TELEVISION › ENTREVISTA A LOS PROTAGONISTAS DE PERSON OF INTEREST
En la serie, Michael Emerson y Jim Caviezel encarnan a un millonario y a un ex agente de la CIA que pueden impedir que se cometan crímenes con la ayuda de una máquina que los predice. Y la policía protagonizada por Taraji P. Henson debe lidiar con estos dos justicieros.
› Por Roque Casciero
Ah, la paranoia... ¿Qué sería del ser humano del siglo XXI sin esa constante sensación de ser actor en el programa televisivo de algún “privilegiado” sentado frente a una pared repleta de monitores? Porque, ¿para qué existen, si no, todas esas cámaras de circuito cerrado? Si nadie cree en esas explicaciones de que son para brindar más seguridad y resolver crímenes y pecados... De esa sensación de paranoia permanente se alimenta –y a su vez, ayuda a alimentarla– la serie Person of Interest, que Warner Channel emite cada martes a las 21. ¿Y quién otro podría estar detrás si no el nuevo maestro en eso de cuestionar el sentido de la realidad? J.J. Abrams, el creador de Lost, es el productor ejecutivo de este envío imaginado por Jonathan Nolan (hermano de Cristopher, el director de la nueva saga de Batman).
Person of Interest comenzó con el encuentro en Nueva York entre un multimillonario genio de las computadoras, el misterioso señor Finch (Michael Emerson, el ex villano de Lost, precisamente), con un ex agente de la CIA convertido en homeless y alcohólico, John Reese (Jim Caviezel, el protagonista de La pasión de Cristo). A pedido del gobierno norteamericano, Finch había creado una máquina que predice crímenes, en un escenario posterior al ataque a las Torres Gemelas. El tema fue que a los altos mandos sólo les interesaban los delitos relacionados con el terrorismo y pretendía borrar las predicciones de aquellos “irrelevantes”, domésticos. A Finch eso le generó un dilema moral y, como tiene evidentes problemas para caminar y girar el cuello, necesitaba de un brazo armado y letal, por eso la entrada en (mucha) acción de Reese. Pero, como para complicar más las cosas, la dupla nunca sabe si el número de seguro social que escupe la bendita máquina es de la víctima o el victimario.
“Como al gobierno no le interesan los casos que no tienen que ver con el terrorismo, entre Finch y Reese se convierten en una suerte de justicieros, lo cual podría ser bueno o malo, porque siempre es cuestionable cuando las personas toman la justicia en sus propias manos”, le dice Emerson a Página/12. “Esto siempre ha sido un tema en la cultura norteamericana, así que es interesante tomar una temática que viene desde los westerns, y hacerla contemporánea y urbana.”
Michael Emerson: –Bueno, es tan satisfactorio cuando se hacen cosas buenas, ya sea por medios legales o no... Nuestros personajes operan en una zona gris. Y una de las cosas interesantes que abordamos en el programa es qué hacés cuando no tenés toda la información. ¿Qué ocurre cuando creés que sabés quién es el victimario y quién es la víctima para luego descubrir que te has equivocado? Hasta ahora hemos logrado no matar a ningún inocente.
M. E.: –(Se ríe.) Exacto. Es complejo, porque estamos en una zona gris en cuanto a lo moral. Y eso me gusta.
No hay zonas grises de ningún tipo en los estudios Silvercup, en pleno Queens: en un piso se graban la nueva versión de Bonanza y White Collar, en otro están los sets de A Gifted Man y Person of Interest. La habitación en la que el señor Finch tiene la famosa “máquina” está decorada con fotos de los implicados en delitos... aunque en realidad son de la crew del programa. También está emplazada allí la comisaría en la que la teniente Carter (Taraji P. Henson, la madre de El curioso caso de Benjamin Button) trata de encontrarle la lógica a la aparición de “un tipo vestido de traje” que parece ser un criminal, pero resuelve crímenes. “Carter es la voz de la razón”, explica la actriz. “Ella es la que se pregunta si lo que hacen Finch y Reese está bien o mal, y eso es lo que el público también se cuestiona. Carter llega siempre tarde porque todo esto es información nueva, así que le tomará tiempo ponerse a la altura. Para ella, al principio Reese es un criminal y debe apresarlo, pero a medida que va pasando la serie comienza a cuestionarse si realmente estos tipos son los malos de la historia. Esa es su disyuntiva.”
Caviezel llega al encuentro con Página/12 sin el traje hecho a medida que usa en la serie, pero no es necesario que se ponga a tirar patadas para imponer su presencia. Y en un tono bajísimo asegura que Person of Interest es “como una mezcla entre La supremacía de Bourne y 24, en la tradición de Harry el sucio y las películas de Charles Bronson”. “La idea del justiciero resuena en muchos países... Cuando me golpeaban los matones en el colegio, empecé a pensar qué hacer para evitar que me cagaran a palos. Pero no podía imaginarme que tomar clases de artes marciales en aquel momento iba a servirme para un programa como éste.”
Jim Caviezel: –Creo que esas películas de Matt Damon han establecido algo diferente. En las viejas películas de James Bond había una suerte de falta de conciencia, pero en las nuevas eso ha cambiado. Creo que Daniel Craig ha hecho una buena interpretación del espíritu de la época: ahora, matar afecta a Bond.
J. C.: –Ahora estoy más atento a las cosas que me rodean. Sólo con caminar por Central Park uno ve la cantidad de cámaras que hay... Supongo que existe un beneficio en eso por el mundo en el que estamos viviendo, con el terrorismo... Yo pensaba que no habría nada peor después de lo que vivimos en la Guerra Fría, pero ahora, con el terrorismo, una “bomba sucia” puede matar a miles de personas al instante. Lo de las cámaras es consecuencia de eso. Y parece funcionar, pero al mismo tiempo mata nuestra inocencia. En la secundaria leí el libro 1984, de George Orwell, y pensé: “Esto jamás va a pasar”. Y ya ve...
Taraji P. Henson: –Yo ya era paranoica desde antes, pero esto me ha vuelto aún peor. Estar en este programa no ayuda en ese sentido (risas). Vivo en un departamento sin cortinas y siento que todo el mundo está mirándome, me siento vulnerable. A veces me acuesto y empiezo a pensar: “¿Qué pasa si el dueño del departamento puso cámaras y me está grabando?”. Pero no se puede estar pensando mucho en eso o te volvés loco.
J. C.: –En mi caso, ahora pienso más acerca de aparatos como el celular, porque en nuestro programa se puede ver cuán fácil es hackear el celular de alguien y hacer que se convierta en un satélite del nuestro, para poder escuchar lo que el otro escucha, leer lo que el otro lee en los mensajes de texto, o seguirlo mediante el GPS. ¡El GPS! Ahora es parte de nuestras vidas, pero hace veinte años ni se te ocurría que algo así pudiera existir. Todavía me vuela la cabeza poder entrar a Google, poner la dirección del hogar de mis padres de Iowa, y de inmediato ver una imagen de la casa y de mis padres en la puerta.
M. E.: –Claro. A veces me siento como si mi vida fuese parte de alguna guía de turismo de Nueva York en la que dice que si caminás por la 10ª Avenida quizá puedas ver a Michael Emerson paseando a su perro. Siento que soy parte de las atracciones turísticas. Pero eso está bien porque me identifico con mi barrio y cualquier razón para que lo visiten es buena.
M. E.: –No es ciencia ficción, la tecnología ya existe. Si podés reunir la suficiente información en un mismo lugar, a través de un software de reconocimiento de patrones muy sofisticado, se podrían conectar puntos aparentemente invisibles para el ojo humano. De hecho, en un capítulo que está por venir, a través de un flashback, Finch nos llevará a través del proceso de la máquina. Aunque es mejor que no les arruine la trama...
A J.J. Abrams le gustó mucho el trabajo de Jim Caviezel en La delgada línea roja, por eso fue que lo convocó a la hora de ponerle el cuerpo a John Reese en Person of Interest. Para el actor, el interés por mezclarse en un programa que combina misterio y acción empezó mientras grababa la miniserie El prisionero en Inglaterra. “No podía regresar a Estados Unidos por la erupción del volcán en Islandia (en marzo de 2010), así que estuve bastante tiempo en el mismo hotel, juntándome cada noche con la misma gente, y me hice bastante amigo de Kiefer Sutherland. Una noche, después de hablar con él, llamé a mi agente y le dije: ‘Si llega a aparecer otra 24, avisame’. Y acá estoy.”
–Eso salió tergiversado. Lo que realmente dije fue que si decidís abrazar la religión pensando en tener una vida fácil, estás bien equivocado. Hicieron que sonara como que me estaba quejando cuando en realidad me refería a algo que tenía que ver con que en algún punto la gente va a herirte cuando hacés cosas buenas. Parate en cierto grupo, decí “esto no está bien, no deberíamos consumir drogas” y vas a ver que te dejan de lado. Hacer lo correcto no siempre es fácil, pero tenés que tener una integridad. A mí eso me afecta en los roles que elijo: tienen que tener una cualidad redentora. En cuanto a mi carrera, en comparación con muchos otros actores, he tenido más que suficiente suerte. Y todavía sigo adelante, así que, ¿quién sabe?
–Bueno, mi personaje al principio iba en camino a suicidarse, así que lo que dijo Michael no está muy lejos de la verdad. De hecho, en el final del piloto, Finch dice: “Vos y yo probablemente no salgamos vivos de esto. ¿Qué querés hacer?”. Y mi personaje le responde: “Bueno, igual ya estaba muerto”. ¿Qué hace este personaje que resulta tan atractivo, si su trabajo es eliminar gente? El tema es que hay algo en él que lo lleva a sacrificar su vida por salvar otras. El elemento que yo estaba buscando es que Reese y Finch necesitan hacer justicia: incluso si el gobierno no tiene los medios, este tipo va a conseguir justicia. También, obviamente, sabiendo que estaban involucrados J.J. Abrams, Jonas y Warner Brothers, sabía que esto iba a ser algo realmente especial, algo a lo que podía entregarle mi alma.
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