TELEVISION › AL JAZEERA APUESTA A LA WEB Y SU AUDIENCIA CRECE
Mientras una campaña nacida por Twitter insta a reclamar a los cableoperadores norteamericanos por un espacio para la señal qatarí, la empresa apunta a dar cada vez más acceso a contenidos gratuitos, especialmente online.
› Por Facundo García
En Estados Unidos, como en la Argentina, la libertad de expresión de la que hablan las corporaciones tiene características muy particulares. Desde allá llegan quejas cada vez que se concreta alguna supuesta “amenaza” contra el “periodismo independiente”, pero cuando las empresas de cable y los operadores satelitales norteamericanos se ponen de acuerdo para excluir de sus grillas a una cadena de noticias como Al Jazeera, el dato se toma como si fuera una casualidad. Este año, no obstante, soplan vientos de cambio. Tras las rebeliones en Medio Oriente, miles de espectadores yanquis reconocieron la necesidad de romper el cerco televisivo, cultural e ideológico delimitado por canales como Fox News o CNN, en tanto que la señal con sede en Qatar apuesta a un novedoso manejo de los recursos web y una búsqueda de protagonismo que ya le está rindiendo frutos.
“Nuestra estrategia es dar acceso a la mayor cantidad de contenido posible de modo gratuito”, dispara en diálogo con Página/12 Riyaad Minty, que dirige el área de redes sociales y nuevas tecnologías de Al Jazeera. “Es más, estamos invirtiendo en la distribución de contenido online, porque eso nos permite un alcance mucho mayor que los circuitos tradicionales”, añade. Los resultados están a la vista: en el punto más álgido de las protestas en Egipto, la cantidad de visitas a la versión en idioma inglés del sitio se multiplicó en más de un dos mil por ciento. ¿Qué lecciones dejó el éxito? “Lo fundamental fue comprobar que a la gente alrededor del mundo le interesa lo que está ocurriendo fuera de su territorio. Hay un deseo de acceder a fuentes confiables por más que eso implique cambiar de plataforma e irte de la tele a la computadora. Sobre todo si los medios locales no son capaces de difundir esas otras ‘caras’ de la historia.”
Mientras tanto, los paladines de la pluralidad yanquis no revelan por qué en un país que tiene 115 millones de hogares con TV los informativos de origen árabe alcanzan a una audiencia ínfima. Para contrarrestar ese rechazo se lanzó la campaña Demand Al Jazeera (“Pida Al Jazeera”), que invita a los ciudadanos a reclamar a los prestadores de servicios de cable y satélite para que le dejen un espacio a la señal. La iniciativa nació vía Twitter y siguió en english.aljaze era.net/demandaljazeera. Se recolectaron más de 45.000 e-mails apoyando la solicitud, diversos grupos se han organizado para desarrollar eventos y ya se está armando una suerte de comunidad a través de www.meetup.com/AJE. El canal que la firma tiene en YouTube, por otra parte, se convirtió en uno de los más vistos de la red.
Al mismo tiempo, Al Jazeera está enviando ejecutivos para que negocien su aterrizaje definitivo en las tierras del Tío Sam. Eso despertó sospechas sobre el criterio editorial que adoptará en el futuro, máxime teniendo en cuenta que la monarquía qatarí –que es la que financia a los estudios instalados en Doha– no es precisamente una fuerza antiimperialista. De todas maneras, se han producido situaciones que directa o indirectamente le dieron bríos al negocio: varios periodistas de la cadena fueron detenidos por fuerzas que combaten a las manifestaciones pro democracia en el norte de Africa, el sitio oficial de la compañía fue ha-ckeado, sus emisiones fueron intervenidas y hasta hubo una que otra oficina quemada.
Como especialista en Social Media, Minty cree que la clave para aprovechar el momento está en fortalecer los lazos con la audiencia. No se trata de inundar las miradas con una catarata de comentarios baladíes, o con todos los tweetts vinculados con “temas candentes”. Lo explicó en su oportunidad Moeed Ahmad, otro de los analistas de Al Jazeera: “La amplificación es la nueva forma de censura”. Así que la jugada va en sentido contrario. Tiene que ver con echar raíces en la cotidianidad de los que están del otro lado a través de recursos como el Creative Commons Repository, un banco de imágenes que pone a disposición de los usuarios una buena cantidad de material audiovisual para que lo reutilicen a gusto.
“Hay que resaltar que lo que estamos viendo no son revoluciones tecnológicas, sino revoluciones populares –redondea Minty–. En ese contexto, lo que hacen las herramientas online es acelerar la comunicación. Sinceramente, ya no considero a las redes sociales como ‘nuevos medios’, son sencillamente medios. Y hemos venido trabajando con ellos desde la década pasada, tratando de ver cómo los aprovechábamos. Hoy sabemos que no es posible seguir ignorando los aportes que hacen desde la calle las personas corrientes.”
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