Lun 01.04.2013
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TELEVISION › COMBATIENTES, LA MINISERIE SOBRE MALVINAS QUE ESTRENA MAñANA LA TV PúBLICA

Los pequeños detalles de una guerra

La miniserie de 13 episodios, surgida del plan de Fomento TDA, narra la historia de seis ex combatientes. “Quisimos preguntarnos qué le pasa a una persona en una situación de mierda que lo excede por completo”, señala el director Jerónimo Paz Clemente.

› Por Leonardo Ferri

La historia de cómo se construye un programa de televisión puede no resultar atractiva en la mayoría de los casos. Acostumbrada la TV argentina a que sus ficciones lleguen desde las productoras más conocidas o de los mismos canales (que cuentan con una estructura aceitada y una aprobación por el sólo hecho de venir de ahí), es cada vez más frecuente encontrar en la pantalla producciones chicas en lo económico y en los recursos, pero enormes en contenido y calidad. El interés, entonces, no sólo radica en el contenido de la historia, sino también en la historia detrás de la historia, en cómo hacen tres personas para poner en marcha una idea y que ésta se convierta en realidad. Tal es el caso de Combatientes, la miniserie que desde mañana la TV Pública emitirá de martes a jueves a las 22.30, nacida, pensada, escrita, producida, dirigida y promocionada por tres sub 30 que se cargaron todo el proyecto al hombro. “Se hace golpeando puertas, preguntando y aprendiendo”, admite Tomás de las Heras, uno de los directores de la ficción y el primero en llegar al encuentro con Página/12. Una vez acoplados a la charla, la productora Sol Inzillo y el director Jerónimo Paz Clemente coinciden en que esta ficción implicó un gran esfuerzo para todos los que trabajaron en ella, pero también un gran aprendizaje sobre cómo manejarse en el peculiar mundo televisivo.

La serie –protagonizada por Lucas Ferraro, Lautaro Delgado y Lucas Escariz junto a un gran elenco de caras conocidas y reconocidas (pero no famosas)– es una miniserie de 13 episodios surgida del plan de Fomento TDA (Televisión Digital Abierta), que narra de manera coral la historia de seis ex combatientes de la guerra de Malvinas, en la que cada relato particular contribuye a generar uno más global. Sin intención de ser historicista ni de acercarse al documental, la historia hace foco en los pequeños detalles y situaciones que serían insignificantes en cualquier relato del conflicto bélico. “La idea surgió con la intención de contar historias concretas, sucesos reales de qué les pasó a determinados personajes en determinadas circunstancias”, resume Paz Clemente. “La miniserie no narra la guerra en sí, sino que el conflicto bélico es el marco, el contexto de la historia de los personajes, un contexto que los aplasta y los marca para siempre, pero que nunca habla del conflicto en sí”, explica.

–Para personas como ustedes, que rondan los 30 años y no tienen recuerdos propios de esa época, ¿cómo fue el trabajo previo?

Tomás de las Heras: –Los testimonios de los ex combatientes fueron fundamentales. Para lo histórico teníamos otras vías de acceso, como libros, documentales o Internet, pero sucedió que a medida que íbamos avanzando en los testimonios, encontramos espacios que nos permitieron ir a lo no histórico, a la anécdota personal, y todo eso generó mucha más ficción en nuestras cabezas que lo histórico en sí mismo. Ese proceso con los ex combatientes nos llevó hacia otros puntos de interés, como al de la posguerra, que ellos mismos se encargaron de mostrarnos que tenía mucho más atractivo en términos argumentales que la guerra misma. Y eso a la vez nos permitió corrernos del lugar común, un lugar que ya fue tratado sobre todo en el cine. En cuanto a lo generacional, el hecho de estar alejados en el tiempo creo que también nos permitió tener una mirada menos estructurada.

–¿Cómo fue la reacción de los ex combatientes cuando vieron sus historias en la pantalla?

Jerónimo Paz Clemente: –Ellos siempre estuvieron dispuestos a hablar, más allá de la serie. Parte de su rutina semanal es ir por los colegios y contar lo que les pasó en la guerra, en su vida personal y dar sus conclusiones. Creo que parte de ese diálogo tiene que ver con su propia cura, con la necesidad de contar lo que les pasó, como si fuera una terapia diaria, una catarsis. Yo particularmente tenía mucho miedo de qué me podrían decir sobre la serie y, sin embargo, lo que me devolvieron fueron palabras de agradecimiento, porque la historia narra un costado muy sensible sin abrir juicio sobre qué estuvo mal y qué estuvo bien. Hablamos de qué le puede pasar a cada uno en una situación así, en la que llegue una carta que diga que uno tiene que ir a pelear. El enfoque es real, no tan estigmatizado, quisimos preguntarnos qué le pasa a una persona en una situación de mierda que lo excede por completo.

T.D.L.H.: –Ellos utilizan mucho el término “malvinizar” como una forma de describir esa acción de dar a conocer su mensaje. Y agradecieron que nosotros estemos “malvinizando”, dándole actualidad al tema.

–Igualmente Malvinas es un tema de mucha actualidad. ¿Eso les genera algún tipo de expectativa especial?

Sol Inzillo: –Vale aclarar que cuando presentamos el proyecto no era un tema de actualidad o, al menos, no tanto como lo es ahora, pero sí éramos conscientes de que se cumplían 30 años del conflicto.

J.P.C.: –Es una coincidencia que nos viene bien, eso es innegable. Al margen de que cada uno quiere que a cualquier proyecto en el que esté involucrado le vaya bien, sentimos que la serie está encarada desde un lugar que hasta ahora no había sido tocado: la guerra es un tema humano, general, y no solamente ideológico. Y Malvinas tiene la capacidad de generar en cada uno una reacción distinta, desde la épica de “vamos a volver y les vamos a romper el culo” hasta la del pibe que estuvo llorando en un pozo. Todo fue real, no hay una más correcta que la otra, y por eso haber elegido contar todo eso desde un personaje genera más empatía y la necesidad de saber qué va a pasarle, y hace que el mensaje llegue más claro que si hay una bajada de línea del tipo “los ingleses son malos, nosotros somos buenos”. Como realizadores lo que más nos interesaba era hablar de Malvinas desde otro lugar, mostrar la vida en dimensiones. Uno a veces tiene miedo de hablar de ciertos temas, que lo pueden llevar a ser tildado de tibio o de antipatriota... Si yo llego a decir que también me dan pena los ingleses puede que me revoleen con algo, porque son temas muy sensibles.

La suma de los factores

Combatientes no sólo se destaca por su historia, contada desde un ángulo novedoso, sino por su realización. Para una productora independiente (que por ahora no tiene ni siquiera nombre propio), resultaba imposible viajar a las islas, por lo que hubo que buscar alternativas para que el producto final resultara creíble. Aun bajo el riesgo de romper la magia, Inzillo cuenta que todas las imágenes de batalla o de las islas fueron filmadas en Campo de Mayo, a las que se agregaron algunos paisajes malvinenses mediante técnicas de posproducción. “Desconozco las razones –explica Paz Clemente–, pero éste siempre fue un tema que me lastimó muchísimo y sobre el que me gustó investigar y leer. Para un trabajo anterior había escrito un guión para un corto que tenía que ver con la relación de dos soldados, un inglés y un argentino, que quedaban atrapados en un pozo, sin poder comunicarse de manera verbal, pero que cada uno ayudaba a sobrevivir al otro hasta que la guerra terminaba. Investigando sobre eso me empecé a topar con ex combatientes, y fue inevitable darme cuenta de que había un universo de historias para contar. Y sabiendo que estaban los concursos para la TDA, pensamos en hacer una miniserie”. Inzillo agrega: “Paralelamente nos dimos cuenta de que necesitábamos mucha infraestructura para hacer un corto bélico. ¿El Ejército nos daba un Hércules, helicópteros, fusiles y entrenamiento y lo íbamos a usar sólo para hacer un corto?”

–Tanto la reconstrucción histórica como el elenco son impecables. ¿Cómo se logra eso a partir de una productora chica?

T.D.L.H.: –Tuvimos mucha colaboración del Ejército. Por ejemplo, el área de vestuario investigó cómo eran los uniformes en 1982, y luego cotejó esa información con el Ejército y con los ex soldados, que muchas veces decían que tal o cual cosa no había sido así.

J.P.C.: –Los detalles son los que hacen que uno realmente crea que lo que está viendo ocurrió de verdad. Se nota en la ropa, en el arte, en el televisor, que es de la época, y en el maquillaje, que se corrió de la norma común, que indica que los rostros deben estar limpios y prolijos. En el casting la idea fue priorizar el physique du role, que sea el actor justo para el personaje antes que una cara conocida.

T.D.L.H.: –Los soldados tenían en promedio 18 años, y un teniente tendría algunos más. Necesitábamos actores jóvenes, pero que no lo fueran tanto como para después poder interpretarse a ellos mismos más grandes.

–¿Cómo reaccionaron los actores ante ustedes, novatos totales en el mundo televisivo?

T.D.L.H.: –La propuesta hacia ellos fue muy seductora: van a construir personajes con un montón de bemoles, van a tener ensayos, entrenamiento militar con armas... Los alentamos a que construyeran el personaje, a que investigaran, a entrevistarse con los ex combatientes... Los invitamos a jugar.

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