Martes, 11 de diciembre de 2012 | Hoy
TELEVISION › ENTREVISTA A CHARLOTTE BRäNDSTRöM, DIRECTORA DE LA VERSIóN SUECA DE WALLANDER
La realizadora franco-sueca toma partido, claro, por Henriksson, el inspector escandinavo de la serie basada en las novelas de Henning Mankell. “En los relatos suecos, la violencia es más cruda y realista”, destaca Brändström.
Por Javier Aguirre
Si la trilogía de Millennium o los casos policiales que enfrenta el inspector Kurt Wallander sirven como parámetro, es fácil espantarse un poco por los niveles de violencia y crudeza que aparecen en dos de los relatos suecos mundialmente más populares de estos tiempos. La realizadora franco-sueca Charlotte Brändström es una de las responsables de dirigir la actual versión made in Suecia de Wallander, serie basada en las novelas policiales de Henning Mankell. Wallander tiene la particularidad de que cada capítulo es, en realidad, un largometraje, a tal punto que algunos de los episodios –como Revenge, dirigido por Brändström– hasta fueron estrenados en cines, en Suecia y otros países.
Página/12 dialogó con Charlotte Brändström, directora de la versión nórdica de Wallander, que se encuentra en Suecia rodando, precisamente, un nuevo caso de la tercera temporada –que será la última– de la serie basada en el inspector-emblema del policial sueco.
–Los personajes, que tienen que ser fuertes, complejos y profundos. Una historia de crimen y misterio resulta mucho mejor cuando al personaje principal le pasa algo realmente personal. Y el suspenso, por supuesto.
–Absolutamente. Existe una forma sueca (o escandinava) de contar historias. El increíble éxito tanto de Millennium como del Wallander de Henning Mankell, de hecho, han alertado al mundo sobre esa forma narrativa particular. Y sospecho que, en parte montándose a la ola de esas dos sagas, otras producciones nórdicas están recibiendo atención internacional. Dos ejemplos son la coproducción sueco-danesa The Bridge, y la serie danesa The Killing, que ya tiene su remake norteamericana; ambas están resultando muy exitosas en distintos países. La forma escandinava de narrar mezcla la eficacia norteamericana con personajes fuertes y oscuros. En particular creo que, en las películas suecas, la violencia es más cruda y realista que en el cine norteamericano. En las producciones de los Estados Unidos, el personaje principal siempre necesita, en un punto, agradar. Pero en las suecas damos más valor a que los personajes sean profundos, problemáticos, atormentados. El mismo Wallander es un buen ejemplo. Como dijo una vez Henning Mankell: “No estoy seguro de que Wallander y yo pudiéramos ser amigos si nos encontráramos en la vida real. Aunque compartamos el amor por la música y una actitud calvinista hacia el trabajo, en lo demás somos muy diferentes y él no me gusta demasiado”. Otra comparación podría ser con los thrillers franceses, en los que el tema por lo general es más fuerte que los personajes, que resultan funcionales a la historia. En cambio, en los thrillers suecos la historia está construida a partir de los personajes y en torno de ellos.
–No necesariamente. Sí advierto que las películas suecas tratan la violencia social mucho más a menudo que el cine de otros países. Los ciudadanos suecos están muy involucrados con los problemas de las sociedades actuales. Las historias de Wallander buscan exponer la falta de igualdad que hay en la sociedad, así que la problemática del racismo y hasta los crímenes vinculados con cuestiones racistas con frecuencia aparecen en sus casos.
–¡Las historias! Me encanta la profundidad que tienen, la forma en que cambian, cómo intentan explicar el mundo en el que vivimos. Mankell escribe sobre lo que significa ser humano, sobre aquello que caracteriza nuestro mundo, nuestra existencia.
–El escribe una corta historia, a modo de base, y nos acompaña a ver y elegir las locaciones. Por ejemplo, la elección de la casa de Wallander, en la playa, resultó muy importante para él.
–¡Obviamente que prefiero la sueca! Krister Henriksson puede dar vida a un personaje que no es muy agradable. Ya lleva grabados más de treinta episodios de Wallander de 90 minutos de duración, y conoce al personaje mejor que nadie. Es un actor que resulta muy excitante de dirigir, porque siempre desafía al director a encontrar algo personal y nada convencional en cada escena. Nos divertimos mucho imaginando el subtexto de las escenas. A veces pueden ser detalles pequeños, que casi nadie va a notar, pero de todos modos al final de la producción siento que todo eso lleva a sentir la diferencia, porque hace que su actuación sea auténtica y realista. Siento que, en mis ojos, Henriksson es el Wallander perfecto. Tanto es así que me cuesta muchísimo ver a Kenneth Branagh haciendo el mismo papel, a pesar del inmenso respeto que le tengo como actor. El Wallander de Henriksson es más oscuro, más ambiguo, más fiel al personaje. Y Henriksson está, además, rodeado de un elenco en el que están los mejores de Suecia. Es muy raro que una serie incluya a un grupo de actores y actrices tan importantes. Las dos series son, obviamente, muy distintas. La producción inglesa tiene mucho más presupuesto, lo que significa más tiempo de producción y más locaciones, además de un estilo de rodaje que por momentos es más sofisticado.
–En este momento estamos terminando un episodio de la temporada final de Wallander, basado en The Troubled Man –El hombre inquieto, según la edición en castellano–, el último libro que Henning Mankell escribió sobre el personaje. Wallander está investigando mientras intenta ocultar a todos los que lo rodean, incluso a su hija, que está desarrollando la enfermedad de Alzheimer. Su incapacidad para desarrollar las relaciones personales es cada vez más fuerte a causa del secreto oscuro con el que carga. Y tiene que encontrarse cara a cara con su rival más intratable: él mismo.
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