Se quedaron con ganas de decir algunas cosas. Salieron del aire en forma abrupta, cuando Diego Gvirtz decidió llevarse de América sus dos programas (Indomables y TVR), y ahora esperan con expectativa la vuelta, confirmada para principios de septiembre en las medianoches de Canal 13, con plantel posiblemente reducido y media hora menos de duración. Pero antes, Roberto Pettinato y el elenco de Indomables proponen una carta abierta para saldar cuentas pendientes. “A mí ya nada me parece tan tremendo –sorprende Roberto Pettinato– y, por el contrario, todo esto me dio la oportunidad de hacer algunos buenos chistes. Creo haber hecho lo que cualquier conductor amante del humor hubiese hecho.”
¿Y cómo contestan los Indomables al argumento de libertad de edición que sostuvo Rolando Graña, cuando retiró las apariciones de Mario Pontaquarto, arrepentido de las coimas en el Senado, de una emisión de TVR? El episodio motivó la salida del programa y de Indomables de la pantalla, y les quedó atragantado. “¡Tenía tanta necesidad, ansiedad y deseo de ponerse él mismo a cortar! –sigue Pettinato–. Uno puede argumentar que mirá... justo mañana no puedo y que por qué no ponen a otro... Pero sentirte el censor del canal y a la vez lograr con eso un plato de alimento balanceado de mejor calidad es un deseo más fuerte que la burda imitación de un buen ser humano.” Ahora que planifican la vuelta, los Indomables saben que dejarán de ser Indomables. Cuenta Fernanda Iglesias, panelista del programa, que cambiarán el nombre por el de Duro de domar, aunque antes se hubiera barajado el de “losers”, para seguir en la línea de ese lugar perdedor que ocupan en el mundo. América, a esa altura, les había avisado que se quedaba con la propiedad del título original.
En la medianoche del 13, con un panel que podría reducir algunos nombres y sólo tiene confirmados a Guillermo Pardini, Fernanda Iglesias y Chavo Fucks, ya no quedará conformado un combo de crítica televisiva en tándem con TVR, la otra creación de Gvirtz. “Todavía no hay nada arreglado para TVR, y lo más probable es que vuelva recién en el 2006”, adelantó el productor a Página/12. Se desmantela una acción colectiva: TVR fue la sátira e Indomables se reservó para sí la comedia. “Indomables ha sido más inofensivo, aunque sí irónico, mordaz, lo que quieras”, dice Pettinato. TVR fue la piedra del escándalo, proclive al editorial político, al humor negro (cuando musicalizó un informe sobre Cromañón con el tema Dame fuego), y Pettinato fue un monologuista de sonrisa pintada, aun frente al patovica que le prohibía el ingreso a América. Los conductores de TVR (antes Gianola y Morgado, luego Schultz y Listorti) fueron columnistas cercanos a la bajada de línea. Sin embargo, el panelista Chavo Fucks les atribuiría a todos el mismo nivel de incomodidad. “Yo no tengo ni medio compromiso, no digo que sea un adalid de la justicia, pero tenía libertad absoluta. A partir de mi ateísmo, no nato sino adquirido, como cuando dije que para mí la Biblia era un cuento fantástico. Con ironía se habló de Blumberg, se lo criticó, se dijo que no comprábamos su discurso.” Indomables y TVR, eso sí, compartieron el objeto: la obsesión por hablar de TV desde el interior de la TV con su máximo exponente en las parodias al cable (Kitsch y Me colgué del cable) a cargo de Sebastián Wainraich. Su propia carta abierta empezaría de este modo: “Hubiera preferido un poquito más de censura para no estar en el compromiso de tener que despedirme ahora... Seguramente fue un mal entendido, Rolando lo quiso editar bien y le salió mal... Rolando, no te cortes”.
¿Y sus momentos emotivos del 2005? “El enojo y el llanto de Karina Jelinek –dice Wainraich–. Y el bloque Kitsch. ¿Qué extraño? Me hubiera gustado cubrir el regreso de Maradona como notero; soy fan maradoniano... y ahora también de su sobrino Tiago.” La carta abierta de Pettinato, por su parte, haría mención a los aportes durante estos años: “Indomables aportó la visión de que todo puede importarte un bledo, de que uno puede hacer humor con casi todo y que podés lograr un programa inimitable por más que todos lo hayan intentado copiar.... La idea central es pretender ser un programa en serio y nunca lograrlo porque somos todos losers: eso es muy difícil de transmitir y de hacer”.
La salida del aire los privó de hacer lo que era costumbre: crítica de TV desde la tele, pero no con el tono sesudo del crítico en el pedestal sino con el bullicio escandaloso de una charla coloquial. Pettinato los estimulaba a hundirse en un fango, posición ideal para reírse del otro sin quedar mal parado. “La tele del 2005 –observa Noriega– es muy obsesiva con el rating, y eso lleva todo al desastre. Es tratar de hacer un número más alto que el canal competidor, y esto no es un juego de suma cero. Es más una necesidad deportiva que comercial.” Chavo Fucks puntea sus propios destacados. “¿Tres momentos de Indomables? El monólogo de Petti sobre los vínculos de Manzano con De Santibañes, el programa posterior a ganar el Martín Fierro, donde dijimos que nos trataron como el culo, no nos poncharon, nos pusieron al lado del baño.”
Ahora que irán a la medianoche, Sebastián Wainraich no subestima la competencia que se viene: nada menos que los programas de concurso vía celular. “No creo que cambiar de horario implique demasiadas diferencias –dice–. Porque ni siquiera a la tarde nos cuidamos demasiado con lo que decíamos. A mí me gustan Emiliano Rella y Carla Conte, del 9, y no porque el programa sea especialmente entretenido, pero ellos sí son buenos conductores.” Guillermo Pardini, columnista apodado Clark Kent, encargado de los extravíos y los descuelgues, se da permiso para fantasías: “Me hubiera gustado hacer el último programa desde la calle, debatiendo entre nosotros qué sería de nuestro futuro, poder cerrar prolijamente y bien este Indomables... y ahora, para la nueva etapa, quiero que agreguen bailarinas, strippers y catering”.
El corte de la aparición de Mario Pontaquarto en TVR sigue motivando reacciones: ayer fue el turno de Capif, la cámara que agrupa a las productoras independientes, que acusó de “violación de propiedad intelectual y acto de censura violatorio de principios constitucionales” por el corte de la aparición de un invitado, a cargo del canal. Gustavo Noriega, panelista de Indomables, lo entiende como “un nuevo tipo de censura. Antes era de afuera del medio hacia adentro, y ahora, con el entrecruzamiento de intereses comerciales y políticos, se ejerce desde adentro mismo de los canales. Antes Romay era solamente Alejandro Romay; ahora un canal es una trama más compleja. Entre TVR, el canal y el público había un pacto de responsabilidad mutua, que se cortó unilateralmente”. Pettinato agradece los apoyos recibidos y se sorprende: “Magdalena, con sólo mirar hacia el plato en Almorzando de Mirtha Legrand, mientras hablaba Rolando Graña, logró lo mejor de sí misma. ¡Y yo que me sentía un censor por cargarlo con su corte de flequillo...! Hace falta un regreso de Indomables –sigue–, porque la gente necesita de esa mezcla de razonamientos disparatados con lo sorpresivo de su humor, lo estúpido que resultaba por momentos... Hace falta porque informa, divierte, te hace pasar el rato. Y esa mezcla de funciones es justamente la que los pueblos necesitan antes de perderlo todo, finalmente, y prepararse, ahí sí, para la verdadera revolución”.