Jue 16.05.2013
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TELEVISION › ERIC NEPOMUCENO ENTREVISTA A PERSONALIDADES DE AMéRICA LATINA EN SANGUE LATINO

“No he visto un momento igual”

El periodista brasileño conduce un ciclo que, a través de conversaciones, consigue “trazar un gran mosaico” que muestra la riqueza cultural de la región. Por ahí pasaron desde Eduardo Galeano y Chico Buarque a Laura Restrepo y León Ferrari.

› Por Emanuel Respighi

América latina late con más fuerza que nunca. No sólo por la integración comercial, política y cultural que la región supo construir en los últimos años. También se percibe una mayor fluidez corriendo a través de los vasos comunicantes por el lugar que la región ocupa en los medios de comunicación, donde de un tiempo no muy lejano a esta parte –más allá de los matices en las miradas– lo que pasa en el resto de los países latinoamericanos comenzó a tener un interés mayor al histórico. En esa tendencia, tan visible e inevitable, se enmarca Sangue latino, un programa de entrevistas a diversas e inquietas personalidades de la cultura y la política de la región, por medio de las cuales los televidentes pueden captar la convivencia multicultural de este lugar en el mundo. Conducido por el periodista Eric Nepomuceno, Sangue latino es la más clara demostración de que no hay mejor manera de comprender la riqueza cultural de América latina que la que se refleja con ojos propios.

Sangue latino es un ciclo con características propias que lo vuelven atípico. Lo primero que salta a la vista para quienes vean el ciclo (ingresando a www.youtube.com, a www.vimeo.com y a www.canalbrasil.com, escribiendo el nombre del programa) es la manera en la que está trabajada la estética, que lo distingue del resto de los contenidos audiovisuales por estar grabados en alta definición y en blanco y negro, con una cuidada fotografía y una musicalización sofisticada. Esa factura lo ubica más cerca del documental que del lenguaje televisivo. “No es, ni de lejos, un típico programa de TV como vemos en la Argentina o Brasil”, arriesga Nepomuceno en la nota con Página/12. “La dirección de fotografía, por ejemplo, es de Walter Carvalho, el más importante fotógrafo de cine de Brasil y uno de los más prestigiados de América latina. Ha sido fotógrafo de películas de Walter Salles (Central do Brasil), Ruy Guerra, Hector Babenco y una larga y nutrida lista de directores de primerísima línea. No es nada usual –al contrario– tener ese grado de calidad y sofisticación en la televisión”, subraya el cronista de la sección Internacionales de este diario.

Claro que la atracción de Sangue latino no se limita a la forma. En la amplia selección de invitados en sus tres años de vida parece estar representada la variopinta cultura latinoamericana, no sólo por sus orígenes sino también por sus profesiones. “Toda la concepción del programa –señala el periodista– es del documentalista Felipe Nepomuceno, que además de ser un documentalista prestigioso es mi hijo. El estableció la línea del programa, cuyo objetivo es, a través de conversaciones mías con personalidades de distintas áreas y tendencias, todas latinas aunque no todas latinoamericanas, y que son dueñas de mentes inquietas, trazar un gran mosaico que deje asomar la América latina de nuestros días”.

–¿Considera que el programa, además de la reflexión, tiene la –tácita– aspiración a representar audiovisualmente la rica cultura regional?

–Sí, y creo que estamos logrando construir ese mosaico que el director del programa se propuso. Contamos con la palabra de gente como el sociólogo brasileño Fernando Henrique Cardoso, quien fue presidente de Brasil, y la cantante cubana Omara Portuondo, una reina de la canción, y con el pintor argentino Guillermo Kuitca y el dúo de raperos cubanos Los Aldeanos, con el cineasta mexicano Arturo Ripstein y el poeta brasileño Ferreira Gullar, con la escritora colombiana Laura Restrepo y su colega brasileño Milton Hatoum, con el cineasta uruguayo Pablo Stoll y el artista plástico mexicano Felipe Ehrenberg, con el teólogo brasileño Leonardo Boff y el cineasta español –profundamente vinculado con la cultura latinoamericana– Fernando Trueba, el compositor brasileño Milton Nascimento y Macarena Gelman... Claro que faltan nombres, que no pudieron o no quisieron participar. Pero nuestra lista es amplia, consistente, muy representativa, y estamos orgullosos de ella.

–Las entrevistas tienen un maridaje interesante entre la informalidad y la profundidad. ¿Cómo logra esos climas? ¿Hay una preparación especial?

–La verdad es que no las preparo... Con Felipe, el director y creador de la serie, hemos establecido una lista de temas y preguntas. Y las voy lanzando según transcurre la conversación. Por ejemplo, no hay ninguna preocupación factual, de actualidad. No les pregunté a Chico Buarque sobre su nuevo disco, ni a Antonio Skármeta sobre qué andaba escribiendo, o a León Ferrari sobre su próxima muestra. Creo que la informalidad es precisamente lo que lleva a la profundidad... En una charla entre dos personas se dice mucho más que en un encuentro entre entrevistador y entrevistado.

–¿Cuál es el criterio de selección de los invitados?

–El criterio es sencillo: alguien que tenga voz personal y visión propia de América latina. Gente de distintas tendencias y generaciones, de distintos segmentos de actividad. Hay, es verdad, predominio de artistas e intelectuales, porque no hemos logrado hasta ahora un deportista o un banquero disponibles...

–Sangue latino se emite un canal brasileño (Canal Brasil), pero sin embargo tiene una clara perspectiva latinoamericana, que parece estar a tono con estos tiempos que sobrevuelan la región. ¿Está de acuerdo?

–La condición esencial para que un programa con las características del nuestro pueda existir es contar con libertad total y absoluta. Y eso nos es dado por el Canal Brasil, una emisora por cable que es una asociación de cineastas y productores de cine. ¿Qué canal permitiría un programa en blanco y negro, con semejante grado de sofisticación como el que fue creado por Felipe? Ninguno. La verdad es que siempre quise que la serie –con la temporada de este año tendremos nada menos que 97 programas grabados en la Argentina, Uruguay, México, Cuba y Brasil, con una buena lista de participantes– se mostrara en otros países. Nunca se llegó a buen puerto. Hay conversaciones con canales de México y Colombia, pero no acompaño esas tratativas. En la Argentina, país donde viví y tengo amigos fraternos, sé que hubo conversaciones con el Canal Encuentro, pero por ahora parece que nada... Una lástima. Es un poco decepcionante que una iniciativa que busca precisamente mostrar los puntos que nos unen quede confinada a Brasil. De todas formas, algo es algo. La repercusión en mi país es bastante positiva. Y tanto es así, que llegamos, como dije, a casi un centenar de programas...

–Después de tres años de pensar y analizar junto a numerosas personalidades sobre la realidad latinoamericana, ¿qué conclusiones, a grosso modo, ha sacado sobre la actualidad y el futuro regional?

–No son conclusiones mías, sino que es lo que más oigo, casi unanimidad: nuestra América vive hoy momentos excepcionales. Con todos nuestros problemas puntuales, con los tropiezos, con la presión implacable ejercida por los privilegiados de siempre contra los que se proponen a cambiar lo que hay que ser cambiado, con todo eso, vivimos un momento extraordinario. En mis años de vida, y que son unos tantos, no había visto momento igual. Claro que el presente no se da exactamente como lo soñábamos los de mi generación, pero luego de tantas largas noches de plomo lo que tenemos ahora es lo más cercano posible. Nos miramos los unos a los otros con ojos propios, y eso es un logro formidable. Sangue Latino es un buen reflejo y un registro concreto de eso. Un registro de una realidad antes apenas soñada.

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