A esta altura nadie puede desconocer que se trata de una gran farsa, una gran mentira disfrazada de reconocimiento a las producciones televisivas y radiofónicas de 2011. Lo saben los casi cien miembros de la Asociación de Periodistas de Televisión y Radiofonía de Argentina (Aptra), que ni siquiera se sonrojan cuando emiten su voto vaya a saber uno con qué criterio. También son conscientes de lo que el Martín Fierro pone en juego los actores, autores, productores, directores y demás profesionales del medio, que se prestan en forma complaciente a ese show donde la moda parece interesar mucho más que el trabajo artístico. Y luego de los mil y un equívocos y absurdos de Aptra –consagrados antenoche con la premiación como mejor miniserie y Oro a El Puntero, cuando El hombre de tu vida se había impuesto en la competencia directa en los principales rubros–, también saben los millones de televidentes que siguieron la ceremonia (promedió 30,7 puntos de rating en El Trece) lo que los Martín Fierro son, lo que representan.

Aun con sus tropiezos y excesos, nadie duda de que la TV argentina supo desarrollar contenidos de calidad, impecables en su factura técnica. Reconocida fronteras afuera, no deja de sorprender –sin embargo– que esa misma industria se entregue a los pies de un premio que no está a la altura de los profesionales que la enriquecen a diario. La TV argentina merece un premio prestigioso y serio, que reconozca el trabajo de cada uno de los engranajes que le dan sentido, desde los técnicos hasta los artistas. Un galardón que no sea “permeable” a ningún otro interés que no sea el de distinguir a programas por lo que representan artística y culturalmente y a los profesionales del medio por el aporte que hacen a esas producciones. En definitiva, un galardón que no esté condicionado por compensaciones, necesidades de audiencia o canales transmisores.

Por más tradición y popularidad que tenga, ningún premio puede resistir ante la incoherencia en sus nominaciones o premiaciones. ¿Cómo se explica, si no, que la miniserie que fue elegida como la que tuvo mejor guión, dirección, actriz protagónica, participación especial y cortina musical (El hombre de tu vida) haya perdido como mejor programa de su género con otra (El Puntero) que sólo fue distinguida por la actuación de su protagonista? ¿Y que para ponerle el moño al absurdo esta última se alzara con el Oro? ¿Hasta cuándo quienes hacen la TV van a seguir avalando, con su festiva presencia, el Martín Fierro? Sólo un premio que reconozca la excelencia, con seriedad y coherencia, hará de la TV argentina una industria cultural mejor. Y nadie se ofenderá si no gana. Y todos festejarán, igual, la posibilidad de seguir creando.