TELEVISION › EL FINAL DE PARA VESTIR SANTOS, UNA SERIE QUE SUPO INNOVAR
Gabriela Toscano, Griselda Siciliani y Celeste Cid cerrarán el año con un nuevo musical y la semana próxima podrá verse un compilado con todos los clips de sus 36 capítulos. El director Barone explica las claves de un recurso dramático que marcó diferencias.
› Por Emanuel Respighi
¿Qué tienen en común cantantes de tan diferentes registros como Gloria Trevi, Gilda, Roberto Carlos, Fabiana Cantilo, José Luis Perales y Cacho Castaña? Si el análisis pasara únicamente por la faceta artística, la respuesta que primero viene a la mente podría ser simplemente “¡nada!”. Sin embargo, todos ellos –junto a muchos otros– comparten el hecho de que algunas de sus letras y canciones sirvieron de material para los musicales de Para vestir santos, el unitario de Pol-Ka que esta noche, a las 22.45, finaliza su historia. La forma con la que la ficción le anexó a su estructura dramática esas canciones le otorgó al programa una identidad no exenta de riesgo, convirtiendo a ese recurso en una de las pocas innovaciones de la temporada televisiva que culmina. Hoy, en el capítulo 36 de las hermanas San Juan, el final no podría ser de otra manera: Male, Virgi y Susi, el trío de hermanas de amores desencontrados, cantarán y bailarán la cortina musical del ciclo, aunque con una letra cambiada que le dará el cierre perfecto a una historia que parece encaminarse al happy end. Para quienes se perdieron algunos de los musicales, el próximo miércoles, en el horario habitual de la ficción, El Trece programó un especial en el que se emitirán todos los videoclips del ciclo.
Como una de esas cosas que se dan naturalmente, casi sin proponérselo, el musical se fue colando en la historia de esas tres hermanas cruzadas por el mal de amor y la sombra de una madre cruel y perversa de la que ni muerta pudieron escapar. Si bien la inocencia, ingenuidad y desamparo de las San Juan estaban representadas en la cortina del ciclo, cuya versión original fue compuesta por Carolina de la Muela e interpretada por Mavi Díaz y Claudia Ruffinatti (de Viuda e Hijas de Roque Enroll), nada hacía prever en los planes de producción que los musicales iban a formar parte de la historia. Pero como la TV es un medio que brinda la posibilidad de cambiar las cosas sobre la marcha, Para vestir santos terminó por generar la grieta adecuada para que un género tan poco afecto a la pantalla chica tuviera su lugar, aunque más no fuera por performance de no más de 3 minutos por capítulo. Todos interpretados, siempre, por Gabriela Toscano, Griselda Siciliani y Celeste Cid, las protagonistas de la comedia dramática que promedió alrededor de 15 puntos de rating a lo largo de la temporada.
“En los primeros capítulos de Para vestir santos, los casting a los que iba Malena marcaban un juego entre realidad y ficción que de a poco comenzó a ‘autorizar’ un camino hacia los musicales”, explica a Página/12 Daniel Barone, el director estrella de Pol-Ka. A partir de esa posibilidad que el personaje onírico y aniñado de Malena abría, en el capítulo cuarto surgió el primero de una docena de musicales: la menor de las hermanas, durmiendo bajo efectos narcóticos y en su deseo de triunfar sobre los escenarios, tenía un sueño en el que las tres protagonistas cantaban su propia versión de “Todos me miran”, de la mexicana Gloria Trevi. Ese fue el primer musical, en formato de videoclip, con el que se quebró el registro realista que caracteriza al relato del programa. “No hubiera sido posible incorporar los musicales a esta ficción –agrega el director– si la zona lúdica del programa no hubiese sido la suficiente como para permitir que se salga y se entre a un lenguaje que toma distancia con el verosímil, característica indispensable para que el espectador crea la historia. Creo personalmente que también ayudó el hecho de que el programa y los personajes ya estaban instalados en los espectadores que siguen el programa.”
Manteniendo siempre la estética del ciclo, cada uno de los musicales que se dispararon a partir de la situación que se desarrollaba en cada envío terminó por completar una propuesta que supo cómo conjugar el registro realista del drama con el fantástico-artificial del género cantado, sin disminuir su atracción dramática. A lo largo del año, el programa escrito por Javier Daulte mechó musicales sobre canciones de tan variado registro y género como “Todos me miran”, “Mi enfermedad” (versión Fabiana Cantilo), “Paisaje” (Gilda), “Un gato en la oscuridad” (Roberto Carlos), “Mentira” (Valeria Lynch), “Llamado de emergencia” (Daddy Yankee), “Por qué te vas” (Jeanette), “Para vivir” (Cacho Castaña), “Y cómo es él” (José Luis Perales), “Quizás, quizás, quizás” (Osvaldo Farrés) y “La nave del olvido” (José José). Cada una de las canciones fue elegida por Daulte y Adrián Suar, director artístico de El Trece y dueño de la productora, en función del guión de cada capítulo.
A pesar de la sensación de simpleza que transmiten los musicales, la realización de un género al que la TV le suele dar la espalda necesitó de un proceso creativo específico y desconocido para la producción de Pol-Ka. “Fue muy complejo instrumentar los musicales en un ritmo de trabajo cotidiano. Hacer que el musical sea como una escena más requirió de un gran esfuerzo de producción y de las actrices, que con muy poco ensayo debían encarar el canto y el baile sin dejar de actuar”, reconoce Barone, cuya única experiencia cercana al musical fue haber dirigido el videoclip de Alfredo Casero del tema “Shimauta”. Además, Barone había hecho un musical en la película que dirigió, El día que me amen, donde el personaje de Leticia Brédice era bailarina. Pero nunca había trabajado el género como un elemento de ruptura narrativa como en Para vestir santos, el unitario que apostó a diferenciarse y salió ganando.
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