TELEVISION › HUMOR BRITáNICO EN UNA SERIE DE CULTO
Los memoriosos recordarán The Greatest American Hero, aquella serie de comienzos de los ’80 sobre un superhéroe que tenía el don de volar, pero que no sabía aterrizar. Más allá de su torpeza, el paladín de la justicia siempre lograba su cometido. Vaya uno a saber si a Howard Overman, el creador de Misfits (va por I.Sat en la trasnoche del viernes, a la 1 del sábado) se le cruzó por la cabeza aquel otro programa que derrochaba humor inocente matizado con alguna pizca de policial. Posiblemente no. Misfits trata sobre cinco superhéroes punks, adolescentes desclasados que deben aprender a lidiar como puedan con el poder conferido. El programa, que va por su cuarta temporada en Inglaterra, se ha transformado en una serie de culto por su mezcla inusitada de géneros, diálogos agudos y el tratamiento de un tema siempre espinoso como es el de la identidad adolescente. Aunque las salidas siempre vayan hacia la carcajada no se trata de remates con redoblante. The Guardian lo definió como un programa tan tonto como avispado, “gracioso, oscuro y a veces atemorizante”.
El quinteto pasa cada día cumpliendo tareas comunitarias en un centro de los suburbios londinenses. Está el ex deportista estrella que probó sustancias ilegales y la Justicia decidió tomar con él una medida ejemplificadora. La chica promiscua que se le insinuó a un policía. Otra que resuelve cualquier conflicto a las piñas. El retraído incendiario. Y Nathan, el verdadero protagonista de esta historia, el chico sarcástico que dice que está ahí tras haberse “robado unos caramelos”. Una tormenta eléctrica es la culpable de que adquieran poderes sobrenaturales (viajar por el tiempo, inmortalidad, telepatía, invisibilidad y ¡generar orgasmos al contacto!). Lo peculiar es que, más que disfrutar, van a padecer sus nuevas destrezas. Es más, los Misfits no tendrán superplanes ni un salón de la justicia para encontrarse. Y el único traje que llevan puesto es un overol anaranjado demasiado parecido al de los presos. “Esto sólo pasa en Estados Unidos. Acá no va a ser genial. Esperen una semana y va a ser la misma porquería que antes”, describe Nathan.
La serie podría llegar a ser clasificada genéricamente de distintas formas. Un dato clave: los votantes de los premios Bafta, en su entrega de 2010, la galardonaron como mejor drama. Y no hubiesen estado equivocados si se llevaba los galardones por mejor serie de terror, ciencia ficción y, obviamente, humor.
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