferrell, Pearl Jam, Green Day y Ryan Seacrest. Pero incluso él se resiste a predecir si conseguirá retener a la audiencia de Leno. “Nadie tiene la respuesta”, le dijo a la prensa la semana pasada, y agregó que intenta evitar “pensar demasiado” o estropear el formato del programa. “Puedo tratar de engañar y decir que todo va a andar bien, pero la verdad es que no lo sé. Esta es una movida sin precedentes.”
Esa aparente falta de confianza hace pensar en por qué NBC, la cadena televisiva que emplea a Leno y O’Brien, no se decidió por simplemente mantener a ambas figuras en sus correspondientes trabajos. Pero las circunstancias lo volvieron imposible: en 2004, cuando Leno (ahora de 59 años) firmó su extensión de contrato por cinco años, predijo públicamente que en 2009 estaría listo para el retiro. Ansiosa por reducir la crisis de sucesión, NBC se apuró a contratar a O’Brien para reemplazarlo. Para asegurar su participación, la cadena le prometió a O’Brien que tomaría el control de The Tonight Show este año y que si no era así se le pagarían 45 millones de dólares. Cuando se acercó la fecha final, sucedió que Leno –un fanático del trabajo cuya vida gira alrededor de su show y la colección de autos clásicos que guarda cerca de su estudio en Burbank– se mostró reticente a la idea del retiro: para evitar que se fuera a una cadena rival, NBC le ofreció un nuevo programa.
Ese show, que comenzará en septiembre, ocupará la franja prime time de las 22 (donde los altos costos de la ficción obligan a las cadenas a ensayar nuevas variantes), cinco noches a la semana, y será el regreso del comediante a sus raíces de performer tradicional de stand up. “Le daremos una chance y veremos qué pasa”, dijo Leno, describiendo la oportunidad de hacer un nuevo show a esta altura de su carrera como “la cereza en la torta”. En cuanto a su viejo trabajo, agregó en su clásico estilo que está feliz de haber evitado el arruinarlo. “The Tonight Show es como una copa del mundo. No querés ser el tipo que la joda”, señaló. “Así que pasárselo a Conan es como decir ‘bueno, ahí va, te lo dejo como estaba. Como cuando devolvés un auto alquilado sin un rasguño’.” El viernes en el estudio no dejó dudas de su opinión del sucesor, al decirle: “Sos la elección perfecta. Un perfecto caballero en privado y en público”.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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