Vie 26.06.2009
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TELEVISION › A LOS 62 AÑOS FALLECIO LA ACTRIZ Y MODELO FARRAH FAWCETT

Adiós a un ángel de Charlie

Símbolo sexual y fenómeno de la cultura de masas de los años ’70, la protagonista de la popular serie de TV fue tan famosa por su corte de pelo como por su tormentosa love story con Ryan O’Neal, quien estuvo a su lado en su lecho de muerte, pidiéndole matrimonio.

La actriz estadounidense Farrah Fawcett, que murió ayer a los 62 años en un hospital de Santa Mónica, California, tras una larga batalla contra el cáncer, alcanzó la fama en la década del ’70 gracias al éxito mundial de la serie de televisión Los Angeles de Charlie. Sin embargo, fue la aparición en un afiche lo que la convirtió en todo un icono que la elevó al estatus de símbolo sexual y fenómeno de la cultura popular.

Nacida el 2 de febrero de 1947, en el estado de Texas, Fawcett era una actriz y modelo poco conocida cuando fue llamada por la compañía de afiches Pro Arts Inc. en 1976 para formar parte de una sesión de fotografías, a cargo de Bruce McBroom. La foto de Fawcett en un ceñido traje de baño rojo que potenciaba sus pechos turgentes, con una sonrisa radiante y una generosa cabellera cayendo sobre sus hombros en un corte escalonado, definió la imagen de la actriz para siempre. Aquel afiche alcanzó a vender la asombrosa suma de 12 millones de copias y disparó un estilo de corte de pelo que emularon cientos de miles de mujeres alrededor del mundo, conocido en inglés como el “Farrah Hair”. En 2007, la revista GQ consideró este poster como “la pieza de arte masculino más influyente en los últimos 50 años” y en el sitio oficial de la actriz se afirma que ha sido pirateado más de 1000 millones de veces. El afiche, a su vez, se multiplicó con apariciones en películas como Fiebre del sábado por la noche, Encuentros cercanos del tercer tipo o Boogie Nights, y en series de TV como That 70’s Show o My Name is Earl. Aún hoy, comprar el poster a través de la página oficial de la actriz cuesta 100 dólares.

La distribución del poster ocurrió justo cuando se lanzó al aire por primera vez Los Angeles de Charlie, la serie creada por el magnate de la pantalla chica en Estados Unidos Aaron Spelling, que como varias de sus otras series se transformó en el gran éxito de esa década. Hija de un ama de casa y un empresario petrolero, Fawcett abandonó abruptamente la serie que la había llevado al éxito sólo un año después de comenzar su participación, y el desencuentro con Spelling (que algunos medios atribuyeron a un caso de acoso sexual) acabó con una demanda en los tribunales. Sus exigencias económicas eran mucho mayores que los 10.000 dólares por episodio que cobraba y fue sustituida por Cheryl Ladd, pero Fawcett volvió a aparecer en la serie tres veces más, como resultado de un fallo judicial.

A pesar de la inmensa popularidad que le dio el personaje de Jill “Angel” Munro, Fawcet nunca logró dar el salto a las grandes películas de Hollywood, ni aun cuando fue dirigida por Stanley Donen en Saturno 3 (1978), acompañada por Kirk Douglas y Harvey Keitel, ni cuando estuvo en El doctor y las mujeres (2000), de Robert Altman, con Richard Gere y un elenco multitudinario. También actuó en Myra Breckinridge (1970), de Michael Sarne, dentro de un elenco peculiar encabezado por Mae West y John Huston, Alguien mató a mi marido (1978), de Lamont Johnson, con Jeff Bridges; Acorralada (1986), de Robert W. Young, con James Russo, y El apóstol (1997), dirigida y protagonizada por Robert Duvall.

Sin embargo, su papel como una mujer maltratada en la película de televisión The Burning Bed le valió en 1985 una de las seis nominaciones a los premios Globos de Oro que acumuló en su carrera, además de tres postulaciones a los Oscar de la televisión estadounidense, los Emmy, cuya última nominación fue en 2003 como mejor desempeño como actriz invitada en la serie The Guardian. Aunque durante su etapa de esplendor se negó a posar desnuda, la revista Playboy la convenció para dar ese paso en diciembre de 1995, un número que se convirtió en el más exitoso de la publicación en la década, con más de cuatro millones de ejemplares vendidos.

En los años ’70 Fawcett se casó con una de las estrellas del momento en la industria del espectáculo estadounidense, el protagonista de la serie El hombre nuclear, Lee Majors, de quien se divorció en 1979. En 1982, empezó su larga y tormentosa historia de amor con el actor Ryan O’Neal, con quien tuvo a su único hijo, Redmond, en 1985, y que estuvo en su lecho de muerte, pidiéndole matrimonio, según su propia confesión a los medios. A mediados de los años ‘90, sin embargo, Fawcett y O’Neal habían dado por terminada una relación repleta de conflictos, y la actriz se comprometió con el cineasta James Orr. Años después Orr fue sentenciado a tres años de libertad condicional por golpear a la actriz en su mansión de Bel Air en 1997.

Ese mismo año la vida de Farrah se convirtió en blanco de una serie de especulaciones en los medios, cuando apareció en el popular programa nocturno del comediante David Letterman dando unas declaraciones completamente incoherentes que hasta el día de hoy son recordadas por publicaciones estadounidenses como uno de los momentos más bizarros de la televisión local. A pesar de aquella sonada separación con O’Neal, la pareja volvería a reunirse, remedando la Love Story que protagonizó el actor, salvo que ahora él luchaba contra la leucemia y ella contra un extraño cáncer anal.

En los últimos años la salud de Fawcett fue objeto de un intenso escrutinio por la prensa sensacionalista de Hollywood, que intentó varias veces publicar fotos de ella desmejorada como consecuencia de la quimioterapia. La noticia de su lucha contra el cáncer se publicó en octubre de 2006, disparando una cadena de apoyo y declaraciones de afecto de sus fans, que derivaron en un documental visto por más de nueve millones de telespectadores.

En 2007, se declaró en un comunicado que había vencido a la enfermedad: a pesar “del dolor insoportable y la incertidumbre, nunca se me ocurrió dejar de luchar, nunca”, recalcó eufórica en febrero de ese año. Pero en abril, sólo dos meses después de anunciar su victoria, el cáncer reapareció y la actriz probó incluso tratamientos alternativos en Alemania, mientras su hijo Redmond atravesaba dramáticos episodios de adicción a las drogas, según documentos judiciales.

En una entrevista al diario Los Angeles Times publicada en mayo de 2009, Fawcett criticó a la prensa que se volcó frenéticamente a hurgar sobre su salud. “Es mucho más fácil atravesar algo y lidiar con eso sin estar bajo un microscopio”, dijo Fawcett admitiendo que ese factor agregó estrés a su vida. “Soy una persona con una vida privada (...) Hubiese sido bueno si hubiese podido avanzar y curarme y luego, cuando lo decidiera, salir al público. Hubiese estado bueno”, apuntó en su última entrevista publicada.

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